Capítulo 1

1.1K 67 39
                                    

Recuerdo haber ido a una fiesta alocada con adolescentes, alcohol y drogas, personas teniendo "relaciones" en la esquina y mucha, mucha gente bailando en la gran casa la cual estaba a reventar. Era una casa grande de gente adinerada y lo particular de esta es que estaba en medio del bosque cerca de una carretera, probablemente se usaba como cabaña de fin de semana.

Mientras que mi amiga lucía animada bailando con un chico yo me sentía aturdida y sofocada. Era la primera y última fiesta de este tipo a la que iba, cuando Ross me pidió que la acompañara a una fiesta pensé que lo peor que podría haber serían borrachos haciendo el ridículo, pero vaya equivocación la mía.

— Ross, quiero irme – anuncié por tercera vez con ansiedad.

— Espera un poco Oli. – contestó la morena al dejar de moverse como lo hacía con anterioridad. —Ven, te presento a mi primo Nathan, Nathan Olivia – Nos presentó. Nathan estiró su mano  esperando la mía para saludarme, cosa que hice una vez que la mano del chico se colocó frente a mi. Era un chico un tanto alto, probablemente de 1.80 de altura, ojos color miel de cabello castaño y una seductora sonrisa. Ugh, náuseas.

— Gusto en conocerte Olivia  – dijo el castaño para luego dejar un casto beso en mi mano intentando parecer "caballeroso". ¿Cómo es posible que Ross tenga un primo tan molesto siendo ella tan buena persona?.

— El gusto es mío – sonreí falsamente mientras retiraba mi mano de la suya. Sin que nadie se diese cuenta limpié el dorso de mi mano.

— Iré a tomar aire fresco, este olor a tabaco, alcohol y sudor me marea – avisé alejándome de Nathan y Ross dejándolos solos.

Caminé a través de la gran multitud de personas que estaban amontonadas en la gran casa, volteé hacia un lado y vi un balcón pero en cuanto me encaminé hacia allá descubrí a una pareja besándose muy pero muy apasionadamente, me retiré de ahí rápidamente asqueada y bajé al primer piso saliendo por la puerta principal.

"No creo que Ross se enfade o tan siquiera se de cuenta si doy una caminata" pensé. Después de perderme unas tres veces en la casa pude encontrar la puerta de salida. Mis pies avanzaron hacia afuera adentrándome cada vez más en el bosque, una vez que reaccioné era muy tarde, probablemente ya estaría perdida en la densidad del bosque. Una persona sola en el bosque sin algo a su disposición ni idea de su ubicación no era muy buena combinación. Saqué mi celular rezando para que hubiera señal... no había, sin mucho que hacer lo metí de vuelta al bolsillo de mi pantalón resignada.

Caminé sin rumbo por una hora, según yo regresando por donde vine pero no encontré rastro alguno de la casa, seguía caminando esperando encontrar una guarida en algún árbol grande para evitar ataques de animales grandes o si es que tenía suerte alguna choza o cabaña, sin embargo con sólo pensar que el dueño de la cabaña podría ser un violador me entraron escalofríos y descarté la opción de dormir bajo un techo.

Mientras caminaba escuché el crujir de las hojas detrás mío, lo cual significaba que alguien o algo me perseguía, intenté relajarme pensando que probablemente sería una pequeña liebre saltando por ahí pero el gruñido de un animal me lo impidió poniéndome entonces la piel de gallina.

Sentí las gotas de sudor en mi nuca y frente, mi cuerpo comenzó a temblar del pánico y pensé en las probabilidades que podía tener de sobrevivir; tal vez si agarraba un palo grande y lo golpeaba... no, probablemente se enoje y se avalance contra mí, o si corría... mucho menos. Sin tomar importancia a las graves consecuencias que traería lo que haría comencé a correr a todo lo que mis piernas me permitían. Escuché un aullido y luego muchos gruñidos se escucharon detrás mío dándome a entender que ahora más de un lobo me perseguía. Las lágrimas comenzaron a salir de mis ojos por la desesperación y terror, no quería morir ésta noche, no ahora.

WolvesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora