CAPÍTULO 4

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A la mañana siguiente cuando me despierto, son nada más que las siete de la mañana cuando escucho música a todo volumen que proviene de la calle, supongo que de algún coche, y por pura curiosidad me asomo a la ventana que hay a mi derecha para ver que está pasando, y como no, no podía ser otra persona que Daniel en su coche con una tipa dentro de él.

Estoy tan concentada mirando la escena que tengo delante de mis ojos que no me doy cuenta de que Daniel me está llamando:

-Hey, tú, muñeca, ¿quieres unirte?.-me lo dice con una sonrisa traviesa. Y sin mediar palabra, me doy media vuelta y me meto otra vez en la cama y para que no me moleste el ruido que está armando el chulo de mi hermanastro, me pongo los auriculares, cierro los ojos y dejo que la música evada todo pensamiento que tenga en mi mente.

****

Tres horas más tarde me despierto por mí sola y bajo a la cocina para poder desayunar.
Cuando bajo no me encuentro con nadie, ¿dónde habrán ido?
Me voy a la cocina y una nota pegada en la nevera responde a mi pregunta anterior y dice lo siguiente.

Megan, Kevin y yo
Hemos ido a ver
Un partido de beisbol
Y como se que a ti
No te gustan pues
Te e dejado dormir.
Ya haremos planes
Tu y yo.
Te queremos.

Es cierto que no me gusta ver como un grupo de personas golpean una pelota con un palo y corren alrededor de un campo, pero de todos modos hubiera hecho una excepción pero solo para poder conocer mejor a Megan y a Kevin, y ahora que lo pienso, ¿dónde estará Daniel? Y justo dos segundos después-como si estuviera leyendome la mente-aparece bajando las escaleras con una mano en la frente y la otra sujetandose a la barandilla para evitar caerse. Cuando pasa por mi lado para dirigirse al salón echaba una peste a alcohol que casi me da un coma etílico con tan solo olerlo.
Cuando se sienta me dice:

-Hermanita, preparame un manzanilla.-¿cómo se atreve a pedirme nada? Después de hablarme como me habló cuando me conoció, lo que me dijo anoche de unirme con él y con su "amiguita".
-Tu tienes igual que yo dos brazos y dos piernas, así que ya puedes levantarte tú que yo no soy la criada de nadie y menos de tíos chulos como tú.-¡JA! Hay lo llevas. Mi voz sonaba borde y quedo satisfecha ante el resultado por que esa era la intención.

Daniel se me queda mirando con unos ojos como platos.

-Vaya, vaya, vaya, pensaba que ibas a ser la típica pelirroja calladita y tímida, pero no, rompes muchos mitos con ese carácter.
-Solo te lo voy a de ir una vez, si me hablas me hablas bien, si no ni te molestes y por cierto, no rompo ningún mito, simplemente es que no soy como las demás.-al terminar de decir esto último, cojo una bolsa de manzanilla y se la lanzo a la cara.-Ale, ahí tienes tu puñetera bolsa de manzanilla, CHULO.
-¿Gracias?, muñeca.-sin mediar palabra, salgo de la cocina y me dirijo hacía mi habitación.

Cuando ya estoy en ella, me pongo mi ropa de deporte y me dispongo a salir por la puerta de casa para poder dar una vuelta y conocer la zona mientras hago algo de footing.

****

Llevo diez minutos y no se donde me encuentro hasta que visualizo la playa de Santa Mónica. Me quedo observando la playa, la gente bañandose en el agua, otra tomando el sol, etc. A decir verdad, California me encanta.

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