Capitulo 36

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Dejó por un momento lo que estaba haciendo para abrir la puerta y pedirle a Miko que dejára de interrumpirlo.

Michael: Miko qué no entiendes que estoy-

Miko: (le hacía muecas)...

Michael: qué estás-

Miko: (con voz baja) está aquí

Michael: quién?

Miko: en el recibidor, ella está aquí Michael

Michael: ¬¬? (se asomabá)

Miko: lo siento, no pude quitarle el arma y me pidió un vodka pero-

Michael: está aquí...

Sigilosamente salió del despacho y se escondió detras de un muro, desde ahí la vio. Se paseaba con las manos en los bolsillos de su elegante abrigo mientras observaba el sitio en el que se encontraba, no se dio cuenta de que la veía.

Miko: qué vas a hacer? (seguía susurrando)

Michael: sshh... no sé

Miko: no sabes-

Michael: cómo llegó aquí?

Miko: una patrulla la trajo

Michael: la está esperando?

Miko: no, pero creo que va a volver en un rato o cuando ella la llame

Michael: (respiró hondo)... ok, ve a hacer lo tuyo

Miko: vas a estar bien?

Michael: Miko por favor ¬¬

Miko: ok ya me voy... suerte Mike

Michael: ...

Por más que intentaba dejar la cuiriosidad, no podía, por eso seguía mirando a su alrededor. En las paredes había cuadros muy elegantes, pinturas con años de antiguedad, esculturas en las esquinas y los acabados eran los más finos que haya visto. Intentó levantar un jarrón mediano y analizarlo de cerca.

Michael: Hamm...

Tu: está... pegado??

Michael: sí, es que-

Tu: por qué harías algo así, es una antiguedad

Michael: lo sé, pero es mejor así, creeme... cuando jugamos dentro de la casa y andamos corriendo, no tengo que preocuparme porque se caígan y se rompan en pedazos

Tu: no sería más facil "jugar" solo afuera ¬¬

Michael: pues... sí, pero hay veces en las que no te puedes resistir jjuu

Tu: ah

Ella siguió mirando los objetos, y a él le estaba empezando a gustar observarla, era un deleite para sus ojos. Llevaba puesto un abrigo en tono beige que cubría el atractivo del vestido en rojo descubierto en la espalda y ligeramente escotado al frente, con una abertura desde la cadera hasta el suelo; sus tacones altos combinando perfecto, el cabello largo y bien cuidado cayendo intencionalmente sobre uno de sus hombros. Mientras más miraba, más le gustaba ella, y no pudo evitar notar la fragancia que desprendía cada vez que se movía, dulce pero refrescante. Ya era adicto.

Tu: no vas a preguntarme, qué hago aquí? (mirabas una de las pinturas)

Michael: sí, claro... pero ahora estoy ocupado trabajando en el despacho. Si no tienes prisa por irte, puedes esperar a que termine o... venír y acompañarme mientras trabájo

DANGEROUS | Michael JacksonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora