VII

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¡Dios, gracias por este nuevo día!

Me estiro cual pereza en la cama. Aún tengo dolor en el rostro que me recuerda que debo levantarme, tomo el celular de la cómoda para notificar en el trabajo que no asistiré por tres días por estar de reposo médico. Veo mi cara en el espejo.

¡Qué horror! El Imbécil, dejó maltrecho mi ojo está casi negro, tendré que usar los lentes de sol!

Abro la ventana de mi habitación, necesito respirar aire puro para despejar mi mente de malos pensamientos. Me aseo, busco en el closet algo decente que ponerme. Salgo de la habitación con unos shorts rosados y una camiseta blanca estampada con una rosa rosada y unas zapatillas blancas.

Dirijo mis pasos a la cocina para hacer café, realmente me hace falta una taza grande, sin embargo en el pasillo ya puedo oler el delicioso aroma de la cafeína impregnando mi olfato.

¡Mmmm, que rico aroma!

-Buenos días, vecina. Veo que se te pegaron las sabanas -Expresa Daniel con una sonrisa arrolladora mientras sostiene una taza de café.

-Buenos días Daniel, pues si, la verdad no quería levantarme de la cama, pero aquí estoy. Pensé que ya te habías ido. -digo estirando la mano para agarrar la cafetera.

-Ylena, ven toma asiento. Te serviré el café. - toma una taza de la alacena, me sirve el café, rozo sus dedos al tomar la taza.

-Me tome el atrevimiento de invadir tu cocina. Hace rato que desperté, incluso salí a comprar la prensa. -En ese momento se acerca hasta mí-. Debes cuidar muy bien esa contusiones del rostro, aún están delicadas. Toma en cuenta las recomendaciones médicas para que mejores pronto.

Apenada por la cercanía de su cuerpo, bajo la mirada.

-No te preocupes, seguiré al pie de la letra las indicaciones del doctor.

-¿No tiene que hacer tus ejercicios matutinos? -digo apresurada tratando de quitar la atención sobre mí y acurrucándome como una niña en la silla-. Ya casi son las nueve de la mañana.

-Me agrada empezar mi rutina a tempranas hora de la mañana, cuando el sol comienza a brillar, pero hoy lo pospuse. Solo daré algunas vueltas por el parque, ya en la tarde trataré de completar los ejercicios. -Me observa fijamente y concluye -No te preocupes vecina. Aún estoy en forma.

No puedo evitarlo, así que mis ojos traviesos lo observan con deseo.

"Ni que lo digas, estas de un divino para morirse."

Sonrió cómplice de mis pensamientos atrevidos. No cabe duda que estoy disfrutando cada instante de su presencia.

Antes de marcharse, tomamos el desayuno que por supuesto él hizo: Huevos revueltos con pan tostado y otra enorme taza de café. Debía ir al trabajo. Me alegra haber podido conocer un poco de él, por ejemplo; que no le gusta los temas políticos. Al parecer considera que en estos momento nos han traído muchas controversias e intolerancia en la ciudadanía. Bueno nadie es perfecto, yo en cambio, yo adoro la controversia aunque claro sé hasta dónde y con quien debo tener un límite.

No tolera la violencia, pese a ello, ayer tuvo que quebrantar su filosofía para impedir que él bruto de Rubén me lastimara más. En fin estuvimos conversando hasta que se marchó.

Al cabo de un rato me doy cuentan de algo...

¡Que olvidadiza soy! Ni si quiera le agradecí por haber pasado la noche cuidándome. ¡Idiota!

Luego de desvanecerse el hechizo nocturno, tomo el celular para llamar a Yose. Casi de inmediato atiende la llamada.

-Yle, ¿Cómo estás? Me quede preocupada.

Risas, Lágrimas y Disparates.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora