Antes de dormir habíamos visto una película, esas de miedo que simplemente no te dejarán dormir, y si, yo era una miedosa de primera.—Venga Luce, no te pasara nada.
—Joder, yo dormiré del lado de la pared, si pasa algo que te lleven a ti.
—¡Esta bien! Yo me quedo del otro lado, ya veras que no ocurre nada.
Nos acostamos y la habitación se me hacía más oscura de lo habitual.
—Natsu, crees dormir con la luz prendida, no podré dormir si no tengo la luz prendida.
—¡Lucy! ¡Ya duérmete!
—Pero...
—Tranquila, dejaremos la luz apagada, ¿te basta con esto?
Vi que sacaba su cola de dragón, en la punta tenía una pequeña flama la cual creció un poco mas. Iluminando la habitación.
—Gracias. Buenas noches.
Solo recibo un gruñido. Pero es que es su culpa, me he visto una película de miedo por el. A la mañana siguiente lo tenía abrazando de la cintura, y el recostado en mi brazo.
Pero lo curioso es que había crecido más. Mucho mas. Por lo menos media desde mis pies hasta mi cintura.
El sueño me venció y lo único que hice fue abrazarlo mas fuerte y el solo suspiro.
Cuando abrí los ojos de nuevo, su mirada profunda y misteriosa de ese color musgo que comenzaba a gustarme. Me veía fijamente.
—Buenos días Luce. Hoy te he preparado el desayuno.
Vi sus brazos y tenían una charola con el desayuno.
Asentí. Y comenzamos a desayunar, nos preparamos para salir. Hoy quería llevarlo a un lugar especial. Hace mucho que no iba ahí.
—Vamos, iremos de paseo.
Tomamos el autobús, dejándonos en la estación que nos llevaba a ese precioso lugar.
Cuando llegamos, se veía exactamente igual cuando había venido la ultima vez.
—Solo estaremos este día, así que hay que aprovecharlo. Tenemos una habitación a nuestra disposición, una piscina, una pequeña jungla.
Natsu me veía maravillado.
Fuimos a la habitación y el se saco el chaleco. Su bufanda se la puso en la frente. Salió mientras que yo me cambiaba en el baño.
Cuando salí, no estaba. Me había dejado una nota, avisando que daría un paseo por la jungla.
Fui a la piscina, tenía calor. Mucho calor. Últimamente mi calor corporal había aumentado.
Cuando me metí, nade un rato. Me recargue en la orilla de la piscina.
—¿Lucy, te estas durmiendo?
Abrí los ojos y Natsu había crecido por lo menos 10 centímetros más.
—Creciste.
—Si, solo un poco. ¿Nadamos?
El se aventó salpicándome la cara, haciendo que cerrase los ojos. Sin embargo sentí como tomaba mi pie y me hundía en el agua.
Abrí los ojos y lo vi frente a mi.
Tenía una sonrisa de lado, le devolví el gesto y me miro fijamente.
Fue como si el mundo se detuviera.
Solo estábamos el y yo.
Tanto fue el tiempo que trague agua. Subiendo a la superficie por aire.
—¡Joder! ¡Que casi muero! Nademos un poco mas, comemos y nos vamos a casa, ¿vale?
Natsu asintió y me volví a recargar en la orilla de la piscina.
—Oye Luce, ¿Qué te gusta de la vida?
Me tomo de sorpresa su extraña pregunta.
—Pues, todo, aunque algunas veces sea doloroso. Ahí es donde podemos apreciar a cuantas personas les interesamos. Me encantan las cosas sencillas. Ver un atardecer, el olor a lluvia, un café por la mañana, un dulce, un beso u abrazo. Un chiste con o sin gracia.
Me gusta dar cariño, aunque algunas personas no lo aprecien y no lo devuelvan de la misma forma. Realmente no importa. Los años pasan tan rápido que cuando menos lo ves, es la hora de morir. De dejar de existir. Y en ese ultimo suspiro te podrás preguntar.
¿Valió la pena vivir y terminar sin darme cuenta?
Y al menos yo, podré decir. —Si, hiciste lo que quisiste, me salí con la mía. Y eso me encanto y si me dieran a elegir mi vida u otra, elegiría la mía. Porque yo la forje, es mía. Y las emociones que viví son solamente para mi—
Lo voltee a ver y sus ojos verdes se veían apagados.
—Sabes, me hubiera gustado ver y experimentar el sentir de ser un gran D.S, pero no lo pude ser, al menos tengo la suerte de conocerte a ti. Y aunque no he vivido lo que tanto he deseado. Seguiría eligiendo esta vida.
Por que te conocí.
