Besos sabor chocolate.

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Bin, Jinwoo y Myungjun caminaban apresurados de un lado a otro por el lugar. Habían muchos más clientes que antes, debido a que la popularidad de la pequeña y acogedora cafetería se mantenía creciendo considerablemente con el paso de los días. Tan sólo habían transcurrido tres meses desde la inauguración del establecimiento. En el primer mes, realmente no contaban con mucha clientela, o al menos no la suficiente, pero a partir del segundo mes, creció y creció, convirtiéndose en una de las cafeterías más conocidas de la calle en la que se encontraba. La ubicación favorecía bastante, pues era cerca del centro de la ciudad.

Aquella tarde tenían mucho trabajo. El lugar estaba repleto, no quedaban mesas disponibles, y cada que un grupo de personas se iba, otras llegaban rápidamente, casi sin dejarles tiempo para limpiar o acomodar.

El trío eran los meseros, encargados de transportar los alimentos a las respectivas mesas. Ellos se caracterizaban por mantener a los clientes contentos, respondiendo las dudas que tenían sobre el menú o cualquier duda sobre la ciudad (en caso de ser turistas), asegurarse de que los clientes reciban las bebidas o platillos correctos, que estén bien hechos y como los han pedido. Esa era una de las razones principales de la creciente popularidad: el buen servicio proporcionado.

Eunwoo, un joven alto, apuesto y de oscuros cabellos era el cajero, quien además de cobrar y proporcionar las cuentas, conducía a las personas a sus mesas correspondientes y se encargaba del servicio cuando los otros tres chicos estaban muy ocupados. Un verdadero encanto con los clientes, con el espíritu de un alegre y respetuoso anfitrión.

—Permítame sugerirle un delicioso postre para acompañar su café. Nuestra tarta de frambuesa con chocolate blanco es una delicia, no se arrepentirá de probarlo, se lo aseguro —expresó Bin con la amable y servicial sonrisa que lo caracterizaba, dirigiéndose a una señora de avanzada edad que acababa de recibir su taza de café caliente.

Inevitablemente, Eunwoo esbozó una sonrisa al contemplar la escena. Le encantaba la manera en la que Bin siempre se dirigía a todos los clientes con su habitual cordialidad y cortesía. Disfrutaba poder admirar esa faceta suya cada día. 

Trabajar juntos era considerado por ellos mismos como lo mejor que pudo haberles ocurrido. No soportaban la idea de tener que estar separados la mayor parte del día, por esa razón -y por unas cuantas más- decidieron buscar un empleo que ambos pudieran desempeñar, pero, la búsqueda no fue nada sencilla, pues en la mayoría de lugares en los que intentaron solicitar trabajo, ofrecían una sola vacante. Hasta que, quizá por obra del destino, en un día cualquiera encontraron el pequeño cartel con la frase escrita "Se solicita personal", pegado en la puerta de la cafetería.

Después de un largo rato, el castaño se acercó al mostrador donde estaba Eunwoo, apoyándose con los codos sobre el vidrio para así poder acercar su rostro al de él.

—Hola, cariño —pronunció con la mirada fija en sus bellos ojos y una sonrisa juguetona.

Eunwoo retrocedió un poco, avergonzado, porque Jinwoo se encontraba muy cerca y podía escucharlos, lo cual no quería, pues aún nadie allí sabía de su relación.

—Ahora no —susurró—. No estamos solos.

—Cariño... —repitió en un tono notablemente más bajo, comprobando que nadie pudiera escuchar.

—Vuelve al trabajo, no falta mucho para cerrar —repuso Eunwoo en un intento por no sonreir.

—No puedo esperar a que cerremos — Bin le guiñó un ojo y regresó a su puesto, atendiendo a una pareja que acababa de llegar.

Momentos después, Myungjun llegó con paso acelerado y un evidente cansancio hasta el mostrador para pasarle a Rocky la nota con el pedido que acaba de realizar. Rocky era el jefe de cocina y justo estaba saliendo en ese momento.

Coffee Shop ; Binwoo ‹ ASTRO ›Donde viven las historias. Descúbrelo ahora