Capítulo 2

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-Eh, chico-que-tiene-miedo-a-estar-solo, ya acabamos de aterrizar-. Escuché una voz de fondo, noté un pinchazo en la mejilla y abrí los ojos cuando me acordé de donde me encontraba, siempre tan despistado. Lo primero que vi fue a Akane y sobresalté justo cuando me di cuenta de que tenía razón, ya todo el mundo estaba agarrado sus cosas para salir del avión.

<<Que viaje más corto>> Pensé, la verdad es que se me había pasado en un abrir y cerrar de ojos, y nunca mejor dicho: Me había quedado dormido mientras la niña me contaba cosas que jamás creí que una chica de su edad sabría, me hubiese gustado estar atento a ella, pero el sueño me ha acabado ganando durante todo un largo viaje de horas.

-Bueno, pues espero que te vaya bien-. Asentí, me ha caído muy bien.- Oye, aún no me has dicho tu nombre-. Se cruzó de brazos, esperando una respuesta. Le sonreí.

-Makoto Tachibana, y espero que a ti a tu familia os vaya aún mejor que a mí-. Me despedí de ella con saludo ya que su madre le insistía en irse rápido, según le decía, llevaban prisas para ver a su padre.

Respiré hondo y salí del aeropuerto, abrí los ojos como platos al sentir el aire frío del invierno en el rostro, las vistas de la ciudad eran espectaculares, nunca había salido de Japón, y ahora que lo hago estoy, literalmente, alucinando. Estuve unos segundos paralizado hasta que un golpe en el hombro con un hombre me sacó de mi trance.

Cogí un taxi, me costó mucho tomar uno, creo que debería de haber llamado a uno antes de salir del país, quizá no hubiese perdido tiempo y me no me hubiese importado gastar más en el taxi reservado. Le di la dirección al taxista y éste asintió, yo ni siquiera sabía moverme en esta ciudad, me parece que voy a necesitar llevar un GPS en el móvil cuando salga, no voy a tardar en perderme.

-Ya hemos llegado-. Avisó entonces y yo salí del vehículo con el corazón latiendo a cien por hora, ¿por qué estaré tan nervioso? Al fin y al cabo era también mi hogar. Pagué al taxista lo que le debía, y ahí iban todos mis ahorros que tenía en mano, saqué las maletas del maletero y suspiré al ver el enorme edificio que tenía en frente mía.

Busqué en mi bolsillo el papel, me puse más nervioso de lo que ya estaba al no encontrarlo ahí metido, <<¿Dónde lo habré guardado?>>, saqué la tela del bolsillo hacia fuera, pero nada cayó. Ahí es donde tenía apuntado el número del piso, ¿era el 235? o ¿era tal vez el 246? Me di la vuelta para buscarlo en el asiento del taxi, pero éste ya se había marchado, parezco un idiota con dos maletas aquí parado mirando un edificio cuando mucha gente que había por las aceras se ponían a mirarme pero luego pasaban de largo, ni siquiera se paraban a preguntarme si me encontraba bien.

Una chica con el pelo castaño y ojos marrones se paró en frente mía, con el ceño fruncido metió la mano en su bolso y alargó una mano hacia mí, no sabía de que se trataba hasta que caí en la cuenta, ¿me estaba dando dinero?

-Oye chico, toma, no hagas que se me acabe la paciencia, tengo prisa-. Negué con la cabeza, no quiero que la primera impresión en esta ciudad sea de un necesitado de dinero, aunque no tengo para abusar de el, pero tampoco como para aprovecharme de una chica que me lo está ofreciendo.

-L-lo siento, no necesito dinero, solamente me he perdido-. La chica entendió y se lo guardó en el bolso.

-Entiendo, bueno pues que te vaya bien, yo no te puedo ayudar, estoy esperando a alguien y tengo que llegar a mi casa, adiós rarito-. ¿Rarito yo? rarita ella que es la que se ha plantado ahí para darme dinero.

La seguí con la mirada, ¿estaba entrando al mismo edificio que al que yo tenía que entrar yo? Agarré las maletas, me cargué una al hombro y la otra la llevé en la mano, corrí hacia ella antes de que la puerta se cerrase. Creo que no se ha dado cuenta ya que habían entrado unas cinco personas conmigo, ella entró en el ascensor y así lo hice, intenté darle la espalda pero era evidente de que se habría dado cuenta, mi altura destaca entre las demás personas que estamos aquí dentro. Esperé a que ella se bajase para seguirla, ¿por qué lo estaba haciendo? bueno, quizás tal vez porque casualmente en esa misma planta están los pisos que empiezan por el número 200.

-Eh, si me estás siguiendo deja de hacerlo, ¿está bien? No puedo perder el tiempo contigo, sobre esta hora llega alguien a quien espero y no estoy como para ayudarte a encontrar tu camino-. Metió la llave en una cerradura de una puerta, miré el número que estaba al lado de ésta y abrí los ojos como platos, esa era la 235.

-Hmm, ¿puedo hacerte una pregunta?-. Intenté no parecer nervioso, pero eso era lo contrario de lo que estaba, tampoco domino el idioma perfectamente, quizás para oírlo sí, pero al hablarlo me cuenta mucho.

-Adelante, no tengo todo el tiempo del mundo-. Se cruzó de brazos, esperando junto a la puerta abierta de su casa.

-¿A quién estás esperando?-. ¿Lo he dicho bien? No lo sé, porque la chica estaba mirándome con el ceño fruncido.

-Espera, espera, ¿esto no será un juego, verdad?-. Negué lo decía totalmente cierto-. Vale, estoy esperando a una nueva compañera de piso, tenía que llegar a esta hora, el avión creo que se ha adelantado un poco y yo estaba desayunando en una cafetería cuando me he enterado de eso, así que no he dudado en venir aquí corriendo, al parecer no ha llegado todavía-. Suspiró pasándose la mano por el cabello, colocándoselo hacia atrás, se golpeó la frente cuando vio que había hablado demasiado, y reí.

-Yo también estoy aquí por un piso, es compartido, según me ha dicho el de la inmobiliaria ya había una persona, me preguntó mi nombre y firmé unos papeles, no me dijo quién estaba viviendo allí... y da la casualidad de que mi avión se ha adelantado un una hora, solamente que tardado en encontrar un taxi-. La confusión de la chica era enorme.

-¿Estás diciendo que el del piso eres tú?-. Asentí con la cabeza, y ella rápidamente negó llevándose una mano al rostro-. No, no puede ser, a mí el dueño del piso me dijo que iba a venir a vivir una chica japonesa, creo recordar que se llamaba Makoto Tachibana, me informó de que iba a estudiar en la misma universidad a la que yo estoy asistiendo-. Me llevé una mano a la nuca, en forma de frustración, otra vez se habían confundido con mi nombre, ¿nadie sabe que es neutral?

-Lo siento, pero yo soy Makoto Tachibana, y sí soy japonés.- La confusión entre los dos había aumentado.- Si quieres te enseño el carné de identidad... este nombre es neutral.

-No, no, no pasa nada, solamente que estoy muy confundida... ¿y ahora que le digo a mi novio? se supone que iba a venir una chica, eso es lo que le dije, e iba a venir dentro de unas horas para conocerte, le hacía mucha ilusión de que no vaya a pagar esas facturas tan altas yo sola cuando... Perdona me he ido del tema-. Rió nerviosa.

 Jugando con fuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora