P.O.V.J.J
La sala estaba totalmente a oscuras. Sólo se veían las pequeñas luces de emergencia, los gritos de la gente eran ensordecedores, imposible descifrar que decían, daba un poco de miedo pensar en tantas personas en un espacio tan reducido, pero a la vez, la adrenalina corría por todas y cada una de mis venas. Me encontraba sólo a una fina cortina del tumulto, a escasos pasos de mi futuro, a segundos de mi sueño y a la vez de mi pesadilla. Tenía miedo sí, pero no era comparable a la emoción y a la impaciencia por comenzar. De mis manos colgaban dos gruesos guantes negros, mi cuerpo estaba escondido tras una bata de seda negra con mis iniciales grabadas en dorado, la capucha tapaba mi rostro apenas se veía mi boca. El tiempo se paró, todo se detuvo y los gritos aumentaron, el momento había llegado, sólo espero que esté aquí y cumpla su promesa;
-¡¡¡BUENAS NOCHES NUEVA YORK!!! El momento que todos esperabais ha llegado, quiero oíros gritar que queréis.
-¡¡¡PELEAAA!!!
-NO OS OIGO
-PELEAA, PELEAAA , PELEAAA.
-Bueno, bueno, podríais hacerlo mejor, aunque os voy a dar un aliciente, no quiero haceros esperar más así que...
-Aquí comienza el gran torneo de boxeo esperado por todos, el ganador de éste sabéis que se convertirá en el ganador mundial y se embolsará una gran cantidad de pasta y además el título de súper campeón con lo que ello conlleva y así sin más... A MI DERECHA CON 61 KILOS DE PURO MUSCULO EN LA CATEGORÍA DE PESO LIGERO... ¡¡¡ J.J. MACQUIN!!!
Narrador omnisciente - Los gritos resonaron aún más si era posible parecía que la galería se vendría abajo en cualquier momento mientras J.J aparecía de detrás de la cortina y caminaba hacia el cuadrilátero.
-Y A MI IZQUIERDA CON 60 KILOS DE FIBRA Y UNOS BÍCEPS MAS GRANDES QUE LOS MIOS... ¡¡¡LA PARCA JONS!!!
Narrador omnisciente -Y la campana anunciando el comienzo sonó, todo parecía ir bien J.J se defendía y parecía que no podrían darle ni un solo golpe, comenzó a golpear más y más, hasta que un golpe en la cara de La Parca pareció desestabilizarla y el primer tiempo terminó. Al comienzo del segundo tiempo La Parca había retomado energías, se defendía mejor e incluso pudo asestar más de un golpe en la cara de su oponente, y de repente sin que nadie lo viera venir un puñetazo en la sien dejo a J.J. en el suelo.
Me pilló desprevenida, un pequeño descuido buscándole entre la multitud hizo que no viese venir el golpe en la sien, caí al suelo, no podía moverme todo comenzó a tornarse negro y más negro, oí su voz o quizá la imaginé no lo sé, pero era incapaz de abrir mis ojos para ver si realmente estaba allí y como si de un sueño se tratase, vi mi vida pasar delante de mis ojos, que típico ¿verdad? pero resulta que así fue como me dejé llevar hasta aquellos días que ahora parecían tan lejanos.
Seis meses antes.
P.O.V.J.J
Nací en Kansas, sí, como Dorothi, sólo que yo nunca tuve un perro llamado Toto, vaya, jamás tuve un perro ni unos zapatos rojos, me mudé a la granja de mis tíos cuando mis padres fallecieron en un accidente, no los recuerdo. Yo tendría apenas dos años, mi tío era alcohólico y mi tía , bueno ella directamente estaba loca, nunca me dieron cariño ni un beso ni un abrazo ni un triste regalo de cumpleaños, cuando cumplí los trece años me escapé con un tipo llamado Scott que resulto ser un camello de lo peorcito; me metió en las drogas y allí me escondí de todas mis pesadillas. A los 16 conocí a Parker él me enseño a desviar mi ira, me sacó de las drogas y me ofreció un empleo en su gimnasio, me enseñó a pelear con el saco me ayudaba a no querer pegar a los demás aunque no negaré que no siempre funcionaba. Me enamore del boxeo y al parecer a Parker le pareció que podría ser buena en ello. Era una chica delgaducha flácida y demacrada para tan corta edad. Mi pelo que algún día fue rubio claro ahora era de un extraño color caramelo; me llegaba cerca de la cintura pero me negaba a cortármelo me creía como Sansón, sin pelo no hay fuerza, tenía los ojos negros, extraña mezcla de rasgos, me decía Parker, medía uno sesenta y cinco y ahora ya pesaba 61 kilos aunque gran parte de ellos eran músculo, no comía comida basura no fumaba, llevaba una vida bastante decente sumergida en el deporte. Pasaron los años y comencé a participar en torneos, primero locales y luego estatales y fui dándome un nombre. Ganaba bien como para poder mantenerme. Me estaba preparando para el campeonato mundial. Si ganaba, entonces podría hacer muchas cosas y sería respetada por mucha gente y sinceramente me importaba un pimiento, pero quería ganar, siempre he sido muy competitiva.
Recuerdo el día que lo ví por primera vez, Parker me dijo que había contratado un asistente personal para mí, que me haría falta para ayudarme con los entrenamientos y en las cosas básicas que yo no tuviera que hacer y yo bueno, lo acepté aunque no me gustaba mucho la idea. Que yo supiese aún tenia dos manos y dos pies para hacer las cosas por mi sola. Tenía el pelo negro como el carbón, ojos grises y piel oscura por el sol, parecía muy enclenque o al menos a mi lado, pero si lo mirabas bien se notaba un cuerpo trabajado aunque intentaba ocultarlo. Eso era raro la mayoría de los chicos querían mostrar su cuerpo, desde Scott jamás estuve con otro chico y no quería saber nada de nadie en ese sentido.
-Hola soy Spencer, tú debes ser Jennifer
- Ah de acuerdo J.J. Bueno, Parker me ha dicho que estoy aquí para lo que necesites, así que tú dirás.
- Puedes irte, no necesito nada.
-Ya, pero verás, es mi trabajo.
-Ya verás, es que no me interesa.
- Bueno pero...
- Bueno pero nada, esto no es idea mía y A, no me interesa y B, apáñatelas solito, yo no soy tu mama, y si vas a irte a llorar, por favor, que sea lo mas lejos posible de aquí porque no tengo tiempo de niñerías Spenc.
Pasaron los días y lo tenia pegado a mi culo, casi las 24 horas del día. Llegó a ser insoportable, me seguía al vestuario en el cuadrilátero en las máquinas hasta si me iba a beber agua allí estaba él con el vasito de plástico que yo cogía, aplastaba y tiraba al suelo frustrada ante tanta simpatía, él lo sobrellevaba bastante bien, no lloró, ni gritó sólo se apartaba en los malos días y en los buenos, bueno ahí estaba.
Pasaron un par de meses y ahí seguía él, yo cada vez más nerviosa por el torneo, sentía tanta presión en la cabeza, que los dolores se hicieron constantes.
Una noche me desmayé estando ya el gimnasio vacío no sé qué sucedió, quizás las horas sin comer sumado al cansancio se hicieron mella en mi cuerpo. Al despertar, recuerdo una cálida sensación a mi alrededor y al abrir los ojos allí estaba él sosteniéndome con cara de preocupación. No sé cómo pasó ni porqué pero quise besarlo.
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UN DESTINO CON DOS CAMINOS #Wattys2016
Teen FictionJJ MCQUING cree que lo tiene todo y lo sabe todo pero ¿el destino pensara lo mismo? *** En edición