Capitulo 9

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Damian

Realmente no sabía en qué me estaba metiendo al hacerle una promesa como esa a Jhudy sin saber así era capaz de cumplirla, pero allí, con Jhudy en mis brazos sentía que eso era posible, ya había visto su lado débil y ella estaba vulnerable, eso quería que si le afectaban las cosas y que no era esa chica fuerte, segura y fría y eso era algo que yo sabía. Iba a esforzarme de verdad lo iba a hacer, quería ayudarla, yo siempre fui una persona muy empática y sabia que ella por dentro estaba muy mal, necesitaba hacer algo y cumplir mi promesa porque si no la culpa me carcomería por dentro, ella ya me había dejado entrar a su vida y ayudarla y ahora yo debía cumplir con mi promesa.

—Jhudy todo va a estar bien, ¿sí? —Susurro mientras ella aun está envuelta en mis brazos.

—Promételo Damian, por favor —Susurra también.

—Lo prometo Jhudy, de veras —Vuelvo a prometerlo, ella se quiebra a llorar de nuevo— Llora si lo necesitas, aquí estoy...

Y era cierto, estaba allí para ella y estaba dispuesto a estarlo siempre por algún motivo desconocido.

***

Ya había pasado una semana desde la última vez que vi a Jhudy y ya estábamos en vacaciones por la navidad eran pocos días, iba a ir a una pequeña reunión navideña en casa de Miranda. No tenía muchos ánimos de ir pero debía hacerlo ya que era mi amiga y todo mi grupo de amigos estaría ahí, me puse un jean negro, una camisa blanca cuello V y unas botas marrones. Tome mi chaqueta de cuero negra, me puse un poco de perfume y me fui.

Llegue a la casa de Miranda y esta me recibió con un abrazo fuerte y un beso en la mejilla, Miranda era una muy buena amiga y le tenía un cariño enorme, todo el mundo decía que entre nosotros había una especie de tensión y yo no lo negaba. Miranda era como el prototipo de chica perfecta, físicamente era hermosa, era rubia, su cabello era muy largo y rizado, tenía unos enorme ojos color miel, labios rosados perfectos y era muy blanca aunque eso no impedía que sus mejillas siempre estuvieran coloradas haciéndola ver más tierna de lo normal, era muy delgada y tenía muy buen gusto al vestir. Por dentro era una chica maravillosa, buenas notas, bien portada y tenía unos sentimientos que valían oro a pesar de ser muy mimada. Nunca había pensado en tener algo con ella pues era muy buena amiga y no quería perder eso por una relación, además no estaba enamorado de ella.

—Mimi, ¿como estas? —Pregunte llamándola por su apodo.

—Muy bien ahora que llegaste, eras el único que faltaba. ¿Y tu como estas? —Pregunto sonriendo mientras movía el vaso que tenía en su mano.

—Muy bien —Respondí y le dedique una sonrisa.

—Ven ven, pasa —Soltó una risita y yo pase.

Todos mis amigos estaban allí, salude y me senté en donde estaba Eddy.

—Damian hermano —Dijo y sonrío.

—Hola Eddy.

—Miranda estaba muy estresada porque no habías llegado, pensó que no vendrías. Es obvio que le gustas Damian, si estuviera en tu situación la aprovecharía. La chica vale oro.

—No creo que le guste, además no puedo obligarme a sentir algo por ella, es una buena amiga y no arruinaría así nuestra amistad.

—Deberías pensarlo... ¿Quieres una cerveza? —Pregunto y yo asentí, destapo dos y me paso una.

—Gracias —Agradecí y luego ambos chocamos las botellas- Y, ¿donde está Ariana?

Ariana era la novia de Eddy, ella no pertenecía a nuestro grupo pero aun así a veces venía el único problema era que le costaba integrarse con las chicas, era una chica muy buena y agraciada físicamente, justo el tipo de Eddy, cabello negro lacio, ojos oscuros y un buen cuerpo. Era muy divertida y alegre, excepto si junto a ella estaban Abigail y su séquito, siempre la incomodaban preguntándole sobre la marca de su ropa, viajes y cosas que ella no hacía. Abigail era amiga de Miranda pero eran todo lo contrario, además de ellas dos también estaban Clara y Lillian, que siempre apoyaban y le seguían la corriente a Abigail en todas sus maldades y artimañas, Miranda siempre se alejaba de ellas cuando hacían algo así y eso me encantaba.

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