Soy un chico cualquiera, con un nombre común, que vive en un lugar común, que lleva una vida tranquila.
En fin, tal vez a nadie le importe, pero, mi nombre es Cameron Wayne (me pueden decir "Cam"), y vivo en Texas; Estados Unidos de América, más específicamente en el condado de Galveston, soy una persona promedio, tengo una estatura de 1.75 metros, tengo una tes de piel blanca, pómulos rojizos, tengo una nariz aguileña, mi cabello es color castaño claro, no me considero guapo, a pesar de que me lo han dicho muchas veces, usualmente utilizo jeans negros un poco apretados, sudadera estilo fútbol, tennis negros, y playeras con diseños varios, lo que más me gusta, es vivir tranquilo, con mis amigos, el anime, y ser como el aire... Libre, ya saben, cosas comunes... Aunque, lo que me gusta es común, lo que amo, y me encanta, no es para nada común.
Ahora mismo estoy de camino a mi nueva escuela, un muy "agradable" y "acogedor" reformatorio, tal vez no sea la primera cosa inusual en mi vida pero... ¿ir de camino a mi propio infierno? es ridículo, y tal vez se pregunten... ¿porqué vas de camino a tu propio infierno?... Pues, es un poco confuso y la verdad, muy poco grato de recordar... Pero, merecen saberlo.
Estaba con uno de mis mejores mejores amigos, y estábamos viendo a las chicas que pasaban por ahí, pero perdimos la percepción del tiempo, y pasamos de estar ahí desde la 1:45 p.m, hasta estar a las 11:34 p.m viendo mujeres, platicando, incluso fuimos a una de esas famosas cadenas de restaurantes de comida rápida, en Burger King, en fin... Pasaron las horas, nos estábamos aburriendo, y ya nos íbamos, solo que, cuando estábamos a punto de salir de esa plazuela de suelo de ladrillo rojo carmesí, con poca gente, y una fuente de mármol cincelado en el centro en la que nos encontrábamos, observamos a una chica saliendo de la mismísima oscuridad, casi como si viviera literalmente en las sombras; la chica, la más hermosa que había visto nunca, un poco bajita, de tes blanca, cabello castaño claro, con flequillo, una complexión delgada y envidiable, una sonrisa que haría que hasta el más macho, se doblegase ante ella, pero lo mejor, sus ojos, unos ojos, grandes he hipnóticos, que, a pesar de ser color avellana, me parecieron de color rojo intenso cuando la miré directamente a los ojos. Nos dimos cuenta inmediatamente de que no era una chica común, era... No lo sabría describir, no se si era un ángel, o un demonio... Lo que sí se, es que... Fue amor a primera vista...
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Illa, meos casus.
Short StorySi en realidad supieses lo dañino que puede llegar ser tu placer, aún a costa de los demás... ¿aceptaría, mi señor, sacrificar a los demás a cambio de su placer? Bueno... No lo sé... Claro que sí, sólo si los demás a los que sacrifique no son tú...