Corazones Congelados.

115 18 1
                                    

¿Alguien supo qué fue de aquella extraña chica que decía poder detener el tiempo? Dicen unos que se ha perdido, otros afirman que ha muerto. Algunos la describen como una niña de piel pálida y helada, cabello blanco, ojos melancólicos y rojos. Otros, dicen que su piel es mortalmente azulada, y que sus oscuros cabellos están cubiertos por nieve y trozos de hielo. Muchas habladurías trajo aquella forastera, la cual, al ser atacada por un hombre que en un parpadeo yació muerto sobre un extenso charco de sangre, fue acusada de bruja, para luego, con otro parpadeo, desaparecer sin explicación alguna.

En el extremo sur del pueblo ya adentrado en el bosque, donde se dice que las hadas habitan y son hostiles, muchos afirman haber visto a la niña temblando sin parar frente a una hoguera que supuestamente solía prenderse sola durante las noches heladas, al ver el humo de la hoguera la gente huía presa del pánico, los pocos que no lo hacían aseguran oír los gritos de dolor de una pequeña niña una y otra vez, he incluso llegaban a sentir que un ser invisible les clavaba sus garras en el pecho, evitando así que pudieran respirar por un largo instante y provocandoles un escalofrío que les recorría todo el cuerpo hasta el amanecer.

Nadie sabe con certeza quién o qué era ella, pero todos están seguros de que era una clase de maldición, una bruja o un espíritu errante que buscaba venganza. ¿Venganza hacia qué? Nadie lo sabe. La gente prefiere evitar el tema, todos habían dejado la parte sur del pueblo por su propia seguridad, pero eso no fue suficiente. Los niños comenzaron a desaparecer semanas después de la llegada de la extraña, cuando aparecían estaban helados, enfermos o muertos. Los hombres del pueblo, con el padre incluso, fueron a deshacerse de aquel intruso fantasmagórico. Pero, al llegar al sur no encontraron nada ni a nadie, incluso la pequeña hoguera había desaparecido, un día después, la niña volvió a aparecer en el pueblo. Ella ya no temblaba, pero seguía cubierta de nieve, o siendo totalmente carente de color, dependiendo de a quién le preguntases.

Al verla, nadie se movió, nadie dijo nada, nadie siquiera respiró hasta que, de un momento a otro, desapareció su cuerpo, pero su esencia no, aquella sensación de frío angustiante y mortal se esparció en el cuerpo de cada habitante de ese pueblo. A esas personas, cada noche, los acompañaban los gritos de dolor de sus hijos resonando en sus cabezas, la sensación de garras enterrándose en su piel y el vacío en sus almas cada vez más grande, hasta que un día, nadie pudo seguir. Todas las personas en aquel pueblo, e incluso algunos animales, se suicidaron en masa, sin emitir una sola palabra.

Universo Lilu.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora