Amigas en tiempos de crisis

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—¡Por Dios mujeres! —Expreso de manera impaciente observandolas llegar al lugar mientras observó la hora del móvil y comento—: Pensé que no vendrían ¿Porqué siempre tienen que llegan tarde?

Como siempre ellas ignoran mis quejas y sonríen entre ellas para luego referir:

—¡Ay Santo Cristo!... Deja el drama que no se encuentra transporte  y eso lo sabes de sobra —refunfuña Yosemig tomando asiento a mi lado y añade—: Te recuerdo que cada día va de mal en peor.

—Mil disculpas mi querida enana —aclara Daiyith con su cara risueña como de costumbre—, pero tuve que hacerle una vuelta al imperfecto de mi marido y se me complicó un poco la salida.

Bueno que más da al fin estamos reunidas que es lo que importa, no cabe duda que encontrarme con mis amigas siempre ha sido un ritual sagrado, me imagino que en todo el mundo es igual. Hablar del amor, de economía, de infidelidades, de decepciones e incluso de crímenes, claro hipotéticamente hablando ¿A quién no le ha cruzado por la cabeza? Estoy segura que en más de una ocasión ha deseado asesinar al marido, al jefe, al inepto gobernante de turno y pare de contar. Esto y más forma parte del repertorio de las conversaciones entre nosotras, somos como las costureras de la vida en tanto haya algún asunto de nuestras vidas que necesite un buen cosido o descocido dependiendo del dilema algo así como coser o descoser un vestido hasta que nos quede a la medida. Así seguiremos siempre reuniéndonos hasta que la muerte nos separe o pase lo que Dios disponga.

Ylena Sarmiento, esa soy yo. Llevo muchos años conociendo a estas mujeres, que son mi bastón en muchas circunstancias de la vida a lo largo de nuestra amistad. Lo que no quiere decir que conozcan todo de mí o yo conozca todo sobre ellas. Eso me resulta cómodo, pues le da un toque de misterio a nuestras vidas, además ¿Quién dijo que todo se puede contar? En mi caso hay cuestiones que son parte de mi y permanece bajo llave en el cofre de la intimidad.

-Ya te fuiste del planeta otra vez Yle. -se ríe Dai al sacarme de unos de mis despegues habituales- ¡Aterriza!

-Sabes que siempre me abstraigo -sonrió con un poco de vergüenza -, no puedo evitarlo, pero tranquila chicas ya aterrice.

-Normal en ella. -Advierte irónicamente Yose que está revisando los msn del celular.

-Pero díganme ¿Qué van a tomar? El café está realmente bueno, y debemos aprovechar de disfrutarlo aquí. Ya no se consigue en los abastos.

Ellas asientan consciente de lo que digo es la triste realidad. Nos conocemos desde hace casi diez años, poco a poco me he acostumbrados a sus personalidades y ellas a mí. Lo que agradezco sinceramente aunque no se los exprese a menudo. Hemos crecidos a la par de la crisis económica más grave de estos tiempos en Latinoamérica, buenos es la crisis que me ha tocado el bolsillo de manera espeluznante.

-Chico por favor, tres cafés por aquí.

Miro a mis amigas y por primera vez me doy cuenta lo diferente que somos. Dai es risueña, siempre con palabras de alientos, si lo pienso bien solo la he visto enojada en dos ocasiones y se le pasó en un santiamén. La admiro porque a pesar de las cicatrices de la vida por las que ha pasado nunca ha dejado que las circunstancias afecten su personalidad, claro a veces se pasa de "Madre Calcuta" y la gente quiere tomarle el pelo pero para eso estamos Yosemig y yo.

En cambio Yosemig es fuerte, enérgica, una cuarto bate aunque ella dice que sus kilitos son exceso de belleza. También es testaruda en eso nos parecemos mucho; es la que nos auxilia en todo, incluso en más de una ocasión nos ha librado de manera económica mientras esperamos la tan anhelada quincena que cada día rinde menos. Yose es muy directa al decir las cosas, no se guarda nada, lo que a veces es un inconveniente pero en este particular está Dai que nos equilibra dando un mejor balance entre nosotras.

Risas, Lágrimas y Disparates.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora