CAPITULO [15]: La promesa

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Entre corriendo al edificio y tenía muy pocos minutos antes de que las naves despegarán. La presidenta Stone estaba en la entrada del hospital dando un discurso al resto de los habitantes de la ciudad que tendrán que quedarse aquí hasta que la siguiente generación cumpla con los patrones de la nueva raza humana.

Tenía que salir del hospital hacia la parte delantera y buscar a mi hermano entre las personas que se encontraban ahí. Abrí las puertas y me lancé a recorrer entre el tumulto, me bastó abrirme paso entre unos cuantos para dar con mi hermano.

—Carlos por fin, vamos sígueme —Tome su mano pequeña y lo guíe justo de regreso por donde vine.

Entramos al hospital nuevamente y recorrimos los pasillos para llegar hasta la parte trasera, pasamos por los cuatro sectores que ahora se encontraban vacíos y justo antes de llegar a la puerta que daba al gran campo de césped le dije:

—No te puedes quedar aquí, tendrás que correr con todas tus energías me oíste.
—Esta bien hermano, estoy preparado —Me respondió y me guiñó un ojo.

El ya no era ese niño indefenso, ahora era un muchacho preparado para todo.

Corrimos a toda prisa, era ahora o nunca. Había un par de guardias fuera de la nave y la única forma de ingresar sería por el acceso principal, pero eso sería muy notorio. Nos ubicamos detrás de la rampa de acceso y nos escondimos de los guardias esperando el momento preciso para subir. Por la obertura que tenía la rampa uno de los guardias de la nave nos vio.

Cruzamos la mirada e inmediatamente me di cuenta de que lo conocía, era George que me ayudó en el rescate de mis amigos justo antes de la muerte del general Mayers.

—Ayúdame por favor —Le pedí en voz baja tratando de no alertar a sus compañeros.

Las naves encendieron sus motores y eso sólo significaba una cosa, era momento de partir. George me miró con compasión y envió a sus compañeros a revisar los alrededores de la nave antes de que despegarán.

—No puedo subir a ambos, se darían cuenta y eso nos perjudicaría a los tres —Me dijo por la misma obertura y susurrando.

Andy asomo por la rampa de acceso y se percató de la situación, todo sucedió muy rápido y no tuve otra opción. Gire a mi hermano para que quedara frente a mí y le dije:

—Te tienes que ir pequeño, se valiente y te prometo que nos volveremos a ver.
—¿No vas conmigo? —Me pregunto y por sus mejillas comenzaron a correr las lágrimas más tristes de la historia de la humanidad.
—No Carlitos, pero pronto nos volveremos a ver. Se valiente por favor —Le respondí.

Le quite las lágrimas de su carita y lo alenté a subir detrás de George, no había nada más que pudiera hacer. Los guardias volvieron muy rápido y George pudo esconder a Carlos hasta que estuvo dentro de la nave.

—Lo cuidare, te lo juro —Módulo muy tímidamente Andy desde arriba.
—Lo sé —Le devolví.

No pude evitar llorar, no volvería a ver ni a mi hermano ni a mi mejor amigo. Al cambiar mi lugar con el de Carlos, le aseguraba una vida mucho mejor de la podría llegar a tener aquí. Sabía que al llegar a la plataforma espacial la presidenta Stone no lo devolvería y eso me tranquilizaba.

La rampa se cerró completamente y la nave espacial despego dejándome en el campo expuesto y bajo un ventorral terrible. Cuando me calme volví a ponerme de pie y camine de regreso al hospital, recorrí nuevamente los pasillos y los sectores estaban completamente vacíos.

Atravesé el vestíbulo y un guardia venia directo a mí desde las pequeñas oficinas donde se hacían las pruebas de porcentaje, el terror me recorrió el cuerpo y sentí que por mi espalda bajo una gota de sudor frío.

—¡Joven! —Me dijo el guardia señalándome.
—¿Si? —Le respondí y creo que incluso tartamudeé para responder dos letras.
—Acompáñeme —Me dijo.

No tuve de otra, camine a su lado de regreso a las pequeñas habitaciones de prueba por donde él salió. Tal vez me habían descubierto, no lo sabía.

El respiraba agitado y eso me ponía los pelos de punta, además era mucho más alto y corpulento que yo. Entramos en una de las habitaciones y el hombre encendió las luces, cuando mi mirada se fijó en el centro de la sala no supe realmente cómo reaccionar.

—¿Por qué me trajo aquí? —Le pregunte realmente sin entender.
—Necesito saber si lo conoces —Ne respondió.
—Si, lo conozco —Le respondí.

Ahora sí estaba realmente nervioso, frente s mi y en medio de la sala estaba Adam sentado en una silla y con los brazos y las piernas atadas. Parecía muerto y no estaba realmente seguro de que lo estuviera. El guardia se acercó a desatarlo y claramente se lo impedí.

—¿Qué hace? —Le dije y le tome de un brazo para detenerlo.
—Debe llevárselo, entregarlo a su familia no lo sé —Me respondió.
—¿Esta loco? No puedo hacer eso, él estuvo apunto de matarme —Le devolví.
—El no se acordara de eso cuando despierte —Me comentó en voz baja.
—¿Qué quiere decir eso? —Le pregunte.
—Cuando alguien en Marte comete un delito se le borra la memoria con un suero y es reinsertado a la sociedad con nuevos recuerdos para que no vuelva a cometerlos —Me respondió.
—¿Eso le hicieron a Adam? —Le devolví y supe antes de preguntar que claramente eso le había sucedido.
—Ese es su castigo —Me respondió.

Me quede de pie frente a Adam mirando como el guardia le desataba las amarras, pensando en cómo debería continuar con esto. Una vez terminó su trabajo el hombre se retiró de la sala dejándome a solas con el muchacho que ahora era mi responsabilidad.

—Despierta —Le dije y golpee su mejilla derecha para hacerlo reaccionar.

Adam abrió los ojos y levantó la cara para verme, su mirada era diferente y para qué decir su actitud. Parecía un niño de diez años a pesar de tener casi mi edad, podía decirle cualquier cosa y el no tendría otra opción que creer en mí.

—¿Quién eres? —Me pregunto.
—Tu hermano —Le respondí.
—Me duele la cabeza —Dijo y se apoyó sobre el respaldo de su asiento —Creo que explotara —Agregó.
—Salgamos de aquí, creo que te hará bien tomar aire —Le sugerí.

No podía evitar hablarle con un poco de indiferencia, él ya no era el Adam que yo conocí y supongo que incluso le vendría bien un cambio de nombre o un corte de pelo nuevo. Lo ayude a ponerse de pie y salimos del hospital para ver qué sucedía afuera.

—¿Qué me pasó? ¿Tuve un accidente? —Me pregunto mientras caminábamos por el parque junto al hospital.
—Si tuviste un accidente y el doctor dice que no recordaras nada por un tiempo —Le devolví sin mirarlo a los ojos.
—¿Cuál es tu nombre? Y el mío si puedo saber —Me interrogó nuevamente.
—Tu nombre es Aaron —Le respondí —Y el mío es Joe —Añadí y esta vez si lo mire a los ojos.

Las personas aún continuaban agrupadas enfrente al hospital y por lo que supimos, cada habitante de la ciudad tenía que llenar una forma para que fuese asignado a una labor y se le entregarían las llaves de algún apartamento en la ciudad.

Extrañaba a mis amigos, no podía creer que terminara viviendo con mi peor enemigo y peor aún sin saber que había pasado con Tom y Melanie.

—¿A dónde vamos? —Me pregunto Adam.
—Tu solo camina luego tendremos tiempo de conversar y te explicaré todo —Le dije.

BUNKER: El Misterio Del Nuevo MundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora