Los fastidiosos rayos del sol quedaban estampados en la cara de Marie provocando a la chica un despertar nada placentero. Se ha levantado con el pie izquierdo, cerro la ventana y camino en dirección al baño para darse una ducha. Todo parecía normal, para ella era un día común y corriente. Salio del baño y entro nuevamente en su habitación a vestirse, hoy no había trabajo, solo entrenamiento.
Evan estaba haciendo el desayuno, ella se sentó en la pequeña silla de bar de la barra con cara de pocos amigos, a lo que Evan la miro divertido.
—Parece que alguien no anda de humor hoy. —Menciono Evan mientras preparaba unos sandwiches.
Marie se limito a mirar a otra parte ignorando el comentario de su amigo, al terminar de desayunar quiso salir a la calle a tomar aire fresco, pero recordó que es de día y ella odia los rayos del sol y la algarabía de las calles.
Siguió durmiendo hasta ser despertada por lo que parecía una entretenida conversación proveniente de la cocina, en segundos ya Marie estaba presente en el lugar observando como Evan y Patrick se reían desplomados en el sofá, ella frunció el ceño y los miro con enojo.
A Marie nunca le ha caído bien Patrick, no le tiene confianza por el simple hecho de ser un íncubo, un demonio del sexo. Estos seres, roban la energía de las mujeres humanas por medio del sexo, son manipuladores, seductores e irresistibles, pero solo para las humanas, y Marie es mitad humana, no puede estar en un lugar en el que este un íncubo presente por seguridad propia, ellos se aprovechan de su condición e intentan propasarse, pero al ser la hija de Semyazza y tener tantos poderes heredados por su padre se les hace difícil hacerlo.
—Hola Marie. —Saludo Patrick con una sonrisa picara.
—Hola. —Contesto Marie con frialdad. —¿Podrían parar con su alboroto? estaba dorm...
Fue interrumpida por el telefonillo del departamento.
—Diga. —Hablo Evan contestando la llamada.
—Buenas tardes, señor Diamond. Un joven llamado Thomas Moore pide hablar con la señorita Marie, ¿lo hago pasar?—Dijo la recepcionista del otro lado del telefonillo.
—Espere un momento.
Evan frunció el ceño y miro a Marie, ella había escuchado y estaba igual de confundida que Evan, aunque se mantenía en una postura fría y despreocupada, en ella había una chispa de felicidad por aquella noticia, quería ver a Thomas, aun sabiendo que estaba mal y que tendría problemas si lo hacia.
—¿Que piensas hacer? —Pregunto Evan mirándola directamente a los ojos.
—Tengo que hablar con el, Evan. Tengo que decirle que se olvide de lo ocurrido, tal vez si le doy alguna explicación el no nos siga buscando... —Respondió Marie mirando a Evan con ojos de suplica.
—Esta bien.—Dijo Evan rendido. —¿En donde piensas hablar con el? No lo puedes hacer pasar, esto es un desastre.
—Esta así gracias a ti y a tu amigo. —Contesto Marie lanzando una mirada de repudio a Patrick, quien parecía ser ajeno a su conversación. —Hablaremos en la recepción, adiós.
Marie entro en el ascensor y mientras este descendía los nervios se apoderaban de su mente, no sabia que decir ni como dirigirse a el. Al abrirse las puertas pudo verlo, estaba sentado en el gran sofá de frente a la recepción leyendo un libro, el al mirarla se puso de pie y camino en su dirección.
—Hola, Marie. —Saludo Thomas con una gran sonrisa.
—Hola... ¿Thomas? Antes que nada, quisiera saber quien te dio mi dirección y como es que sabes mi nombre... no recuerdo haber tenido una conversación contigo antes.
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Mi Pequeño Gran Secreto
ParanormalThomas llegó a mi vida para cambiarla completamente, él se convirtió en mi mundo, y yo me he convertido en el de él. Sin embargo, como en toda historia de amor, no todo es color de rosa. Desde los 5 años he escondido un secreto que me ha arrebatado...