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Mili estaba besándose con nada más ni nada menos que Ian, follándose, ella aspiraba su cara de una manera desesperada.

No pude evitar soltar un mini grito, Ian al verme soltó su cuerpo y ella cayó de espaldas, se levantó maldiciendo.

- Al, por favor no se lo digas a nadie por favor, por favor. - Dijo de manera nerviosa.
- Y-o yo no se lo diré a nadie.
- ¡Gracias!- Gritó alegremente y se lanzó a abrazarme.

Sólo logré asentir, di media vuelta y me dispuse a irme, olvidando realmente porque los estaba buscando.
No quería interrumpir su nidito de amor, no me quedaba más de otra que caminar, de nuevo abandonada. Es increíble, soy la persona más abandonable de la vida.

- Alaska, espera. - Gritó una voz masculina a mis espaldas. - Yo realmente lo siento, no sé que me pasó, juro que nunca nos habíamos acostado, culpo al alcohol.
- No tienes porque darme explicaciones a mi.
- Por supuesto que si, te dejamos sola es una fiesta en la cual no conoces a nadie.
- Claro, estoy enojada con Mili, se supone que ella me invitó, por otro lado no eres nadie. Apenas te conocí, así que...

Si estaba molesta con él, me abandonó por irse a hacer cochinadas en un baño, por culpa de él ese cerdo asqueroso me había tocado. Scott... él me ayudó y se ofreció a llevarme a casa, tal vez debería de irme con él.

Empecé a buscarlo por toda la casa y no había rastro de él. Genial ahora todos hacían eso.
Estaba tan pérdida en mis pensamientos que no noté que estaba yendo al segundo piso, me detuve de golpe cuando oí fuertes gemidos provenientes de una puerta.

- Scott, ¡por Dios!, ¿en dónde aprendiste eso?

Sentí náuseas y corrí al baño, allí liberé toda tensión que recogí en el día. Estaba tan cansada que no soporte las lágrimas.

Un sonido me saco del mundo en el que estaba, golpeaban la puerta.



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Sorpresa. *Hace risa malvada*

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