Capítulo 9

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Apuntes. Apuntes. Más apuntes. Exámenes. Más exámenes.

Mezclado con:

Mesas. Mesas. Más mesas. Clientes. Más clientes.

El resumen de mis dos semanas, unas demasiado agotadoras hasta para mí, que suelo tener mucha paciencia.

Sousuke habló con su jefe, un chaval unos años mayor que nosotros, no mucho, que hace unos años que terminó la carrera, fue muy agradable conmigo ya que entendía mi situación porque él también la había vivido.

-Mesa tres-. Sousuke me señaló con la mirada el plato que tenía en frente para que lo llevase donde me había pedido, ya que tenía sus dos manos ocupadas y no se podía encargar de él.

Me limpié el sudor de la frente y agarré el plato y la bebida y me dirigí a la mesa marcada.

-Ya esas cuatro chicas de la misma mesa son las últimas del día-. Me comunicó Sue, la chica que había conocido aquel día con Max y que ahora es mi compañera de trabajo.

Recuerdo que cuando me vio con el uniforme de camarero se puso a reír pensando en que esto era una broma que Max le habría gastado, pero al final, con una negación por parte de Sousuke, se ruborizó y siguió haciendo su trabajo para no molestar a nadie más.

-Buen trabajo, Tachibana-, llegó él y colocó una malo en mi hombro, alentando a mi subconsciente, porque a mi cuerpo físicamente no.

Bajé la mirada, solamente de pensar que era viernes y que se tendría que quedar casi toda la noche estudiando era muy duro, ya que tendría que aprovechar horas.

-Supongo-. Dije por lo bajo.

-Voy a cerrar el bar, las chicas ya se han ido-, exclamó Sou- id a limpiar las mesas que faltan, yo iré en cuanto termine y os ayudaré.

Asi hicimos, nos encargamos de la limpieza y cuando estuvo ya cerrado el local y apagadas las luces principales, entre risas, los tres, salimos por la puerta trasera.

-Chicos-, dijo Sue cuando llamando nuestra atención y la observamos- esta noche unos amigos míos van a una discoteca cercana, y les sobran tres entradas gratis, ¿os apuntáis?

Miré a Sousuke, esperando su respuesta, ya que la mía no iba a salir, no podía.

-Me parece bien-. Contestó él y las dos miradas se dirigieron a mí.

Negué con la cabeza.

-Tengo mucho que estudiar, lo siento chicos-. Me pasé una mano por el pelo intentando que no pareciera que acababa de salir del manicomio.

-Oh, venga, es viernes, tómate un descanso por un día-. Insistió ella.

Me volví a negar y ellos volvieron a suplicar.

-Mirad, invitad a Holly ya que tenéis una entrada libre y yo me quedo en casa. En serio, no puedo ir.

Sue no se tomó eso muy bien, y a Sousuke le pareció una buena idea, así que viendo que yo me negaba rotundamente, invitaron a mi compañera.

Me fui caminando del local al piso. Pensé en que pintaría yo en una fiesta... y menos una discoteca, odiaba la música a pleno volumen, la gente a multitud en espacios cerrados, el alcohol y muchas otras cosas que se podían hacer allí. No era ese su lugar especialmente.

En realidad prefería pasar la noche viendo series o tan solo leyendo mientras escuchaba música clásica. Realmente lo necesitaba... Necesitaba estar a solas por una vez, deseaba el silencio.

Todo eso se fue al garete cuando justo al pisar el suelo de mi casa recibí una llamada de Max.

-¿Makoto? ¿Puedo quedarme esta noche en tu casa?-. Suspiré. ¿Tenía que ser justo hoy?

-Te voy a matar, me debes una: aquí te espero.

Colgué. Adiós al aprovechar el viernes, el lado bueno es que por lo menos no tendría que ir a la discoteca y pasar las peores horas de mi vida.

Me senté en el sofá. Recordé la natación y en como empecé a eso tan pequeño y pensar que ahora, pasados unos años, tenía que dejarla para siempre. A ella y a mis mejores amigos, que quien sabe si los voy a volver a ver. Quien sabe si voy a encontrar otro trabajo más decente. Quien sabe si encuentro pareja aquí y no tengo la necesidad de volver.

Me era muy difícil ser yo mismo después de todo. Eso me llevó a cuestionarme una cosa: ¿Quién era yo realmente?

El sonido del timbre me sacó de mis pensamientos y fui en su búsqueda.

Al abrir la puerta me llevé una gran sorpresa: Max estaba llorando y nada más que me vio me envolvió en un abrazo.

 Jugando con fuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora