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Domingo de sopita y batido de tomate con guayaba para desaparecer al "ratón" -resaca- aunque creo que es un enorme canguro por lo fuerte del dolor de cabeza. Dai tuvo que irse temprano a su casa. Su móvil no dejo de repicar en la noche, creemos que tal vez Rubén nos vio, pero no pudo comprobar que nos encontrábamos en el club.

Es probable que ella tenga problema al llegar a casa, sin embargo no quiso nuestra compañía, para tranquilizarnos prometió llamar al móvil de alguna de nosotras de necesitar ayuda.

Luego de un buen baño, Yose y yo decidimos seguir en cama.

—No puedo creer que te atrevieras a tropezar a Daniel, que audaz eres Yose.

—Eso fue gracias a las cervezas que ya estaban haciendo efectos inhibidores —ríe con picardía— sino es así creo que no me hubiese atrevido.

—Cierto amiga, pero en cambio a mí me dejo sin habla por breves momentos. Suerte que luego pude conversar después. Casi muero al verlos acercase a la mesa. —refiero mientras doy un giro en la cama buscando una posición más cómoda para charlar.

Así pasamos el día, en cama, chismeando todo lo acontecido. Reflexionando de las cosas locas que hacemos por ayudarnos mutuamente.

***

—Ylena, necesito los informes de movimientos de bienes del trimestre. Te agradezco que no demores. Ordena la Cacique haciendo su entrada a la oficina, no me dejo ni probar el café.

—Listo Licenciada, de inmediato los tendrá en su escritorio —respondo buscando en el archivo los más rápido que puedo.

Definitivamente la jefa debe buscar marido, no puede ser que desde tempranas horas solo sale de su boca rayos y centellas, hasta el Dios Zeus le debe tener miedo. Sigo tratando de encontrar los informes que para variar los demás compañeros no han entregado a tiempo y luego el "chaparrón de agua" recae en esta pobre mortal.

Me dirijo de una oficina a otra recopilando parte de los documentos. Al fin puedo dejarlos en su escritorio. No si antes recibir el reclamo por la demora.

—Disculpe Licenciada. Pero algunos estaban sin firmar y tuve que devolverlos a las oficinas de cada departamento.

Me retiro y regreso a terminar otros quehaceres que hacen falta terminar. En ese instante coincido con mi compañero Miguel.

—¡Hola Ylena! ¿Mucho trabajo con la Cacique?

—Muy gracioso, claro tú pasas el día trabajando en la calle, no tienes problemas con ella. Imagino que tienes los informes de servicio técnico de las oficinas donde realizaste mantenimiento. Necesito todo para colocar en sus respectivas carpetas antes que la Cacique los solicites.

—Si Yle, precisamente iba a hacer entrega de cada uno de ellos. —expresa Miguel pero, antes de retirarse me refiere.

—Sabes, hoy fui a la sucursal donde trabaja Daiyith, pero se reportó enferma. ¿Sabes que tiene? Me gustaría llamar pero no quiero causarle ningún inconveniente.

Sentí algo extraño en lo expresado por Miguel, un escalofrío recorrió cada centímetro de mi cuerpo.

Entonces recordé que solo había recibido un mensaje de Dai que decía que había llegado bien y sin novedad que contar. Que no había porque preocuparse.

Risas, Lágrimas y Disparates.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora