Capitulo 3

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—¡Lucy! ¡Crecí! ¡Crecí!

—Lo se pequeño, desde ahora en adelante tomaras tu medida aquí. ¿Vale?

Asintió, brincaba de alegría en mi cama, ya no era esa pequeña personita con la que había llegado en brazos.

—Vamos a dar un paseo por la ciudad.

Agarre las llaves del departamento, junto con una bolsa grande y me fui. Natsu se había quedado dentro de la bolsa, se asomaba a ver las tiendas en las que entraba. En los parques. En las calles, observaba cada movimiento de todas las personas que estaban a mi alrededor.



—Lucy, vete hacia la izquierda. Alguien quiere hacerte daño.

Un escalofrío me recorrió la espalda.

Camine como me había dicho.

—Ve hacia la derecha y escóndete en espacio que hay entre los dos edificios y agáchate.

Hice lo que me pidió y era verdad, eran dos chicos que me buscaban, gracias a que estaba agachada pude verlos bien.

—¿Donde se fue esa perra?

Trague duro, si se quedaban ahí mas tiempo me descubrirían.

Solté un pequeño jadeo.

—Tranquila Luce. No hagas ni un solo ruido. Contaré hasta 3 y saldremos corriendo, ¿vale?

Asentí, tenía mi bolsa enfrente. Vi a los dos tipos que me buscaban.

—Uno

Mi pulso se aceleró, un chico comenzaba a acercarse en donde nos encontrábamos.

—Dos

Apreté tan fuerte la bolsa que el grito de Natsu salió ahogado junto con una gran llamarada de fuego, haciendo que los dos chicos corrieran.

—¡Tres!



En ese momento salí como alma que lleva el diablo y me metí a la primera tienda que vi.

—Luce me apretaste tan fuerte que salió fuego...

Asentí, vi que era una cafetería y me fui a la parte más alejada del lugar. Una pequeña mesa para dos. Era bastante intima.

—Lo se y lo siento pero tenía miedo. No soy buena con los golpes. Lo siento.

—Tranquila, si no salía como esperaba me abalanzaría contra ellos.

El mesero llego y el se escondió.

—Un capuchino de cajeta, un flan y un vaso de leche.

El mesero me vio extraño.

—Es que creo estoy embarazada. Antojos, ya sabe.

Asintió con una sonrisa avergonzada y se fue.

—¡Luce pero tu no estas embarazada! ¡Si si, vamos al medico, no se escuchan los latidos de tu bebé!

Dijo mientras ponía su oreja en mi vientre. Solté una carcajada.

—No lo estoy, solo que suelen ser muy... Preguntonas las personas por pedir de mas. Pero bueno. Te pedí leche, ¿esta bien?

Asintió.

—Luce, un pregunta.

—Una respuesta pequeñín.

Dije mientras le daba un pequeño toque en su nariz, el se puso rojo por completo.

Mi guardián.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora