DÍA DE LA CANDIDATURA

62 6 2
                                    

¡Dios!, llegaré tarde a las elecciones, no puedo hacerle esto a mi padre. Es su gran día y no puedo defraudarlo, como su único hijo es mi deber estar ahí para él. La ironía ¿no?, me parece que en el día de hoy se invirtieron los papeles. Me vengo preocupado y con una prisa a las elecciones de mi padre. ¿Qué tiene de irónico todo esto? Pues que en otras circunstancias se supone que sea mi padre el que estaría preocupado por llegar a tiempo a alguna actividad mía, no lo contrario. Tengo doce años y me veo corriendo por las calles de San Juan a toda prisa y todo por las elecciones. Si me gustara la política tanto como a mi padre, estaría feliz, pero no lo estoy porque en realidad...me apesta la política. Solo hago esto porque amo a mi padre y sé que hará la diferencia en este país en cuanto lo elijan como el nuevo gobernador de Puerto Rico.

***Mientras tanto***

"¡Juliana! ¿Será que puedas acelerar un poco el paso?"- me grita Patty al frente de la tienda de flores, el cual me quedaba a mí una calle lejos, pero por su voz la puedes escuchar desde donde estaba parada.

"¡Patty! Te dije que ya voy, no soy tan rápida como tú."- le dije tratando de acelerar un poco el paso. No tengo ninguna condición médica ni nada por el estilo (que yo sepa), pero ¿Qué pedazo de excremento podría acelerar el paso con una cuesta tan grande como esta? y no solamente lo digo por eso. Tengo que confesar, el problema es que tengo una figura de, pues como lo puedo decir...em...pues yo soy...algo...como una dona mediana andante. Lo sé es algo malo de la salud para que una niña de doce años sea tan redonda, el problema aquí es que la comida no deja de suplicarme que la devore. Lo siento, prometo que me volveré más saludable pero ese día llegará cuando me convierta en mujer. Es triste pensar así, pero hasta ahora no me veo obligada a firmar ningún tipo de divorcio hacía mi comida chatarra.

"¡Julianaaaaaa... gorda bella, no creo que acelerarás algún tipo de paso si te quedas ahí parada!"- me vuelve a gritar Patty con una sonrisa malévola y una ceja alzada. Esa niña a veces es tan odiosa que hay momentos en mi vida que me pregunto por qué es mi mejor amiga.

En fin, le respondo con un resoplido y virando mis ojos.

***10 minutos después***

"¡Por fin niña! Pensé que no volvería a verte."- me dice Patty entre risas al ver que mi cabeza se asomaba al final de la cuesta, donde por fin la alcancé y mi infierno acababa. No fue hasta que llegué hasta Patty que le di un puño en el brazo por abandonarme de tal forma y entonces canté victoria.

"¡Siiiiiii!"- grito con todas mis fuerzas, alzando mis brazos sudorosos. "¡Dios mío! Gracias por ayudarme en esta cuesta infernal."- digo una vez más gritando hacía el cielo y quitándome el sudor que bajaba por mi cien. "Tengo hambre Patty."- le digo haciendo un puchero.

"¿Cuándo no?"- me dice ella riéndose de mi pequeña escena. Yo solo le contesto con una sonrisa y toco mi estómago el cual ruge dando señales de hambre. "Está bien...podemos ir a comer con el cambio que nos den luego de pagar las flores para madre."- yo solo asiento y le digo que entre; que la esperaba afuera. Ella asiente.

A ver...me imagino que se preguntarán: "¿Por qué esta niña se queda afuera, pudiendo entrar a la floristería en donde hay aire acondicionado?" Pues tan sencillo como decir que esta niña, le gusta el aire libre. Prefiero mil veces el aire de la naturaleza que la de una máquina pegada en la pared.

En ese momento mi estómago ruge nuevamente haciendo que colocara mis manos en él. ¡Ugh! tengo hambre. Abro la puerta de la tienda y grito con todas mis fuerzas: "¡PATTY AVANZA QUE TENGO HAMBRE!"- grité esto y todas las mujeres que estaban allí me miraban con caras confundidas, hasta una anciana me miraba con esta cara de reprobación mientras negaba con la cabeza.

Perro CallejeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora