Ausencia

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Comienzo con mi vida de nuevo, las personas llegan a mi vida.  Algunas se van, otras permanecen un tiempo y después siguen su camino, mientras otras sólo dejan su estela al pasar.

Conozco personas nuevas, hombres y mujeres. Algunas de ellas se vuelven importantes, grandes amigos, quizá un amor al cuál pretender, pero ninguno me marca como ella, nadie llega a llenar ese lugar.

Cuando salgo de paseo con mis mejores amigos, entre broma sale su nombre, burlándose de mi sentir respecto a lo que no pasó, a la relación que no se estableció con Gabriela (después de todo, está bien reírse de sí mismo de vez en cuando.) Incluso mis padres cuando la recordaban soltaban alguna broma, la cuál me hacía gracia, yo continuaba la broma o la aceptaba con una sonrisa en el rostro, aunque en realidad era como una pequeña espina que se encajaba al oírla mencionar, al oír su nombre.

¿Y qué ha pasado con ella?, ¿Se encuentra bien?, ¿Cómo le sonríe la vida?, o al menos, ¿le sonríe?. No lo sé, y lo quiero saber, pero no tengo los pantalones para preguntarlo, tengo miedo. A que mi mensaje sea contestado después de días, a que mi llamada sea colgada o entre la contestadora, a que toque su puerta y no salga, tengo miedo a escucharla de nuevo, y no porque me pueda romper más, sino porque me vuelva a unir el corazón.

Amor de metrópoliDonde viven las historias. Descúbrelo ahora