1 VIAJERO 886
(Sobre Ramsey)
La mañana del primer día del mes del "viajero", un Dios, aclaro para los que no están familiarizado con la cultura de la Metrópoli. Se escuchó el llanto de una pequeña quien nació con un destino predeterminado, se cree que el Viajero nació el mismo día, y que todo aquel que nace en la misma aurora posee el espíritu de ese dios, un espíritu de cambio, de destreza, de inconformidad.
Su nombre es Dalayla, una pequeña hermosa de tez morena, ojos color miel y una cautivadora sonrisa , que a pesar de su ceño fruncido irradia alegría. Su familia es una familia comerciante como la mayoría de los habitantes de Las Colinas, nombre de la zona, como podemos ver un nombre nada rebuscado y para ser sinceros, seguramente es por no ser una ciudad registrada ante La Metrópoli, sino un suburbio rebelde de esta.
Su madre es Leena, parecerá extraño pero su oficio es el de Herrero, situación común en las colinas, debido a que la distinción entre hombres y mujeres no existe ni hay desventajas al respecto. Algunos apelan a que pertenecen a una civilización muy avanzada en su cultura, otros en cambio dicen que es una muy primitiva; lo cierto es que el sistema económico de Las Colinas ha florecido de manera espectacular en los últimos años.
Las caravanas grupos de viajeros que re reúnen para transportar productos de una ciudad a otra, trabajan incesantemente gracias al descubrimiento de un metal magni-fico, el "Hierro Rojo".
13 VIAJERO 886
El llanto que pareciera molestar a los vecinos y al hermano mayor, es como un susurro de ternura para Leena. Ella deja con gusto su lecho y corre a consolar a la recién nacida, la estrecha entre sus brazos y por unos segundos quisiera mientras la ve, adivinar el futuro de su pequeña.
La voz de su hijo interrumpió sus pensamientos:
¡Madre¡ - interrumpió la voz de un muchacho -
-Dime-
-Mi hermana, está bien?, ¿necesitas que te ayude a cuidarla?, acuérdate que el Curandero te ha dicho que debes descansar.
-No te preocupes, descansa un poco. Mañana llega la caravana y tu padre necesitará que le ayudes, ya duerme.
El joven intentó dormir, pero la extraña sensación de presentir algo malo, le impidió conciliar el sueño.
¡Crack¡- trono una silla de madera – Leena parecía estar perdiendo el conocimiento.
El rostro de la Madre cambio radicalmente, sostuvo fuerte a la bebe, e intento sentarse sin hacer ruido, fue imposible, apenas podía mantenerse en este mundo.
Leena se aferró a la mesa y a la pequeña, y en el intento por no dañar a su hija, golpeó el florero azul el cual rodó por la mesa precipitándose a caer y anunciar el accidente con el ruido tan escandaloso del cristal destruido. Segundos antes la mano de Leena milagrosamente alcanzó el florero azul y detuvo la caída.
Había agua derramada en la mesa, de 5 girasoles accidentados, dos lograron tocar el piso, los demás se resistieron y evitaron salir dañados. Leena intentó recuperarse y apenas supo que podía ponerse en pie, acercó su silla a la mecedora, y arrulló a la bebé dejándola a salvo.
Era madre de un muchacho de 16 años, el deseo de tener más hijos radicaba en comparar la fertilidad de las otras madres con la suya, ninguna tenía menos de tres descendientes, ella en cambio cargaba en su expediente 3 abortos y un augurio negativo por parte de los Curanderos. Estos personajes son tan extraños, pero reales. Viven aislados, cruzan bosques, ríos y desiertos, encuentran en quién sabe dónde sus conocimientos, vuelven pocos, y para algunos, vuelven malditos, para otros son una bendición de los dioses. No todos se atreven a pagar una consulta de ellos, el resultado es seguro, lo que no es seguro es el precio. Dicen los cantos y leyendas que el precio de un milagro es el recuerdo más preciado, aunque en un mundo como este, en el que los recuerdos pierden su valor, pareciera que el costo es barato, muchos han traficado con su memoria, muchos no han vuelto a ser los mismos. Tal es el caso de Leena.
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Hierro Rojo "Una noche en las colinas"
AcciónEn los tiempos de crisis, de mitos y en los tiempos bélicos, puede nacer algo llamado amor. Una vez habiendo nacido, es imprescindible luchar para que no muera.