BUNKER: El Misterio Del Nuevo Mundo

CAPITULO [8]: El viaje

Me mantuve en mi asiento más de veinte minutos, pensando y definiendo que hacer, si hacía lo que Mayers me pedía el nos dejaría libres, incluso me ofrecía integrarnos al nuevo mundo y quedarnos en la ciudad.

—Entra —Escuche decir a Adam a mis espaldas y nisiquiera voltee para mirar que sucedía, me mantuve mirando al frente a una pared blanca con un espejo de tamaño pequeño que evidentemente era para camuflar una cámara.

—Joe —Sentí la voz de Tom y me giré, el se acercó y me abrazo. Detrás de nosotros la puerta se cerró detrás de Adam.
—Hermano ¿Estás bien? —Le pregunte analizándolo de pies a cabeza.
—Si estoy bien, un poco golpeado pero bien —Me respondió y sonrío un poco. —¿Qué haces tú aquí? ¿Por qué no te detuvieron como a todos? —Me dijo algo confundido.
—Porque Mayers quiere mi ayuda —Le dije y Tom alzó las cejas y de inmediato reaccionó.
—¿El qué?... ¿En qué?... ¿Por qué? No entiendo nada —Dijo y se sentó.

No sabía por dónde comenzar y si nos estaban observando no me quedaba más que tomar una decisión lo más rápido posible.

—Papá trabajo durante mucho tiempo para El gobierno, fabricó armas y realizó experimentos que solo él conocía y bueno también yo, fui el que más tiempo pasó con el y se cómo funcionan muchos de sus inventos —Le conté.
—Entiendo y te quiere para que los hagas funcionar verdad, ¿Y luego que? —Estaba realmente molesto —Luego nos matan o si no coperas nos torturaran uno por uno hasta que digas si maldita sea —Agregó y pude sentir los ojos de Mayers detrás de los espejos que habían en toda la habitación.
—Si hago lo que pide el nos dejara ir, incluso me ofreció refugio en su ciudad —Le dije intentando calmarlo.
—No seas ingenuo Joe, cuando ellos tengan lo que quieren nos van a matar a todos, ¿acaso te olvidas de lo que hizo con nuestros amigos, nuestra ciudad, nuestras familias? —Me pregunto y cuando me disponía a responder el alto parlante se encendió.
—Si quieres que lo oficialicemos, podemos firmar un acta y sería un trato legal —Interrumpió Mayers y Tom inmediatamente le contesto.
—¿Realmente crees que somos tan idiotas para creer en alguien como tú? ¿En la palabra de un asesino? —Le gritó volteándose hacia el espejo.
—¿Quieres que te devuelva a tu hermano? —Inmediatamente supuse que hablaba de Carlos y hable primero que Tom.
—Esta bien, voy a hacer lo que me piden pero entréganos a nuestro hermano —Lo dije y Tom se giró esta vez hacia mi.
—¿Qué mierda haces Joe? —Me regaño aún más confundido y la puerta tras de mí se abrió.

Un soldado entró en la pequeña habitación y sacó a Tom de su asiento el aún mantenía las manos esposadas y solo me miro con algo de resentimiento, que en parte entendía y en parte no. Estaba vendiéndome para salvar sus vidas y eso después de todo me parecía un buen trato.

Después de unos minutos a solas y sin dejar de mirar hacia el espejo volví en mí cuando la puerta metálica que tenía a mi espalda se volvió a abrir, nuevamente no me giré y esta vez quien se sentó pequeño y frágil frente a mí fue Carlos, mi hermano menor. Ojos profundos y oscuros, piel blanca como si nunca hubiese tenido contacto con el exterior, pequeño pero más grande que la última vez que lo vi en el bosque cuando murió mamá.

—¿Estas bien? —Le pregunte.
—Si, estoy bien —Pero bajo la cabeza y dejó escapar un pequeño suspiro —¿Por qué crees que el señor Mayers es malo? —Añadió y su pregunta me pareció extraña, tal vez no sabe que es lo que ha pasado realmente y no sé cómo explicárselo a un crío tan pequeño.
—No creo que sea malo Carlos, creo que no es del todo sincero —Le respondí.
—Yo me quiero quedar aquí Joe —Dijo finalmente levantando la cara y mirándome a los ojos.

Lo veo, lo escucho y cada vez me parece menos el, nisiquiera me ha abrazado o se ha acercado a mí como lo hacía el niño pequeño del búnker. Hubiese preferido que me mirara con esa frialdad con la que miro Tom, por lo menos hubiese sabido lo que está sintiendo y no como ahora que no estoy seguro de que ese niño sea mi hermano.