¡¿Eras tú?!

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Estaba aburrida ahora que Chat se había ido, aún faltaba media hora para que la escuela comenzara, así que decidí ir.

Me metí a darme una ducha rápida, luego cepillé mi cabello y me vestí, pero cuando estaba frente al espejo noté que tenía unas marcas en mi cuello, eran de los mordiscos que Chat me había dado. No sabía muy bien qué hacer. Si mamá o Alya veían las marcas...
Tomé una bufanda que tenía sobre una silla y me la puse, inventaría la excusa de que me dolía la garganta o algo así.

Con mamá funcionó perfectamente, me creyó.

Llegué a la escuela, Alya también preguntó, le di mi excusa, dudó un momento, pero al final me creyó.

Cuando entré al salón de clases, me llevé la grandísima sorpresa de que Adrien también llevaba una bufanda puesta, era la que le había hecho para su cumpleaños.

Él estaba en su asiento hablando con Nino, me vio entrar, pero no dijo nada, noté que se sonrojó levemente, pero ignoré eso, en cambio me puse a escuchar su plática discretamente.

En el salón sólo nos encontrábamos nosotros tres, Alya había ido a su casillero, pero yo fingí   estar dibujando algo, así no llamaría su atención, y oiría todo.

-Hey, Adrien, ¿para qué la bufanda? Ni siquiera hace frío.

-Ahhh... Pues, yo... Yo sí tengo un poco de frío -dijo sonriendo preocupadamente

-¡Vamos! Incluso me da calor de solo verte con esa cosa puesta.

Cuando terminó de hablar, inmediatamente le quitó la bufanda del cuello, demasiado rápido para que el rubio pudiera detenerlo.

Tenía marcas en el cuello.
Se me abrieron los ojos como dos platos bien redondos, no podía creerlo. ¿Acaso él era Chat Noir? ¿O sólo era coincidencia?
¿Me había acostado con Adrien Agreste? Eran demasiadas preguntas, no me cayeron nada bien. Y para terminar, justo en ese mismo instante entró Nathanaël.

-Hola Mari -saludó mientras me daba un beso en la frente.

Me sentí la persona mas cruel del mundo. Él era mi novio, y lo había engañado con un gato que ni siquiera sabía quién era realmente.

-Hola Nath -dije con la mejor sonrisa que podía hacer en ese momento.

-¿Te pasa algo? Te noto algo cansada y triste.

-¿A mí? No, estoy bien.

-¿Segura?

-Ya te dije que sí -no tenía ganas de hablar con él. Me sentía culpable.

-¿Y por qué traes esa bufanda? -dijo mientras la desprendía de mi cuello.

-¡No, espera!

Era tarde, me la había quitado, vio todo.

-¡¿Qué diablos son esas marcas Marinette?!

-¡Espera! Puedo explicarlo.

-¿Explicar qué? ¿Que te acostaste con otro tipo, aunque fuéramos novios? -lo dijo tan alto que todos los alumnos que habían llegado se me quedaron viendo.

Me sentí fatal, así que salí corriendo hacia el baño con lágrimas en los ojos. ¿Pero qué había hecho? Ahora perdí la confianza de mis compañeros, perdí a quien más quería... A Nathanaël.

Lloré un buen rato hasta que alguien abrió la puerta, era Adrien.

-Y tú, ¿qué estas haciendo aquí? -dije molesta, quería estar sola.

-Yo... ¿Lo viste todo, no es cierto?

-¿A qué te refieres? -las lágrimas empapaban mi rostro.

-A lo que Nino hizo, lo de mi cuello...

-Entonces, ¿eras tú? ¿por qué lo hiciste Adrien? Sabías que no quería nada contigo. No sé como fui tan tonta para dejarme engañar.

-Princesa yo...

-¡No me llames princesa! -respondí con rabia. ¡Yo no soy tu Princesa! -dije sin dejar de llorar.

-Lo siento mucho Marinette, no era mi intención hacerte sentir así.

Adrien sabía que estaba muy molesta, pero no parecieron importarle las consecuencias y aún así, me abrazó.

Estaba arrepentido, se notaba en el tono de su voz, sus consuelos y todo lo que estaba haciendo

Yo ni siquiera hice esfuerzo por apartarlo, no era su culpa, era la mía, yo permití que eso pasara.

Y ahí nos quedamos, un buen rato, abrazados, como si en toda la escuela no hubiera nadie más, sólo nosotros dos, consolándolos. Nos necesitábamos, y más con lo que había acabado de pasar.

My Lady (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora