"VERDADES ANHELADAS"

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Sigo sin poder asimilar muy bien lo que ocurrió, así que ayer volví a dormir, y por fortuna, no soñé eso de nuevo, pero hoy... Hoy iré con un psicólogo de confianza, era el "loquero" de mi padre, el cual, sufría de esquizofrenia, afortunadamente, sus ataques nunca llegaron a más lejos que gritar... Por eso quería a mi padre, su amor por nosotros hacía que pudiera controlar su condición... Lo quería, hasta que hizo eso... Eso día... Acabó con dos vidas, es raro como toda una vida hecha y derecha puede ser deshecha y arrojada al caño en unos segundos...
En fin, alejo esos pensamientos de mi cabeza, y corro por toda la estancia, con unos sillones un poco viejos de color blanco opaco, con estampado de flores, un piso de madera obscura que resalta el color blanco de las escaleras y a juego con las paredes moradas de la sala de estar, la cual tiene uno que otro cuadro, un par de ventanas con cortinas de color azul marino y una televisión de 30" pulgadas, y una puerta blanca de metal, doy un recorrido por todo ese paisaje dentro de mi casa para ir a la cochera, en la cochera solamente hay paredes y cajas llenas de polvo, herramientas y otras cosas que he acumulado con el pasar de los años. Me subo en el auto; un Citroën C3, de color rojo, y emprendo mi camino hacia el hospital del Doctor Moses J., el médico de cabezera de mi padre, está a las afueras de la cuidad, por lo cual, calculo que me tardaré en llegar desde Galveston hasta su consultorio al menos una hora, así que me dispongo a salir lo más rápido posible de mi casa, son las 6:00 a.m, osea que llegaré a las 7:00 a.m (al menos) a su consultorio, por lo cual, tengo su número... Todo listo... Y pongo en marcha el auto, todavía hay algunas estrellas, se ve la luna, y el sol se ve en el horizonte, en una pelea de la luz del día contra la oscuridad de la noche por controlar los cielos, no se porque, pero me recuerda al sueño surrealista de ayer, aunque, fue tan real que... ¿en serio fue solo un sueño? ¿no pudo ser real?... Mientras busco las respuestas a esta pregunta, parece que el sol ha ganado la batalla, pero la luna sigue aferrándose a la victoria y continua impresa en el cielo diurno... Tantas cosas que pensar... Pero... No me di cuenta del auto que venía a mi derecha en una intersección de las calles, lo único que vi fueron unas luces que cada vez se hacían más grandes y venían hacia mí, afortunadamente el conductor de ese auto sí me vio y se detuvo, pero justo a tiempo, su auto quedó a unos pocos metros del mío, el conductor del auto vecino se baja, tal vez para ver que todo esté en orden, pero yo estaba tan desconcertado en mis pensamientos que no me di cuenta de que era un auto policial el que casi colisiona con mi vehículo, y que el individuo que bajó del auto era Michelle.
—¿Qué hace tan temprano por estos rumbos señor Cam?—otra vez ese molesto tono monótono y sin interés—.
—Hum, pues, verá oficial, estaba de rumbo hacia... Las afueras de la cuidad, iba a... Hacer un pequeño día de campo...—dije, sin mucho animo de contestar—.
—¿En serio?, porque yo no veo que lleve nada para esa actividad...—entre cerró los ojos y me di cuenta de que no se lo creyó—.
—Y bueno, pues... Eso se debe a que tengo un amigo ahí, a las afueras, es... El Dr. Moses J.—dije, tratando de dar más detalles falsos para que me creyera—Si quiere, puede escoltar me y ver que sí voy a hacer un día al aire libre con él...
—¡Oh! No, no es necesario, confío en usted—por primera vez se le quitó ese tono aburrido de la voz—Solamente... Necesito que esté en su casa a las 4:10 a.m, que disfrute su día señor Cámeron...
Sube de nuevo a su automóvil, y se va, como si nada hubiera pasado. En fin, supongo que no es nada fuera de lo común para un policía...
Vuelvo a encaminarme hace el consultorio del Dr. Moses J., y en el camino, a pesar de deber pensar en el juicio y/o el veredicto que dará el juez, mi mete prefiere jugar con mis sentidos, y empiezo a pensar en el sueño de ayer... En la chica... En la visión... En mi difunto amigo...
Después de dos horas, al fin he llegado al consultorio; un edificio de 5 plantas, con faroles a los lados, de color blanco, ventanas en cada cuarto, y un letrero que con la inscripción:
"CENTRO DE SALUD MENTAL DEL DOCTOR MOSES J."
—Bueno... Es hora—me dije a mí mismo, tomando aire—.
Bajé del auto y me dirigí hacia la entrada principal, una vez dentro,  observé dentro que las paredes estaban teñidas de un blanco limpio, no un blanco feo, si no, un blanco que indicaba esterilidad en el ambiente, un suelo de alfombra tupida de color café obscuro, el techo de un color rojo carmesí con lámparas de luz led de color blanco, y en una zona de la habitación, una recepcionista atendiendo al menos 4 teléfonos a la par, frente a ella, un escritorio en forma de medio círculo de color café con tonalidades como de madera se herejía frente a ella, y encima fe este, había un cuadernillo con varias fechas, horas y nombres en ella: "30/02/16; 4:20 p.m; Srta. Sophia L." "31/02/16; 5:45 p.m; Mr. Sebastian". Entre otras fechas, nombres, horas, etc...
Me percato de que necesito colocar ahí mi nombre, gracias a que la secretaria me indica con la cabeza el bolígrafo y el cuadernillo.
"

01/02/16; 8:10 a.m; Cameron Wyne."
La secretaria suelta uno de los teléfonos para poder tener la mano derecha desocupada, se levanta de la silla y se inclina ligeramente hacia el cuadernillo, y me doy cuenta de que la verdad, es bastante atractiva, aproximadamente 30 años de edad, una blusa morada y una chaqueta de cuero, unos jeans ajustados, y unas botas negras estilo "dark", tomo el cuadernillo, puso su firma delante de mi nombre, me solicitó mi firma y mi identificación oficial, para mi suerte, tengo justamente los 16 años de edad requeridos.
Después de unos dos o tres minutos de charla y cosas de legalidades, me permite el paso.
—Disculpe, ¿me podría decir dónde se encuentra el Dr. Moses?—dije, un poco apresurado—Necesito verlo.
—Lo siento, pero, ¿para qué quiere ver al Dr. Moses?—preguntó la secretaria.
—Es algo personal, es un viejo amigo de mi padre...
—¡Oh! ¿eres el hijo de Joseph? ¿ese del que tanto habla?
—Si, eso supongo—dije, sin muchas ganas de pensar una buena respuesta—Entonces, ¿si me puede decir en dónde está?
—Claro, se encuentra en el 5° piso, en la habitación número... —dijo mientras hojeaba un cuadernillo que tomó de debajo del escritorio—En la habitación número #50 "B"...
—Muchas gracias...
Inmediatamente me fui, dándole la espalda, me acerqué a las escaleras. "Muy bien, haya vamos..."
Solo escuché la voz de la secretaria decirme algo como: "Hasta luego... Cameron". Luego de eso... Solo una cosa se interponía entre yo y la verdad de aquél sueño... Una serie de escaleras y 99 cuartos de hospital...

Illa, meos casus.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora