Extras Litost

5. [Elias Moriarty]

Dato curioso No. 5

|El día en que Sam le da su apodo a Kevin (Ke-bobo), 31 de Enero, cuando él cae desde un trampolín, es el día de mi cumpleaños.|

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[0.2 FUTURO]

23 / Diciembre / 2030

—Cambio de idea —declaro volviendo a encender el auto—, no estoy listo. No. No y no. Ni ahora ni en un millón de años.

—Cariño —habla la peliroja a mi lado—, ya hablamos de esto. Estás listo, solo tienes que dejarlo ir.

Miro a Gaby por varios segundos, su sonrisa blanca y tranquilizadora, mezclada con aquellos rosados labios y mejillas llenas de pecas, con un rubor diario que la hace resplandecer de todos y todo.

—No quiero —admito, incluso cuando tan solo dos días atrás, acepté.

—Sí quieres —me convence la pelirroja—, solo tienes miedo, y eso está bien amor.

Ella toma mi mano y hace que vuelva a apagar el motor. —No lo pienses —me aconseja—, confía en que todo saldrá bien.

No necesito meditarlo más después de eso, ya que si ella piensa eso, no tengo razón para no creerle. Ambos bajamos del auto, y tomo su mano entre la mía mientras que caminamos sobre la helada y blanca nieve que cubre el suelo y la estructura del aeropuerto Flyways. A lo lejos veo a varias personas a punto de caer a causa de la nieve, aunque llega a ser cómico, ya que todos sufrimos lo mismo.

Mientras que la mano de Gaby aprieta la mía, no hay forma que tema el resbalar y caer, porque incluso si lo hago, su tacto me asegura una buena oportunidad de hacer un acto heroico y protegerla para que no se lastime. Mis orejas y nariz se congelan, a pesar de la bufanda roja y gorro negro que traje, lo único que no tiembla es mi pecho debido a las mil y un chaquetas que me coloqué. Aunque debo admitir, que me negué a usar guantes, y la razón de eso es Gabriela, ya que al saber que tomaría su mano, me dije que la sostendría por completo, y me encargaría de darle calor.

A veces puedo ser tan femenino que me asusta. Antes no solía ser así, antes de Gaby era alguien diferente, sonrío mentalmente, si estar enamorado significa ser un cursi sin remedio, podría vivir con ello por el resto de mis días, si a cambio puedo estar junto a la pelirroja que ama leer.

Varias escenas se reproducen en mi panorama mientras nos adentramos al aeropuerto, observo familias reunirse, viejos amores abrazándose, despidiéndose, amigos, compañeros de trabajo. Y me encuentro pensando, que nunca imaginé que éste lugar podría ser el más feliz, o el más triste en acudir. En mi caso, ni siquiera estoy seguro de qué es para mí.

—¡Ahí está Eli! —me informa Gaby, y prosigue a levantar el brazo para llamar la atención de alguien a la distancia—. ¡Hiroshi! ¡Por aquí!

Distingo por fin a Hiroshi, su negro cabello le cae como púas en la frente, así que aquél look lo hace parecer "el chico malo". Sus ojos rasgados no son tan marcados, debido a la nacionalidad latina de su madre deduzco, aunque tanto su mandíbula como su nariz son rectas y duras, sin duda por su lado japonés paterno. Se encuentra usando tan solo un suéter de cuello negro y unos jeans oscuros, lo miro como a un loco al cuestionarme sobre cómo no se encuentra muriéndose de frío.