Parte 7

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Cierro los ojos y siento esa sensación placentera en mi pecho, podría ser alegría, no lo se, pero una sonrisa se dibuja en mis labios, aun con los hilos que unen mis labios,  dicha es lo que siento,  dicha como la que sentí en ese momento,  mientras recostada en el charco de sangre miraba el techo,  la humedad pegajosa en mi espalda.

Ladee mi cuerpo y mis ojos  vieron lo que quedaba de mi celebración,  cadáveres y sangre, partes de algo que alguna vez respiro,  me encontraba adormilada por el placer, pero mi atención fue llamada por los únicos dos cuerpos con aparente vida que me acompañaban,  Irais tan bella, incitaba a Andru a besarle,  se besaban con ardor,  me limite a observar como ella recorría los cabellos de aquel demonio, como con fuerza hacia que sus pechos se unieran, le besaba mientras el disfrutaba de las lindas curvas,  la tomo por el trasero apegándose.

Yo solo me limite a mirar el inicio de aquel espectáculo que la adrenalina de la muerte había causado en nuestros cuerpos, el ardor de la sangre robada por nuestras venas,  los mire despojarse de sus ropas,  mientras mi corazón se aceleraba,  mire la lustrosa piel de mi señora,  miraba sus expresiones cuando Andru, le mordía, lamia o chupaba el pecho,  era placer,  y mi cuerpo reaccionaba ante aquella escena,  ella se entregaba a cada acción del contrario, cerraba los ojos en señal de deleite, sentía deseo, envidia, curiosidad,  mientras el aire me faltaba, solo mirarla y escucharla me volvía loca,  adore desde ese momento los sonidos de placer de aquellos demonios;  se dejaron ir ante mis ojos y mi ama solo me miraba, sus ojos tentadores, sus colmillos,  la sensualidad de sus labios;  los hombros, la espalda de mi señor,  los quería a ellos.

Los movimientos, el ritmo, los sonidos, fueron maravillosos,  los vi entregarse a la lujuria y yo ardía de sentirla,  ya era una bruja, un demonio una pecadora,  así que un poco mas de ardor a las llamas del infierno no me molestarían,  entre ellos el juego termino, los gemidos y jadeos que inundaron nuestra habitación habían terminado,  así que me encontraba con ese ardor, con el deseo entre las piernas, cuando la voz de ella me hizo regresar al lugar.

-Te ha gustado cariño,  me encanta jugar así, provocar,  pero nada más delicioso que una virginidad rota-   ella estaba sobre mi, se abría espacio entre mis piernas,  su peso me sorprendió,  yo solo pude abrazarla por el cuello, su aroma era distinto, embriagador,  la bese con deseo,  recorrí su largo cabello negro como la noche,  me separe por falta de aire  y bese su cuello como lo había hecho Andru,   - amado mio deja te preparo a esta chiquilla y tu le destrozas la virginidad-  deseo creer que esa idea complació a ambos,  mientras ella terminaba por dejar mi cuerpo desnudo,  de color carmesí por el lugar donde me encontraba recostada.

Sus manos fueron diestras en encender mi pasión,  sabia donde tocarme,  donde lamer, donde morder,  me deje ir para ella,  jadee y gemí,  me estremecí y me moví bajo su cuerpo, me perdí en esas dulces caricias, el pecado del tacto, y llegue al orgasmo mientras mis manos disfrutaban de la piel de Irais, de hacer lo que ella hacia conmigo,  termine desnuda, llena de sangre y jadeante, loca  y solo podía perderme en lo que sentí. Cuando recupere el sentido de mi cuerpo y un poco el aliento, Andru me tenia sobre sus caderas,  miraba el cuerpo de aquel demonio, el de un hombre, sus manos recorrieron mi vientre hasta mis pechos, sus manos se ensuciaron de sangre.

Lo miraba y la sensación era tan distinta a la que mi señora había causado conmigo, sus manos eran más tocas, pero de igual manera mi piel ardía, me incline a besarle, y el me jalo del cabello, sus manos me tomaron y me ayudaron a levantarme y bajar de una manera lenta,  mi unión a el fue dolorosa,  pero el dolor fue placentero, sabia lo que deseaba, y al terminar de entrar me arque, mira el hermoso cuerpo de Irais tan rojo como el mio, con esos colmillos tan blancos,  se acerco y me beso  mientras el ritmo de la lujuria lo marcaba mi amo.

Me deje ir por ellos, sus manos recorran mi cuerpo, la lujuria el aroma a sangre, el crimen, el pecado, lo mejor de mi vida,  cuando llegue al clímax de aquel acto, Isais me clavo los colmillos, y me volví loca,  el corazón se me detuvo y me volví un demonio completo.  

Por el momento me despido de ustedes mis camaradas del pecado,  mi ama me llama y no debo hacerla esperar o me castigara, y me perderé de algunos placeres con los que aun cuento, cuando me otorga un cuerpo y me deja disfrutar con ella, con el amo. 



RELATÓ DE UNA ALMADonde viven las historias. Descúbrelo ahora