capítulo 6

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P.O.V.J.J

La sangre corría por mis venas con rapidez; estaba tan expectante que casi no podía parar quieta ni cinco segundos. Desde la visita con el doctor, Parker no me dejaba ni a sol ni a sombra y a solo un día del gran campeonato eso era demasiado estrés para mí, apenas me dejaban pelear, sólo algunas veces; el resto del tiempo, lo pasaba mejorando la forma de esquivar golpes.

Yo no estaba muy de acuerdo con esa táctica porque vamos, si pego yo antes no podrán darme y ganaré y además no me pasará nada grave. Sabía que eran unas pocas las personas que estaban preocupadas por mí; no había consentido que esto se filtrase a la prensa que en estos últimos días buscaba y rebuscaba información y fotografías de los últimos contrincantes. No quería que nadie me mirase con pena.

La última semana se había convertido en costumbre que Spencer viniese a entrenar conmigo, bueno digo entrenar por decir algo, porque nos pasábamos el rato riendo y haciendo el tonto; pero eso hacía que me distrajera de la ansiedad por un ratito y ahora mismo ese pequeño tontito estaba llegando tarde, lo cual yo no soportaba.

-¡Hey Jen! ¡ya estoy aquí!

-¡Por fin! ¿Dónde demonios estabas? Llevo un rato esperándote.

-Vamos dame un beso y déjate de quejas tengo algo muy importante que contarte ¿sabes?

Me lancé en sus brazos y le besé profundamente como siempre. Hacía como si fuera nuestro ultimo beso aunque tan sólo fuera el primero de una larga lista; no había mañana durante nuestros besos sólo el hoy y el ahora y nada más.

. Vale, te perdono pero ahora en el ring me cuentas lo que quieras, ahora vamos, tengo ganas de seguir entrenando un ratito más.

-¡Ay espera! Se me ha olvidado la llave de mi taquilla... con las prisas, podrías guardarme la cartera en la tuya.

-Puff, trae anda y ves mientras calentando, yo la guardo, me pones de los nervios.

-Y tú a mí también me pones nervioso, pero son otro tipo de nervios- dijo agarrándome desde atrás y besándome la nuca.

Después de guardar sus cosas en mi taquilla, me dirigí al ring donde él ya estaba esperándome; subí ágilmente y nos pusimos a pelear, me hacía gracia ver como Spencer intentaba no darme ningún golpe, aunque lo que él no sabia es que yo no peleaba en serio, me dejaba ganar un poco de terreno para no hacerle sentir mal, por aquello del ego masculino.

-Jen, hay algo que tengo que decirte.

-Vamos Spenc ¿ahora? ¿No puede esperar?

-No, es importante. De repente, dejó de pelear y su cara se transformó en una muy seria que sólo algunas veces había visto.

-Verás, me han ofrecido la posibilidad de hacer una prueba y si la supero entraría en una beca para el próximo año.

-¡Eso es increíble Spenc!

-Sí verás, si la paso...podrían pagarme lo que me queda de carrera.

Me lancé a su cuello y comencé a besarlo. Me alegraba muchísimo por él; sabía lo importante que era su carrera y lo que le costaba a su familia costearla.

-Verá,s Jen lo que pasa es que... la prueba es mañana y bueno yo...

-¿Mañana? ¡Vaya que pena!

--Sí, es una pena sabes la ilusión...

-Sí, lo entiendo,pero no te preocupes seguro que habrán más oportunidades.

-¿Lo dices en serio? ¿No te molesta?

- Pero Spenc, cariño  ¿cómo me va a molestar? Habrán más oportunidades, seguro que más adelante te dan de nuevo la oportunidad de presentarte a la prueba...¿cómo no lo iban a hacer? eres el mejor y si no, no te preocupes, cuando gane el campeonato yo misma podría pagarte la carrera y ...

- No, Jen, no lo entiendes, no podré ir al campeonato a verte, es importante para mí, debo presentarme a la prueba, no quiero que nadie pague nada por mí y menos tú. Se supone que yo cuidare de ti. Esto es algo que debo hacer por mí mismo.

- ¿PERO QUÉ DICES? ¡¡ NO!! ¡No puedes no venir al campeonato! Te necesito allí conmigo, necesito que estés ahí para verme y darme fuerzas; sabes lo importante que esto es para mí y surgió antes que lo tuyo ¡lo prometiste!

- Jen, te amo pero no puedo ir, lo siento iré en cuanto pueda, quizás llegue al ultimo round pero necesito hacer esto, sé que para ti es importante que yo este allí, pero para mi también es ir a la prueba. No seas así, compréndelo, por favor.

--NO, NO PUEDES HACERME ESTO, LO PROMETISTE.

-Jen, por favor...

- No, eres como todos, haces promesas y luego las rompes lo sabía, sabia que me partirías el corazón de una forma u otra, no no puedes no ir, no es una opción.

-Jen, voy a ir sí o sí, lo siento, pero no puedo ceder en esto.

Le di un puñetazo con todas mis fuerzas en la cara. Sé que le había hecho daño en muchos sentidos, pero mi rabia era mayor ¿cómo podía hacerme esto después de todo lo que habíamos luchado? No podía soportar que me dejara tirada de esta forma, lágrimas de rabia bajaban por mi cara me di la vuelta y salí corriendo de la sala.

-¡¡JENNIFER NO PUEDES ACTUAR COMO UNA NIÑA CAPRICHOSA, POR FAVOR, NECESITO QUE ME ENTIENDAS!! ¡¡SI TE VAS NO IRÉ DETRÁS DE TI, LO JURO, TE DEJARÉ IR!!

Sus gritos se oían por todo el gimnasio ya vacío; me daba igual lo que dijera, no quería escuchar más; cogí mis cosas y salí lo más rápido posible de allí en dirección a mi casa. Sus palabras se repetían en mi cabeza una y otra vez pero no me importaba ¿él me dejaría ir? ¡Ja! de eso nada yo lo dejaba ir a él. Al infierno con él, con sus labios, con sus brazos, con sus manos, todo él, al infierno sus estúpidas notas y sus estúpidos ramos y citas, sus besos y sus caricias al infierno él y al infierno yo.

Me dormí entre lagrimas, no recuerdo ni a qué hora ni cómo, sólo sé que me desperté bañada en sudor y con el pelo pegado por toda la cara; me miré en el espejo y fue lo peor que pude hacer. Mis ojos estaban hinchados y rojos de tanto llorar y mi cara era toda una obra macabra. Me di una ducha y me arreglé lo mejor que pude; en unas horas debía estar en el estadio donde se celebraba la competición y hoy era mi gran día, el día que podría convertirme en la mejor boxeadora del mundo y aunque me daba pena, después me retiraría, eso le había prometido a Parker y al innombrable y lo haría no por el estúpido que acababa de romperme el corazón, sino por mí, por mi salud; no tenía ganas de morir no, aún tenía mucho que ofrecer al mundo, cosas que había olvidado que tenía y que gracias al idiota me había conseguido recordar.

Apenas quedaban unos segundos para bajar al vestuario, estaba nerviosa pero no por la pelea; la pelea era pan comido; mi oponente, una chica que se hacía llamar La Parca porque peleaba hasta casi matar a su oponente tenía muchos puntos débiles y yo sabía cuáles eran, así que no creía que me costaría demasiado acabar con ella, eso sí, dejaría unos cuantos asaltos para dar espectáculo, pero no demasiados. Por alguna extraña razón tenía ganas de acabar con esto.


UN DESTINO CON DOS CAMINOS #Wattys2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora