Capítulo 3

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Holly, así es como se llama la chica de antes, me había dejado entrar a mi nueva casa, me había dicho que me acomodase en el sofá que ella ya llevaba las maletas a una de las dos habitaciones vacías, no eran gran cosa, pero como estaba cerca de la universidad costaba mucho dinero, y una persona no se lo podía permitir.

-No, tranquila, yo las llevo-. Me negué a que ella llevase mis maletas a mi habitación, ella tiene ya bastante con preparar la casa, está nerviosa, no sabe como su novio va a actuar cuando me vea, supongo que se pondrá celoso, como todos los chicos. Le quité las maletas de las manos y las llevé al cuarto que me correspondía.

-Lo siento por quedarme la habitación más grande, pero como aquí estaba sola cuando viene...-. La paré con una leve risa.

-No pasa nada, y deja de disculparte, sé que esto es incómodo, pero no hace falta que me des explicaciones cuando no hace falta-. Asintió, no estaba muy convencida, pero creo que mi sonrisa la podría tranquilizar un poco.

Me deshice de mi abrigo y bufanda y los coloqué en el perchero que había en la entrada, en esta casa hacía mucha calor, <<será por la calefacción>> pensé, aunque también estaba nervioso por saber quién era el novio, ¿le causaré buena impresión o tendré que buscar otro piso cercano para poder dejar tranquila a Holly?

-Me acaba de mandar un mensaje, dice que ya está llegando, acaba de salir de su turno de trabajo-. Dijo ella entrando al salón, cuando me vio sin el chaquetón y con solo una camiseta de manga corta se sonrojó y apartó la mirada.- Hmm, voy a preparar unas pastas, estás en tu casa, enciende la televisión o lo que te apetezca.- El nerviosismo se mostraba en su tono de voz.

Se escuchaba la cafetera, llevaba media hora haciendo zapping, al final lo acabé dejando en un canal de documentales, era lo único en el que no hablaban nada, no domino tanto el idioma, todavía no se me ha echo el oído del todo. Justo cuando salió un pingüino sonó el timbre, retumbó toda la casa y salté sobre mí mismo me había asustado, ahora el corazón me estaba latiendo demasiado rápido para mi gusto, odio esta sensación.

-Makoto, ve a la cocina y trae las pastas y el café en lo que yo abro la puerta-. Asentí, dejé el mando a distancia encima de la pequeña mesa de té que estaba en frente del sofá y me levanté para ir a la diminuta cocina.

El café estaba casi listo así que decidí esperar unos minutos, ¿por qué prepara café si dijo que ya había desayunado? Me encogí de hombros mentalmente y me puse a buscar tazas por los armarios de ésta, di con ellas fácilmente.

-¿Y este abrigo?-. Esa voz... Me era conocida, pero no sabía reconocerla, lo dejé pasar, se escuchaban a los dos hablando y de vez en cuando besos, ¿dónde me habré metido? Que vergüenza, no quiero estar aquí de sujeta velas, cogí las pastas de encima de la encimera y me dirigí al salón.

Nada más pisar el suelo de la sala me llevé las manos a la boca, lo ojos se me iban a salir de las órbitas... No podía ser ¿qué hacía él aquí? Esto no tenía ningún sentido.

-Sousuke-. Dije a la misma vez que él de decía mi nombre, los dos igual o más sorprendido que el otro.

-¿O-os conocéis?-. Preguntó Holly con el ceño fruncido.

-Sí-. Volvimos a hablar los dos a la vez. La única chica entre los dos nos miraba sin saber que es lo que estaba pasando.

Estaba más guapo que cuando lo conocí, ha pasado un año, el pelo le ha crecido no mucho para notar la diferencia, pero así es, en Iwatobi había rumores de que Yamazaki era homosexual, ahora estoy comprobando de que no es así. Como es la vida, lo grande que es Estados Unidos y aquí nos encontramos los dos en este pequeño piso, y resulta de que él es el novio de mi compañera, ¿es el destino o es más bien el Karma que me quiere jugar malas pasadas? Yo no he hecho nada malo para merecer esto, ¿no?

-Chicos-. Holly carraspeó la garganta porque le salió una especie de voz demasiado aguda-. Creo que será mejor que os deis una vuelta por la cuidad, me parece que tenéis algo de que hablar y yo no pinto nada aquí... Luego me contáis a la vuelta-. Ella se puso a recoger las pastas que yo, gracias a mi torpeza como ser humano, había tirado al suelo.

-No, está bien, no hace falta-. Dije yo rápidamente para calmar el ambiente.

-Sí, Tachibana, sí que hace falta, ¿cuánto tiempo?... ¿un año ya? es bastante, no me lo niegues-. Me daba cosa estar con él, supongo que él estará al tanto de lo que pasó con Haru, Rin es su mejor amigo, por supuesto que lo sabrá, es más, me extrañaría si no lo supiese, ¿qué es lo que me da más miedo?

Me puse el abrigo lo más rápido que pude, ya que los dedos me temblaba, esto es ridículo, ¿por qué me pongo así con alguien que ya conozco? No es que sea cercano a mí, pero lo es de Haru y Rin... ¿por qué siempre tengo que estar yo en medio de todo lo que pase? ¿no podría ser todo esto normal? Por favor, me he mudado y ahora voy a ir a la universidad que por casualidad empieza mañana y no tengo todavía nada preparado, se me va el tiempo como el dinero en esta ciudad: volando.

-Debí saber que que ese abrigo era tuyo-. Suspiró y se despidió con un ligero beso en los labios de su novia, obviamente aparté la mirada cuando lo hizo, han sido los segundos más incómodos de mi vida.- Vamos a ir a una cafetería, gracias por el desayuno, Holly-. Con una sonrisa salió del piso, seguido de mí.

-¿Como está tu hombro?-. Pregunté lo primero que se me vino a la mente, pero creo que di en el clavo cuando vi la cara de sorpresa de Sousuke.

-Bien, supongo, no he vuelto hacer esfuerzo después de eso, y ha pasado un año, así que debe estar bien, pero no puedo volver a nadar, eso es lo peor-. Se pasó una mano por el pelo, alborotándolo aún más de lo que ya lo tenía.

-Hmm, lo siento, vaya es...-. No me dejó terminar y saltó él con una pregunta, que me sorprendió.

-¿Cómo va lo tuyo con Nanase?-. Sabía que lo iba a preguntar.

-N-no tenemos ninguna relación, y menos ahora que estamos a kilómetros-. Ha sonado como si estuviese desesperado, pero... ¿lo estoy realmente?

-Pues eso no es exactamente lo que me contó Rin, dice que es obvio vuestra relación-. Rió, pero suavemente, como si lo comprendiera, no se trataba de burlarse de mí.

-No es así exactamente...-. No quería contarle nuestras-quedadas-para-buscar-placer, sería bastante más incómodo de lo que ya está siendo en estos momentos-. Bueno, y ¿qué tal tú con Holly? parece bastante maja, antes de llegar a la casa, yo estaba en la calle porque había perdido el papel donde tenía el número de la planta y piso-. Volvió a reír, pero esta vez a carcajadas, a las que yo me intenté unir, pero no eran mis risas, parecía que me estuviese atragantando con un hueso de pollo-. Ella me ofreció dinero, como si yo fuese una especie de vagabundo con dos maletas en las manos.

-Maldita Holly, mira que le he dicho que no deseche el dinero, lo necesitamos más que a nada y ella siempre está ofreciéndoselo a los pobres, y creo que sí, si te lo dio, es porque pensó que tu cara era de estar necesitado de dinero-. Me cubrí el rostro rojo de la vergüenza, ¿por qué me siento así?-. Y a lo de tu pregunta... me va genial con ella, es la chica perfecta que cualquier hombre ha pensado tener a su lado, eh, ni se te ocurra tocarla o eres hombre muerto, ¿eh?-. Me amenazó con el dedo índice y asentí, tragando saliva como si fuese una piedra.

-Me alegro de que hayas encontrado tu lugar, yo estoy aún en proceso, mañana empiezo las clases en la universidad, a ver que tal me va-. Dije todo lleno de esperanzas.

Entramos en una cafetería en la cual pasamos toda la tarde hasta que se hizo de noche.

 Jugando con fuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora