He tenido un poco de paz, un poco de descanso, después del ultimo de mis tormentos, mis 100 azotes, suplicaría por más, desearía ver con estos agujeros negros que se que tengo en el rostro, que esa piel traslucida que poseo como cuerpo sana, pero si miro con la escarza luz de los rayos del sol noto las marcas que tiene mi espíritu, pero es un sueño aun más efímero que a mi antigua venganza, vuelvo a escribir de rojo mis recuerdos, sangre solo hay en mi oscura historia.
Me encontraba tomada del brazo de Andru, ocultaba mi pálido rostro bajo un velo negro, en mi mano había rosa marchita, las espinas se clavaban en mis dedos haciéndolos sangrar, dejando caer pequeñas gota de tinto carmesí, caminaba entre los presentes a mi funeral, me vi parada frente al féretro, mi madre lloraba a ese cadáver, a mi derecha se encontraba Andru y a la izquierda Irais, extendí la mano con la rosa seca y negra, la sangre marchaba el lindo vestido blanco del cadáver, el rostro de mi madre se mostró desfigurado, dio pasos hacia tras, la muerte la miraba a travésde mis ojos, ya no había velo que ocultara mi rostro.
-La bruja regreso del infierno para matarnos- esos eran los gritos de las criadas, el cuarto se volvía en claras sombras, los demonios ahora estaban en su atuendo ancestral,parados sobre el cadáver de un hombre asqueroso, apretado sobre las telas blancas de mi vestido funerario,escupiendo sangre negra, y comenzó mi verdadera prueba, las gotas de sangre en el suelo sellaron la entrada o salida de aquel lugar nada podría escapar.
La rosa sangrienta se volvió una daga dorada, mi imagen se reflejaba en el filo, aun escuchaba los lamentos de los presentes, -mátalos a todos Beatriz- susurraban las voces demoníacas; -comienza con tus padres, ¡Mátalos a todos!- gritaron con furia y note como apretaban los puños por aquel deseo de causar dolor, -ten piedad- me aconsejaba mi hermano menor, y Andru con calma se acerco al pequeño niño, lo tomo por el cuello para mostrarle el rostro que se torna colorado por la faltade aire, a la dama egipcia; - observa bien noche de mi alma, mira esta pureza,nada como degustar el dulce sabor del alma que a través de estos ojos azules se pueden mirar, ten noche de mi alma, este será un poco de tu pago- aquel demonio volvió la vista a mi rostro y note los colmillos en su blanca sonrisa -¿no es así mi querida Beatriz?- sentí que la pregunta me hizo temblar, casi caerpor el pánico al ver que a cada segundo la vida de mi hermano se escapaba por la falta de aire.
Andru soltó a mi hermano, el mas amado y por un momento sentí que yo respiraba con él, aquel niño jadeaba y tosía en busca de llenar con aire los pulmones, Irais bajo con un ligero salto de ese pedestal de carne podrida he hilos de sangre, y con los movimientos ágiles tomo de los cabellos al niño y mirándome a los ojos me reto - querida Beatriz, mi muñeca, vamos jura lealtad y únete a nuestro mundo, anda las tinieblas te abren sus brazos, inicia dando tu palabra y sella con la sangre tu deseo de venganza ofrécete la sangre de tu hermano en una copa, vamos querida mía, que jadeo de sed-
Volví a perder el aliento, el sudor volvía a drenar la poca vida por los poros de mi piel, Andru me ofreció la copa de cristal, la tome entre mis dedos y entre los lamentos de mi madre, los ojos de odio de mi padre y el miedo de los presentes a mi funeral, di pasos hacia mi hermano, vi como derramaba una por una sus lágrimas de miedo, de dolor, y yo también lloraba por lo mismo, pero algo en mi alma se rompió, algo oscuro se expandía y ardía, y sentí pulsar la herida de aquel beso de mi ama, empuñe la daga, pedí perdón a la luz pura de los hermosos ojos azules y con todo mi orgullo de bruja corte el cuello de mi hermano. ¡Maldición!; ¡Maldición!, vuelvo al presente des garante, marcado por mi pasado doloroso, no sé qué es lo peor de mi condena, solo se que los vestigios de mi ser se desgastan con el tiempo que me azotan con la culpa, que me pierdo en mi locura; aun creo sentir el peso de esa daga en mi palma, aun me causa pesadillas ver ese cadáver infantil en mis sueños, mi hermano fue alimento de cuervos y mis manos lo ofrecieron.
Perdóname hermano, perdóname; mi mente grita y por más que trato de implorar con mi voz hasta que se me desgarre la garganta no puedo, ya no puedo, los hilos en mis labios me lo impiden, y este liquido pegajoso que sale de mis cuencas oscuras no basta para solicitar clemencia, mi único consuelo es la culpa, la primera muerte causada por las manos marca, es la ley de los malditos, es la ley de Caín. Mi querido niño, si supieras lo pesada que es mi cruz, una eternidad no me bastará para limpiar esta alma, ni para recuperar la tuya, mi mayor tormento comienza cuando la noche es más intensa, desde la hora de las brujas y mi agonía aumenta aun más cuando el reloj marca la hora del demonio, y se vuelve un poco tranquilo y sereno cuando el día muestra un poco de esperanza del alba, pero que no los engañen las luces ni las sombras, en ellas se ocultan los guardianes de la razón, ángeles pueden auxiliarte si eres un alma digna, aun bajo una luna rota, aun sumergido en el más hondo y oscuro pozo, pero aun es más impresionante si tu te encuentras en la luz, no faltara que te abrase un hijo de la noche, de cualquiera de las razas, de cualquier orden, no se intimidan ante los rayos del sol, no pierden su poder ante una cruz, y no retroceden tan fácil ante palabras, solo sé que ellos se manejan por palabras, y si son rotas pueden provocar las peores guerras.
Aun recuerdo el brillo corrupto de la mirada de Irais, aun recuerdo como pegue al chorro de sangre tibia la copa y la llene, vi los ojos de mi hermano. Un cadáver en un charco de sangre con un dulce aroma, me hinque de rodillas a esa mujer, -bien hecho- su voz fue suave pero tan complaciente como si hubiera puesto a sus pies mil tesoros, a través del charco su reflejo me mostró como ella pegaba el cristal a sus labios, la falta de aliento de los presentes me pesaba tanto en la espalda, bebió con calma y al buscar su mirada con la mía me sonrió gentil, más que un demonio parecía un ángel con los más hermosos labios carmín.Después de lo que me pareció una eternidad ella termino el contenido de la copa, su mirada se volvió más oscura, y de sus colmillo derecho vi caer una gota de sangre a su comisura, paso la lengua y pude sentir que el corazón se me salía, eso que sentí en el estómago era éxtasis y mi cuerpo deseo probar esa sangre, casi puse la mano en el charco pegajoso y deseaba llevar mis dedos manchados a mi boca y chupar, más Irais volvió a llamar mi atención.
-Ahora es el turno de mi querido Andru, ofrecer la sangre de tu madre, anda querida - señalo a la pobre mujer que caía en agonía en lagrimas de pánico y un profundo dolor, alce la mirada para ver a madre, entre sus labios temblorosos y sus suspiros se escuchaba la palabra Monstruosidad, una ligera sonrisa se dibujó en mis labios,era cierto yo ya no era su hija, ya no era humana y no era nada ante la miradade esos humanos, me acerque a la mujer y me hinque ante ella, le tomé del rostro, observé atenta todas las facciones de su cara, era todo, odio, rabia,miedo, y a la vez era nada, parecía que ya no tenía alma, se había esfumado con la vida de mi hermano, el corazón cada vez me dejaba de latir, y se volvía duró, le besé la mejilla y susurre a su oído -hola linda mamita, es tu turno,te amo vieja hipócrita-, me levante y le jale de los cabellos, chillo de dolor y fue aun más placentera mi iniciación. Arrastre a mi madre por sus cabello, la escuche llorar y gemir de dolor la hinque ante mi padre, aun el me veía con odio y sonreí ante el, -míranos padre, todo esto es tu culpa, y tu serás el ultimo, veras todo-
Maldición un ruido del exterior me trae de nuevo a este tiempo, como me pierdo en las arenas confusas de mi mente, me pierdo en segundos, minutos y horas, días, meses y años, agonizo entre paredes y no me importa del todo, aun existo entre las sombras de mi prisión plasmando mis huellas en los cristales sucios.

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RELATÓ DE UNA ALMA
رعبHe aquí mi inicio en el mundo de las letras, después de tanto tiempo entre sombras y tinieblas, esperó no chocar con las tintas amargas y ser guiada por las palabras, que bien destruyen peor que un arma o alivian el alma. Hola mi nombre es Beatriz...