GadMis ojos se abrieron lentamente. Los rayos del Sol me golpeaban fuerte mente, dándome calor en zonas prohibidas. Con eso caí en la cuenta de que estaba desnudo. A mi alrededor habían flores blancas de todos los tamaños posibles. Me encontraba en la zona del campamento donde los rituales eran hechos.
Noté que mi cuerpo se encontraba enfurecido pero no sentí dolor alguno. Las heridas que había sufrido habían sido curadas por la Luna. La curación Lunar. Hacia años que ningún lobo de la manada Carpato sufría heridas tan severas.
El bosque se encontraba tranquilo, vía en mi forma Lycan merodeando por los alrededores del último aro de árboles del campamento. La Luna era mi compañera de paseo todas las noches. Hacia tan poco tiempo que había encontrado a mi mate, Rania, que aún estaba algo temeroso de que algo sucediera. Pero esta seguro de que nada ocurriría y que seríamos felices.
Mientras mis patas se daban un festín de comodidad por parte del césped, mi nariz encontró en el aire un olor peculiar y sospechoso. Seguí el rastro de aquel aroma y vi lobos. De pelaje rubio, alrededor de seis lobos. Cinco machos y una hembra. De pronto, se percataron de mi presencia y se acercaron rápidamente a donde me encontraba.
Aunque fuera muy fuerte, eran seis contra uno. Entre en pánico. Traté de mantenerme firme, proteger el campamento pero no pude. Antes de que pudiera reaccionar, uno de ellos volvio a su forma humana y de su mochila sacó un arma.
¡BANG!
Senti un dolor agudo en mi pierna.
¡BANG!
De mi abdomen sentí un líquido caliente salía. Caí a mi costado. Me dolía mucho. Traté de parar la sangre que salía de mi cuerpo lengua, tapar la herida de bala pero fue imposible. Escuché como lentamente aquellos lobos llegaron a mi lado.
-Eres uno de los lobos de Haakon -dijo el lobo que disparo- al parecer se están haciendo débiles.
Los cinco lobos restante cambiaron y comenzaron a reirse.
-Primero hay que desprotegerlos desde afuera, a los más débiles, luego desde adentro... a los más fuertes.
Era un esfuerzo enorme poder respirar. Quería matarlos a todos, pero no podía siquiera levantarme. Sentía como la vida se drenaba de mi.
Ellos me miraron, me patearon en el abdomen. Aunque no quería parecer débil no aguante un gemido de dolor.
-Eres débil Carpato... pronto ya morirás y te irás al infierno como todos tus hermanos.
Con eso último dicho se fueron. Pasaron unos minutos y no volví a ver a nadie. El dolor era abismal, pero si quería sobrevivir debía acercarme más al campamento.
Traté de levantarme con mi piernas delantera y posteriores, aún débiles, y las moví. Los movimientos que hacía eran mecánicos. Traté de ignorar el dolor.
De pronto vi un cuerpo acercándose rápidamente. Temí que fueran los lobos amarillos que volvían a terminar su trabajo, pero cuando noté que era mi alfa quede tranquilo. Respiraba con dificultad, me sentí miserable. No protegi a mis hermanos, a mi alfa....
Aulle de dolor, irá, vergüenza...
Haakon se acercó hasta donde me encontraba, trató de levantarme pero no quería sentir más dolor.
-Tranquilo Gad, estarás bien -dijo mi alfa acariciendome el cuello, trataba de tranquilizarme- llamaré a Shea y te pondrás bien.
Luego pasó a su forma Lycan. Un hombre dio paso a un lobo gris ceniza. Aullo y corrió en dirección al campamento.
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- Beta -
WerewolfPor siglos los licantropos han sido recluidos de los humanos. Su sabiduría y entrenamiento los han vuelto un raza para cazar a la perfección, matando con una presicion letal. La búsqueda de su mate lleva a la desesperación. Alban, Beta de una ma...