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Malia, no podía esperar más, era viernes por la tarde y solo faltaban unos cuantos días para las vacaciones de invierno. La coyote estaba un poco emocionada puesto que Kira le había prometido ir a pasar la primera semana de vacaciones de invierno en un campamento organizado por su familia, los Yukimura. Faltaba menos de una semana y Malia ya tenía casi todo listo para irse, se sentó en el borde de la cama y miró la pared.

—Vamos Malia— recordó que le había dicho la joven kitsune—Será divertido, además tendrás una oportunidad de dejar todo lo de las últimas semanas.

—No soy de las que huyen de sus problemas— había dicho Malia frunciendo el entrecejo, hasta el momento, ella había aprendido que huir no era la mejor opción.

—No estoy diciendo que huyas— la miró Kira con una de las grandes y animadas sonrisas que siempre le daba— Solo te estoy diciendo para que te relajes Mal, para que descanses de esto un tiempo.

—Me sigue sonando a huir.

—Vamos Malia solo es para divertirnos.

Al principio le había parecido el peor plan existente, pero después llegó a la conclusión de que todo marcharía bien, después de todo, las navidades en su familia no se celebraban o eso era lo que su padre, el señor Tate, le había dicho. Así que había decidido que lo mejor sería pasar esas vacaciones con alguien que de verdad apreciaba su compañía y que mejor que Kira, Malia había pensado en el padre de Stiles también, puesto que el Sheriff había sido como un padre para ella y estaba agradecida por ello, aunque a la vez detestaba que fuera padre de la persona que menos quería ver.

Así que ahí estaba, la joven chica tratando de no morir en la espera de que tanto anhelaba, y Kira tenía razón, el tomarse un descanso de Beacon Hills le ayudaría, tal vez hasta en ayudarla a olvidar todo y seguir en la siguiente etapa para al fin progresar, pero siempre que lo intentaba había algo que lo impedía, era como si un campo magnético la arrastrará de nuevo al mismo lugar donde siempre comenzaba, sentía que la Malia Tate que era, se partía en dos por un tiempo, una de ellas estaba decidida y motivada a seguir adelante y hacer como si nada hubiera pasado, como si lo de Stiles fuera solo una pesadilla de la cual había despertado, pero su otra parte, la parte que ella consideraba débil, aún estaba ahí y era la que la traía de vuelta a esa zona donde sus sentimientos por Stiles aun existían, donde todos sus momentos y todo lo que llevaba guardándose para si misma desde hace unas semanas atrás se encontraba.

Era ese viernes en la tarde en que la joven Tate podía aburrirse todo lo que quisiera, sin deberes ni quehaceres los cuales realizar tenía mucho tiempo para ella misma, el cual antes ocupaba para pensar, pero ahora no quería hacerlo, quería probar cosas nuevas, pero estaba demasiado cansada para hacerlas. La coyote prendió el computador abriendo una de sus cuentas, pero no había nada, las redes sociales se habían vuelto demasiado aburridas, empezó a rebuscar en las carpetas de imágenes pero nada, todo le parecía demasiado aburrido, por un momento pensó que lo mejor sería cerrar el pequeño computador portátil y salir a tomar aire fresco, pero la pre—tormenta invernal no cesaba por lo que si no quería terminar oliendo a perro mojado debía permanecer en casa. Malia siguió rebuscando en las carpetas esperando encontrar algo bueno que ver, fue ahí que notó que había un pequeño error en su carpeta de música, había un video con unos cuantos dígitos y decidió reproducirlo.

—Estamos de vuelta en Documentando la vida de un  coyote— dijo una voz masculina detrás de una cámara.

—No lo volveré a repetir, quita esa cámara de mi vista—dijo una voz femenina, Malia veía el video con curiosidad.

—Oh vamos este es el episodio número cinco, ¿qué dirán mis fans si no hago toda una primera temporada?

—Tú no tienes fans— dijo la chica con una sonrisa sarcástica para después fruncir el ceño y concentrarse en beber su limonada.

—Aquí podemos apreciar a la Malius coyotus en su ambiente antinatural disfrutando de una deliciosa—el chico no termino la oración puesto que, la chica le había tirado la limonada encima— ¡Hey, eso no es justo, Malia!

—Te lo advertí Stilinski, que asco parece que te has orinado—dijo la chica entre risa— ¡Cámbiate ese pantalón!

—No estaría así si tú no me hubieses mojado.

—Lo siento pero tú te lo ganaste—dijo la chica. El video terminaba ahí con una frase que esperaba ser completada, debía tener una segunda parte, pero seguramente estaría desaparecida o la tendría Stiles en su computador, y sería mala idea pedírselo. Malia pensó en borrarlo, ya que sería ilógico tener piezas de su relación, y quería irse por la razón lógica, pero no lo hizo, cerró la carpeta y el pequeño video de ellos se quedó ahí, si tengo que progresar quiero hacerlo bien y no correr de mi pasado, si no afrontarlo pensó la coyote.

Malia cerró el portátil, pensó que ya había tenido suficiente para un solo día y que sería mejor descansar, la lluvia había cesado y las pequeñas gotas aún permanecían en la ventana de la chica, Malia abrió la ventana y dejo que el aire húmedo y frío le golpeara la cara, justo lo que necesitaba en aquel momento, un poco de aire fresco el cual respirar, así que decidió que lo mejor sería que saliera a tomar un paseo por lo que se alisto para lo que sería una salida, hasta que su teléfono móvil comenzó a sonar.

Malia vaciló para tomar el teléfono, temía contestar llamadas, pero aun así lo tomo  y vio que la pequeña pantalla marcaba un número y un nombre, Lydia, mencionaba.

—¿Qué pasa?—dijo Malia al teléfono escuchando la gran interferencia del otro lado

—¿Malia?— preguntó una voz pero no era la de Lydia si no la de Kira—Sé que esto es raro, pero Lydia tenía una fiesta y bueno—comenzó a decir la kitsune nerviosamente—¿Vendrías? Es decir, si puedes...

—Claro, iré en veinte.

Broken Hearts ▸ Stalia ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora