Capítulo 10

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—Debemos repetir eso y vernos en alguna otra ocasión, mala suerte que nuestros horarios sean completamente distintos — comenta Edmond. Después de haber salido del cine estuvimos contando cosas sobre nuestras vidas, él era el segundo hijo de tres, el mayor era un hombre llamado Dorian, después él y la tercera una chica cuyo nombre es Charlotte de dieciséis años. Además de eso me contó que en cuatro meses cumpliría veinte años y cursaba al igual que yo el tercer semestre de su respectiva carrera.

—Por supuesto debemos frecuentarnos más, tal vez si tenemos suerte el próximo semestre nos pueda tocar un descanso al mismo tiempo.

—Ojalá, nos vemos luego Olive – se despide con un beso apresurado en mi mejilla, después de eso se marcha y yo lo imito.

Llego a mi casa arrastrando los pies muerta por la fatiga. Sin ganas tomo una toalla y me introduzco a la regadera dejando que la lluvia artificial caiga en mi piel relajando todos mis músculos. Al finalizar me envuelvo en la toalla y salgo del cuarto de baño entrando a mi recámara.

Después de haberme desenredado el cabello me abrigo en la comodidad de los cobertores cayendo en los brazos de Morfeo al instante.

~•~

—Buenos días chicos, primero que nada quiero decirles que sus técnicas de pintura y dibujo han mejorado muchísimo, unos incluso han alcanzado a dominar el hiperrealismo por lo que me pareció buena idea juntarlos en parejas para que juntos recurran a un lugar y capturen una imagen de un paisaje o lugar. Las parejas estarán divididas por número de lista, el primero con el segundo, tercero con cuarto y así sucesivamente – anunció la profesora una vez que todos estuvieron presentes.

Entonces comienza a decir las parejas que se formarán.

—Ainsworth con Albertson, Beckham con Black, Brown con Cranston – y así fue nombrando personas hasta llegar a la letra "R". —Russel con Styles – anuncia tomándome desprevenida, había olvidado completamente que después de la "R" seguía la "S". Giro mi cabeza buscando a Styles con mi mirada, un tanto nerviosa pues seguía sin estar segura si recibiría una sonrisa o una mala cara de su parte.

—Hey – saludo una vez que está frente a mí.

—Que hay – saluda seriamente tomando asiento a mi lado. Dirige su verde mirada a mi ser examinándome completamente de pies a cabeza, luego sonríe en mi dirección de forma maliciosa con un ligero toque de juego en sus ojos.

—Yo propongo que vayamos a un bosque que conozco, es hermoso y hay una pequeña cascada con un riachuelo no muy lejos, podríamos plasmar la belleza de ésta escena natural en papel, ¿qué te parece? – sugiero.

—No lo sé, los bosques son muy inseguros gracias a los animales salvajes que habitan en ese bioma, espero y estés consciente de que podríamos tener encuentros no muy fortunos con osos, lobos, serpientes o insectos venenosos. Yo quiero vivir – finaliza.

—Por si no sabes ya he ido y nunca me ha pasado nada, siempre y cuando uno tenga cuidado estará bien – informo omitiendo mis encuentros con los feroces lobos de aquella vez.

—Está bien, pero si algo nos comienza a perseguir y morimos yo mismo me encargaré de que te manden al infierno – contesta serio. Le miro con extrañeza y segundos después él suelta una pequeña risa dando a entender que estaba bromeando.

—No nos pasará nada, tengo un buen presentimiento. Yo propongo que primero vayamos a ver el lugar para decidir qué parte del bosque dibujaremos – él asiente lentamente mirándome a los ojos.

—Como tu digas – comenta estirando sus largas piernas y cruzando sus fornidos brazos. De pronto bajo mi vista a éstos  analizando con detenimiento sus tatuajes, jamás los había visto con claridad pero ahora podía ver que algunos eran hermosos y seguramente con algún significado especial, otros eran un tanto extraños pero de igual forma llamaban mi atención. Resistí mis ganas tremendas de pasar las yemas de mis dedos por sus brazos haciendo contacto con  la tinta incrustada en la piel. El día de hoy llevaba una camisa azul marino con cuello en v que dejaba ver su clavícula y parte de su tronco superior exponiendo una fracción de un tatuaje que seguramente tenía ahí. —¿Te gustan? – preguntó con voz profunda sacándome de mis cavilaciones. Levanto la vista rápidamente con el rostro completamente enrojecido de vergüenza topándome con su sonrisa divertida y juguetona; jamás le había visto así.

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