II

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En la mañana desde bien temprano ya he preparado todo para ir al trabajo.
No quiero olvidar nada. Todos los días es una odisea, siempre olvido algo ya sean las llaves, los lentes, las tarjetas bancarias en fin. Debo revisar todo muy bien antes de salir. Mis distracciones son brutales es por ellos que mis amigas son ese bastón que tanto necesito.

"Creo que no he olvidado nada. O si se me hace tarde y perderé la oportunidad de ver al hombre de mis sueños trotar como todas las mañanas, eso sí es algo no puedo permitirme olvidar."

Cierro la puerta plenamente segura de no haber olvidado nada. Hora de ir a trabajar como esclava para medio sobrevivir como pordiosera, ni modo.

—Buenos días Ylena, ¿cómo amaneces? —Saluda cariñosamente la Sra. María que me aborda al salir de casa como todas las mañana.

—Muy bien, gracias a Dios. —respondo cortés—. ¿Cómo sigue de su pierna?

—¡Ay! Mija, está mucho mejor. ¿Sabes? cuando pega el almanaque no hay remedio que valga para los achaques de la edad.

—Usted siempre con sus cosas. —sonrió divertida por la ocurrencia la señora.

La Sra. María lleva tiempo viviendo en la urbanización fue amiga de mis padres. Me ayudó mucho a superar sus repentinos fallecimientos en aquel fatal accidente. Desde hace poco sale a caminar todas las mañanas por recomendación de su cardiólogo, hace seis meses sufrió un infarto.

Camino hacia la parada cuando ¡Dios! Ahí está el colirio de mis mañana para comenzar un excelente día. Daniel ya está en el parque realizando sus acostumbrados ejercicios de calentamiento para luego salir a trotar por los alrededores. Ese cuerpo sí que está bien formado, creo que lo esculpió una artista de la época griega, no le veo ningún defecto, claro que mi vista solo se fija en él y omite a los demás que se encuentran el parque. En fin ya tome mi medicina de las mañana debo salir de la hipnosis que me produce al verlo para asumir las responsabilidades diarias.

***

En la oficina.

—Necesito los documentos para revisar y hacer los ajustes necesarios antes de enviarlos a la oficina central. Espero ya los tengas en la mano Srta. Ylena.

Gruñe mi jefa que como siempre está acelerada aunque parece que siempre está en cortocircuito.  Aquí le decimos "La Cacique" mote que se ha ganado a pulso por cómo trata al personal a su cargo aunque no cabe duda que es buena en su trabajo.

—Sí, Licenciada Morales, justo iba a su oficina para dejarlos en su escritorio.  —Contesto dirigiéndome a su despacho acelerando los patines.

—Bien, muchas gracias. Serías tan amable de traerme una taza de café. Te lo agradecería, por favor.

—Claro con gusto. —Asiento con una media sonrisa mientras cierro la puerta.

No pierde oportunidad para tratarme como su muchacho de mandados. Ni modo le llevaré su café, así aprovecho y tomo una taza también para mí.

De regreso ya con el café para "La Cacique" me encuentro con Miguel que trabaja en el área del informática además de ser el vocero sindical de esta sucursal. Aprovecho la oportunidad para tratar un asunto con él:

—Oye no he tenido respuesta del préstamo en caja de ahorro. ¿Qué has sabido tú?

—Tienes que llamar a la Oficina Central Yle, siempre les digo que estén pendientes de sus peticiones.  —refiere con la paciencia que lo caracteriza—. En mi caso ya depositaron en mi cuenta el préstamo que solicité hace quince días.

Risas, Lágrimas y Disparates.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora