"CAPITULO 20"

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Lucinda miró a Robert con la mirada más amenazadora que tenía.

—Te largarás de aquí y más te vale estar alejado de mi hija, ¡no pienso decírtelo de nuevo!Robert no se movió ni un centímetro y no reaccionó siquiera a la amenaza de Lucinda. Mientras tanto la gente que se encontraba ahí, los miraron de manera incómoda.

—No es momento para esto Luce —Daniel la tomó de la mano y la llevó hacía las sillas.

—Necesitamos hacer esto rápido, la situación de Lena es delicada.

Miré a John confundida, la manera en la que le habló a Lucinda fue muy rara.

—¿Qué tan grave es? —pregunté.

—Logramos estabilizarla pero sólo por muy poco tiempo —John se limpió la frente—, necesito la sangre ahora, la herida es peor de lo que imaginé.

Todos posamos la mirada en Lucinda y ésta no se atrevió a contradecirnos. Podía ver su preocupación. La vida de Lena peligraba y no sabíamos en qué medida, pero debíamos actuar de inmediato. Aunque por otra parte, su estado beneficiaba mis planes. Descarté esa idea de inmediato. 

Vamos, no es momento para esa mierda.

—De acuerdo, pero luego de eso —señaló a Robert—, tú te largas de aquí.

—Vamos.

John se llevó a Robert durante al menos  treinta minutos, mientras tanto esperamos ahí pacientemente. Anthony no dejaba de dar vueltas por toda la sala de espera y comenzó a sacarme de quicio. Fui hacia él y le puse gentilmente las manos en los hombros.

—Vamos Tony, relájate, ella estará bien.

Sin dudarlo siquiera se arrojó a mis abrazos y me apretó contra él durante un largo tiempo.

—Lo sé Alex, sólo que me preocupa demasiado.

Levantó la mirada y observé sus hermosos ojos, les faltaba esa chispa que tanto caracterizaba a Anthony.

—Sé que ella es fuerte, todos lo sabemos, ven conmigo, vamos por un café.

Me lo llevé a caminar durante un momento para saber si podía decirme algo sobre Robert o sobre la reacción que Lucinda había tenido, pero nada salió de su boca. Cuando por fin terminamos el café,  nos decidimos a volver para saber si John tenía algo nuevo.

—Alex, espera —me detuvo a medio pasillo.

—¿Qué ocurre?

Me miró fijamente y no dijo nada. Sólo comenzó a acercarse cada vez más y sin darme oportunidad de reaccionar,  posó sus labios en los míos. Eso me dejó  un tanto confundida pero no me negué en corresponder a ese beso. Puso una mano en mi nuca y la otra en mi espalda acercándome más a él. Su lengua invadió por un momento mi boca y luego se separó levemente. Mantuve los ojos cerrados por un momento y él pegó su frente a la mía.

—Anthony yo...

—No me digas nada, por favor.

Se separó de mí aún más y creo que fue para evaluar mi reacción. Fue un beso muy bueno y a decir verdad jamás me imagine que Tony llegara a hacerlo algún día.

—Escucha, después de lo que pasó, yo no se si esté, bueno, preparada para algo como esto —debía ser sincera por lo menos.

—Lo sé Alex, y no te pido nada, sólo, no olvides lo que acaba de pasar.

...

Después de perder un poco la noción del tiempo, Corine salió de revisión y la enfermera aseguró que ya se encontraba en condiciones de irse a casa. La tormenta había disminuido y la gente estaba haciendo lo posible por restablecer los servicios de luz y todo lo demás.

—Yo puedo llevarla a casa y regresar después.

Janine estaba cansada y un tanto preocupada por las gemelas aunque estuvieran con Nina, lo mejor era que ellas regresaran a casa. Pero yo no quería irme de ahí.

—¿Estás segura, cielo?—Daniel no me quería aquí—, tienes que descansar.

—No me iré hasta verla, papá.

Eran casi las cuatro de la mañana y estaba muerta de sueño pero no dejaría el hospital ni por equivocación. Además Carlos había llegado y quería hablar con nosotros.

—De acuerdo, llamen si necesitan algo.

Janine y Emma ayudaron a Corine pues aun estaba algo torpe por el golpe. Debía admitir que me sentía un tanto incómoda a pesar de que Anthony ya no estaba ahí. Él y Lucinda habían salido luego de que Robert aceptara largarse. Creí por un momento que Lucinda lo mataría cuando dijo que no, pero al final accedió y me pidió que lo mantuviera al tanto del estado de Lena. Era más que claro que sus sentimientos hacia ella eran muy fuertes.

Llevé mis dedos hacia mis labios y recordé el beso, y por mi cabeza, jamás pasó la idea de que Anthony haría eso algún día.

Mi papá se sentó a mi lado mientras esperábamos más noticias. John había estado con Carlos un buen rato y supe que era por Lena. Por fin ambos salieron y venían platicando sobre algo, John traía un sobre y los dos se veían un tanto preocupados.

—Necesito que vengan con nosotros. 

Seguimos a John hacia su consultorio y al entrar cerró la puerta con seguro. Tomamos asiento y nos miró fijamente.

—Ahora si, díganme qué rayos pasó —Carlos preguntó un tanto ansioso.

Papá se puso a contarle con lujo de detalles todo lo que había sucedido y Carlos tomó nota aunque según él no había prueba suficiente de nada. No teníamos ninguna pista que nos llevara a esos idiotas.

—Seguiré con esto Daniel, además Luce me mataría si no lo hago, Helena pudo morir.

—Y ahora voy yo.

John se levantó de su asiento y sacó unas radiografías del sobre que traía cuando nos llamó. Las puso en la pantalla con la luz y se cruzó de brazos. ¿Ahora qué?

—Estás radiografías son de Lena —se quitó los lentes y los limpió con su bata—, debo admitir que quedé sorprendido cuando las trajeron.

—¿De qué habla? —pregunté.

—Luego de la operación la asistente me informó de esto —señaló las radiografías—. Helena tiene el cuerpo entero lleno de cicatrices, esto me muestra una gran evidencia de grandes heridas que no fueron del todo sanadas. Pareciera como si se hubiera roto la pierna derecha en más de una ocasión, al igual que los dos brazos —John parecía incluso desesperado—, a esta chica, le han machacado el cuerpo infinidad de veces y ni siquiera lo parece.

—Es por eso que quisimos mostrarles esto antes de hablar con Lucinda —Carlos se levantó y se sentó en la esquina del escritorio—, es como si Helena hubiera luchado en una guerra o algo así.

Si supieran...

—¿Creen que Lucinda hizo esto? —mi padre estaba sorprendido.

—No lo sabemos Daniel —Carlos contestó—, pero es grave. Cómo Lena tiene todas estas marcas, es apenas una niña.

—Quisiera dejarlo así por el momento —interrumpió John—, y cuando ella esté mejor, le preguntaré, así que les pido que aún no le digan nada a Luce, ya saben cómo es.

—De acuerdo.

—¿Ya puedo verla? —me levanté rápidamente y fui hacia la puerta.

—Sí Alex, ya puedes verla, tal vez quieras decirle a Luce y Tony. Ahora déjanos un momento a solas con tu padre.

John me dedicó su mejor sonrisa y obedecí de inmediato. Salí del consultorio y me dirigí a ver a la pequeña guerrera.

"El Elemento Perdido #1: Fuego" ⚠️Disponible Hasta El 31 De Diciembre⚠️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora