"CAPITULO 17"

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Me quedé parada ahí como estúpida. Era imposible, después de tantos años y aún así me parecía que era la misma mujer que se había ido hacía casi nueve años de esta casa por mi culpa.

—¿Alexia?

Me limité a asentir. No tenía ni idea de qué hacía ella aquí. Dëni había muerto hacía ya varios meses y hasta ahora ¿se dignaba a aparecer?

—¡Mamá, hay una mujer en la puerta! —Tasha gritó. 

Maldita sea. Lo que menos quería era que Janine la viera ahora. Tal vez era más prudente que Daniel hablara con ella primero. Los tacones resonaron en la madera y Janine se quedó parada a mi lado. Observó a Corine con cuidado hasta que cayó en la cuenta.

—¿Puedes decirle a papi que venga, corazón? —Tasha salió corriendo al comedor—, adelante.

—Gracias. 

Corine entró cargando una pequeña maleta y observó con cuidado la casa. Todo estaba distinto desde que ella se había ido, Janine cambió la decoración después de que las gemelas nacieron. Esta ya no era su casa.

—¿Así que tú eres Janine?—preguntó Corine, con un toque de sorpresa—, Charlotte me habló sobre ti hace mucho tiempo. 

La juventud de Janine estaba en toda su apariencia. Aunque Corine se conservaba bastante bien de todos modos.

—¿Qué ocurre, cielo?

Daniel se quedó petrificado cuando vio a su ex- esposa. Janine se encogió de hombros pero sabía que no estaba bien. Podía ser una visita cordial o no, pero era claro que no le hacía gracia que esta mujer se apareciera aquí.

—¿Qué haces aquí? —el tono de Daniel era seco, inexpresivo—, ¿dónde dejaste a mi hermano?

Auch. Golpe bajo. Corine sólo bajó la vista y no dijo nada ante este comentario. Creo que estaba consciente de que fue un gran error y un acto de traición haber cambiado a Daniel por su propio hermano. El querido tío Thomas. Era un bastardo. Jamás me había caído bien.

—No he venido a pelear, sólo queria verla y dejarle flores y claro, saber cómo estaban.

—Creo que será mejor que lleve a Tasha a su cuarto.

Janine tomó a la gemela y la llevó rapidamente por las escaleras, así que me fui al comedor. Lena y Emma seguían ahí platicando con Nina.

—Querida, parece que viste a un fantasma —Emma me miró preocupada—, ¿qué pasó?

—Corine, está en la sala con papá.

Lena puso los ojos como platos y dejó la taza a medio camino.

—¿En serio? 

—Sí.

—¿Y qué es lo que quiere?

—No lo sé tía, sólo dijo que vino a verla, a Dëni.

¿Por qué hasta ahora? ¿Por qué no el día del funeral? ¿Por qué esperar tantos meses para venir a ver la tumba de su única hija?

Incluso, aunque conviví más o menos un año con ella en esta casa, me seguía sintiendo incómoda. Corine se había comportado como una perra cuando yo llegué a formar parte de su familia y eso jamás lo iba a olvidar.

Decidimos quedarnos un rato en el comedor pues tal vez no era bueno interrumpir la plática a la cual, Janine se había unido. Me moría de ganas de saber qué era lo que Corine quería, pero hubo algo que me sacó de esos pensamientos.

Comenzó a llover. Por un momento creí que sería la típica lluvia de estos meses pero no, fue como si una gran tormenta se descargara aquí precisamente, se escuchaba horrible. El sonido de la caída de la lluvia en el techo era terrible y por un momento pensé que se vendría abajo. No se podía ver nada y los truenos y relámpagos no tardaron en aparecer. Era algo un poco siniestro. Y así pasaron dos horas y la lluvia no cedió. Eran casi las seis de la tarde y estábamos todos en la sala.

—Necesito ir a casa o mamá me matará.

Lena se había pasado casi media hora tratando de llamar a su madre pero la señal era un asco y no lograba localizarla. Yo tenía a Tabitha en brazos pues eran algo miedosas y no querían estar arriba solas. Me tenía tomada de la mano y apretaba muy fuerte cada vez que un trueno sonaba o un relámpago iluminaba el cielo ya casi nocturno. Al cabo de un rato se quedó dormida al igual que Tasha. Y Corine no dejaba de mirarlas, y era por una obvia razón. Las niñas eran muy parecidas a Dëni o mejor dicho, idénticas. Siempre pensé que por eso se llevaban tan bien con ella y eran tan cercanas. Se parecían a Daniel. Corine tenía un semblante triste y las miraba casi con admiración. Me preguntaba por qué no tuvo más hijos, aún era joven y capaz. 

—¡Anthony!

Lena se levantó de un salto cuando por fin su hermano le contestó. Fue hacia la ventana para tener mejor señal y aún así le era difícil hablar con él.

—Escucha necesito que vengas por mí —se quedó en silencio por un momento—, espera pondré el altavoz, ¿dónde está mamá?, no he podido contactarla.

Está en el supermercado, al parecer no ha podido salir de ahí por la lluvia —la estática no dejaba que la llamada se realizara con normalidad—, yo estoy con Harper.

—Pues ven por mí, te queda cerca.

¿Acaso eres idiota?, no estoy loco, me quedaré aquí, no pienso salir con esta lluvia.

Lena estaba comenzando a irritarse. Algo que podía llegar a fastidiarla era que Tony no hiciera lo que ella decía, pero vamos, él tenía razón, la lluvia era horrible e incluso en las noticias recomendaban quedarse en casa. No sabía cuál era la prisa de ésta loca por irse.

Quédate con Alex y yo le diré a mamá, no habrá problema.

—Anthony, estoy hablando en serio.

Lena, no escucho nada...

Y la llamada se cortó. Después de todo tendría que quedarse, era una idiota si creía que mis padres la dejarían irse.

—Tranquila linda, quédate aquí y mañana yo misma te llevaré a casa, puede pasar algo... —Janine se quedó a media frase y me miró nerviosa. 

No dije nada. Porque ella tenía razón. La lluvia podía causar muchas cosas.

—Supongo que también te quedarás,  Corine.

Ésta miró a Janine sorprendida; tal vez no esperaba que se lo ofreciera.

—De hecho planeaba irme hoy mismo, pero con esta lluvia lo veo difícil.

—Creo que es mejor estar aquí —Daniel se levantó y tomó a Tabitha. Por fin, mis pobres brazos—. La llevaré a su habitación, aunque creo que hoy seremos cuatro.

Daniel le guiñó a Janine. Esto era una señal de que todo estaba bien.

—Tienes unas hijas hermosas, se parecen mucho a su hermana.

Janine trató de sonreír ante el comentario de Corine pero no le fue posible. Si, tal vez ella solo era nuestra madrastra pero había mostrado más preocupación hacia Dëni en tan pocos años que podía decirse que tenía más derecho de sentirse mal. Observó a Tasha y no dijo nada.

—Alexia —Corine me llamó—, ¿puedo preguntarte algo?

—Claro.

—¿Quién era el jovencito que salió cuando yo llegué?

—Se llama Peter —Daniel respondió antes de que yo pudiera decir nada. 

Corine lo miró confundida y asintió. Esto no me gustaba. Ellos sabían algo que nosotros no y debía averiguar qué era.

—Bueno, dejemos eso ya —Emma apagó su cigarrillo y subió el volumen de la televisión—, debemos centrarnos en el clima.

Y en unos diez segundos todo quedo completamente oscuro. Genial.

—O podemos conseguir velas —respondí.

"El Elemento Perdido #1: Fuego" ⚠️Disponible Hasta El 31 De Diciembre⚠️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora