CAPÍTULO 3

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Doy un paso atrás para poder ver mejor la cara de estos maravillosos ojos castaños.
Tiene el pelo negro como el azabache, nariz pequeña pero respingona y unos labios sonrosados y carnosos y su cuerpo trabajado de gimnasio.

En Dakota no tenemos chicos así, bueno, más bien se encuentras todo en la ciudad, así que me resulta muy dificil ver chicos así en el pueblo.

El chico de increíbles ojos se da cuenta de que le estoy mirando por que me dice:
-Hey, se mira aquí arriba que es donde tengo la cara.-me dice con tono amenazante, y de seguida levanto la vista hasta su cara.-¿Quién se supone que eres? Se suelen colar tías en mi casa para poder espiarme, hacerme fotos y muchas más cosas que hacéis las tías cuando estáis encoñadas con un tío y tu no me suenas de que hayamos echado un polvo, pero para ser sinceros, no me importaría nada de nada muñeca.-¿Cómo? ¿me acaba de llamar muñeca?
Este tío me había resultado interesante antes de saber de que era tan chulo, prepotente y tan creído y además se atrece a decirme que no le inportaría echarme un polvo. No sabe con quien está hablando.

-Soy la hija del hombre de la casa y vete olvidando de eso del polvo y por favor no seas tan creído y chulo que no eres pars tanto.-en eso último miento, pero necesitaba atacarle con algo, no tenía más opciones.-Y por cierto, me llamo Anissa y no muñeca.-cuando termino, le esquivo por su lado derecho y me meto en la primera habitación a la izquierda como me había dicho mi padre.

Dejo mis cosas en el suelo y empiezo a sacarlo todo para poder colocarlo cada cosa en su lugar.
Mientras lo hago pienso en el chico que me a hablado como la mierda. Estaba tan furiosa que se me a olvidado preguntarle quien era pero si a dicho que se cuelan tías para "espiarle" será por que vive aquí. ¿Será que ahora mi padre se a aficionado a recoger chavales de los reformatorios para darles un hogar? Por favor, espero que no.

Dejando apartado este tema, dejo mi móvil cargando mientras me preparo para la cena de esta noche en la que por fin conoceré a Megan.

Primero me doy una ducha de agua tenplada.
Cuando salgo miro mi ropa en el armario para ver que ponerme para la cena. ¿Algo sencillo pero formal? ¿Elegante? ¿Y si voy en pijama y asunto zanjado? Me rio ante esta última opción que me temo que no será posible.

Me decido por algo sencillo. Unos pantalones blancos pitillo con una camiseta azul como el cielo en un día de verano de palabra de honor y unas sabrinas de color crema.

****

Justo cuando termino de vestirme me llama mi padre para avisarme de que la cena ya está lista y que Megan ya está aquí junto con sus hijos.
No sabía que Megan tubiers hijos, papá no me había comentado nada.

Nada más bajar me encuentro con una mujer rubia, alta, de unos cuarenta años y muy guapa a lo que cuerpo se refiere.

-Hola.-le saludo con voz muy tímida que parece que no me haya escuchado, pero al instante sé que si por que se da media vuelta para saludarme.

-Hola, tu debes de ser Anissa. Yo soy Megan.
-Encantada Megan.
El placer es mío cariño. Mira ven, te voy a presentar a mis dos hijos que son tus nuevos hermanastros.-me informa mientras nos dirigimos hacía la cocina y de repente aparece un niño pequeño.
-Anissa, te presento a Kevin, mi hijo pequeño.
-Hola Kevin, encantada de conocerte.
-Hola.-me saluda con voz tímida.
Kevin y yo nos llevaremos bien, lo presiento.

Nos adentramos un poco más en la cocina y... no puede ser...
-Anissa, te presento a mi hijo mayor, Daniel.-me quedo callada durante varios segundos hasta que una voz me saca de mi estado de shock.
-No hacen falta presentaciones, ya lo hemos hecho nosotros arriba.-dice el chico.
No me podía creer que el tío que me había hablado fatal sin conocerme pudiera ser el hijo-y mi hermanastro-de Megan, una mujer con clase que parece que nuncs haya hecho daño a una mosca.

-Ah, bueno, entonces nos ahorramos eso de darnos la mano y esas tonterías, en otras palabras, formalismos.-Le dedico una sonrisa a Megan ante su comentario y me percato de que Daniel me está mirando descaradamente, así que decido alejarme de él.

****

La cena pasa muy tranquila, cosa que no me esperaba ya que pensaba que Daniel iba a contar lo que había pasado esta tarde en la planta de arriba, pero parece que estaba equivocada.

Se está haciendo tarde y le digo a mi padre que me voy a dormir y casualmente a Daniel también le entra el sueño cuando hace un momento estaba contando chistes malos con mi padre.
Me levanto de la mesa y me dirijo hacía las escaleras cuando veo por el rabillo del ojo a Daniel imitando mis movimientos.

Al llegar arriba intento meterme en la habitación lo antes posible antes de que Daniel me diga algo, pero soy demasiado lenta para cuando me dice:

-Muñeca.-noto que tengo los ojos inyectados en sangre pero sé que no es el momento para que un tío inmaduro me saque de mis casillas la primera noche.

Me meto en la cama, cojo el móvil para mandarle un mensaje de buenas noches a mi madre y me quedo durmiendo lenta y profundamente.

EternallyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora