4. [Robert Brown]

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Dato curioso No. 4

|Logré los mil votos el 28 de Diciembre del 2015 y los dos mil votos el 25 de Marzo del 2016|

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[0.1 FUTURO]

Ocho años después...

10 / Septiembre / 2030

—Se trata más que de un lienzo con colores —explica la profesora Barks—. Quiero que me expresen lo que los llena, qué los complementa y define como seres humanos, pecadores y artistas —recorre con sus ojos a todos nosotros y sonríe de lado—. Tienen una hora, buena suerte.

En un parpadeo todos comenzamos a actuar, dejo que cada persona a mi lado se desvanezca para poder concentrarme en mi trabajo, los olores me ayudan a inspirarme de una manera innatural, la madera en mi mano perteneciente al pincel con pintura negra dejo que se deslice con perfecta presión sobre el lienzo, he hecho esto tantas veces que ya no me causa la más mínima preocupación el preguntarme qué es lo que terminaré dibujando.

Si forma parte de mí, tomará forma por sí solo.

Es lo que siempre he creído. Las horas transcurren en completo sosiego, interrumpido únicamente por el sonido de pinceles deslizándose a la derecha, izquierda, en curva, en línea recta, en figuras... En aquello que nosotros mismos representamos. Sonrío.

Horas más tarde, la profesora termina de criticar el trabajo de Amelia dándole un siete como calificación bimestral, y seguidamente se pone a un lado de mí para calificar mi trabajo. Todos ya se han ido, ya que una vez que han obtenido sus calificaciones son libres de dejar el salón, y considerando que soy el último de la fila del fondo, tengo gran tiempo para esperar... Mientras que la profesora Barks escruta mi trabajo, yo observo a Amelia dedicarme una sonrisa de suerte antes de que se apresure a salir de salón.

—Buen trabajo Brown —felicita Barks mirando el lienzo que deja ver a una fina bailarina, de puntas sobre un tronco que cuelga desde lo alto de un río, con aguas turbulentas negras con misterios en el interior, y ella es ignorante al peligro que la amenaza justo en sus narices, porque se siente completa, en seguridad, y feliz—. Pero te daré un ocho.

Mi ceño se frunce mientras que ella anota mi calificación en su carpeta y prosigue a alejarse para irse.

—¡Profesora Barks! —la detengo tomando mis cosas a tiempo y alcanzándola en el pasillo mientras que camino a su lado—. No quiero contradecirla, pero me gustaría saber por qué he recibido ésa calificación cuando a Fineas le ha puesto un diez por dibujar a un perro corriendo sobre una pelota.

—Todos dibujamos cosas diferentes a la hora de expresarnos joven Brown —se limita a responder—, tu trabajo es muy bueno, me atrevo a decir; excelente, tienes un talento muy grande, pero careces de inspiración. Aquella pobre bailarina en tal peligro, sí esta calmada, segura, no obstante, teme atreverse a algo más —frunzo el ceño mientras ella continúa hablando—. No toma riegos, ¡y de eso se trata la vida! De lanzarte al vacío sin saber qué te espera y aprender lecciones... —me sonríe de lado antes de seguir caminado—. Te pondré un diez Brown —informa ya a medio camino—, cuando me demuestres que haz dado aquél salto.

La profesora desaparece mientras que me quedo parado meditando lo que me acaba de declarar. Suelto un suspiro de frustración, y al salir de la escuela, dejo mi patineta en el suelo, listo para subirme y rodar a casa, con cada palabra de Withney Barks retumbando en mi cabeza.
Es muy extraño, estaba seguro que lograría el perfecto diez ésta vez, sin embargo, nunca he podido alcanzarlo después de la primera clase del ciclo. La profesora espera que dé un "salto" a lo desconocido, empero, ¿cómo se supone que debo haber eso?

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