Abro los ojos, pero los cierro inmediatamente por la luz, ¿qué me paso? ¿Dónde estoy?
A mi lado puedo divisar a Logan
¿Logan? ¿qué hace aquí?, es más... ¿Cómo carajo llegue yo aquí?
Me fijo en mi entorno, estoy en un hospital, creo.
Miro donde estoy recostada, si, estoy en una camilla de hospital.—¿Qué hago aquí?—le pregunto a Logan, está sentado en una silla al lado de la camilla. Me trato de sentar.
—Te desmayaste, pero no despertabas. Yo fui por ti a las seis como me dijiste, pero me dijeron que Fede te llevo al hospital por tu desmayo—me explica. ¿Me desmaye? ¿Cuándo que yo no recuerdo?
Logan me ayuda a sentarme poniendo atrás de mi espalda las almohadas.
—Ah... ¿Sabes por qué me desmaye?
—Por falta de alimento. Ayer casi ni comiste y hoy... Tienes que comer—me reprende.
—Lo se... —digo y me siento como si fuera mi mama la que me está retando—. ¿Y Federico?
Observando la habitación me di cuenta que no estaba.
—Fue por café—se acerca un poco más a mí y me toma la mano—. ¿Cómo te sientes?
—Bien, creo—ya no me duele el estómago, o bueno si, sólo un poco, necesito comida, pensé.
— ¿Qué pasa?—me pregunta Logan preocupado.
—Tengo hambre.
Siempre tengo hambre, pero hoy es distinto.
—Lo supuse, así que le dije a Fede que te trajera algo de comer.
—Ya despertaste... —dice Fede, suspira y luego sonríe.
—Tal parece... —veo la bandeja que trae en sus manos y mi estómago protesta—. ¿Qué traes?
—Comida—responde.
— ¿Qué comida?
—Es para ti, toma—deja la bandeja en la mesita con ruedas junto a la cama, la acerca a mi y mi baba cae al ver lo que me trajo.
Una torta de chocolate, frutas surtidas, jugo natural de arándano, mi favorito, y dos cafés. El café es demasiado amargo.
—Gracias, pero el café no lo quiero.
—No es para ti—dice Logan sonriendo—. Recuerda que te dije que Fede fue por cafés y comida para ti.
— ¿En la cafetería venden esto?—pregunto sin poder creerlo.
La última vez que estuve en un hospital apenas y había unas donas, sin azúcar.
—No—responde Federico—. Fui a una cafetería cerca del hospital...
Eso lo explica todo.
—Okey. Tengo hambre—digo mirando la bandeja—. Nuestra charla ya término—concluyo y sin poder aguantarme más comienzo a comer como toda una cerda la torta de chocolate. Al terminar de comer prácticamente toda la comida aún no quedo satisfecha, pero no lo digo para que no me encuentren una cerda total, aunque sea verdad
Continuara....

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Mi Jefe -Toscalia-
RomanceGabriela toscano una joven de 22 años, sigue tratando de olvidar su monstruoso pasado. Pide empleo en la empresa D'elia, donde conocerá a las que serán sus mejores amigas. Federico D'elia un hombre que después de su mayor decepción en el amor, prome...