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—Manejar hasta aquí fue todo un asunto— le decía Malia a Kira mientras caminaban por la casa de Lydia, Lydia había organizado una fiesta de último momento y le había dicho a Kira que invitará a toda la gente que pudiera, y que estos invitaran a más personas. Malia se quitó el abrigo mojado y lo tiró sobre uno de los sofás en las la sala de los Martin— Habían cerrado el paso por la calle principal por las lluvias y no fue nada fácil llegar hasta acá.

—Pero eso no importa ahora— le dijo la kitsune con una sonrisa— solo hay que salir a divertirnos Malia, será la última fiesta a la que asistamos antes de Navidad.

Kira tenía razón, quedaban unos cuantos meses antes de salir de la preparatoria y esta sería una de sus últimas fiestas de su último año, Malia miró por la venta y vio una gran masa de gente bailando al ritmo de la estruendosa música sin control alguno— Sí que invitó gente— murmuró la coyote.

—Es Lydia Martin de quien hablamos, vamos, nos queda una buena noche la cual hay que disfrutar.

***

Stiles estaba sentado cerca de la piscina mirando el fondo de esta, aún recordaba cuando hace un año estuvo ahí mismo con Scott y Allison bebiendo ponche hecho de wolfsbane y teniendo alucinaciones de su padre, era curioso como el tiempo había avanzado tan rápido, como si Stiles tan solo hubiera parpadeado y el resto hubiera pasado delante de sus ojos durante ese pequeño segundo que los mantuvo cerrados. Habían pasado cuatro semanas y media desde que había roto con Malia y hacia tan solo una semana que le había dejado unas cuantas notas en su casillero, pero nada, ni una respuesta, ninguna tirada en el contenedor de basura o abandonada en alguno de los pasillos, por lo que para Stiles, significaba empezar a darse por vencido, a final de cuentas todo el mundo tenía razón, Malia ya no era de él, no podía andar tras ella y perseguirla durante toda una vida, tarde o temprano él tendría que seguir adelante también y tal vez eso era lo que necesitaba ahora, moverse y salir del lugar en el que estaba estancado, tal vez salir con más chicas, estudiar o leer, pero sería difícil, y más cuando el aún sentía algo por Malia, esa pequeña llama que le recordaba los sentimientos que tenía por ella que ni el agua más potente podría apagar, y el chico lo sabía, y dudaba un poco que ella, aunque estuviera enterrado en lo más profundo de la joven coyote, había algo también o al menos eso esperaba.

—¿Y? ¿Cómo va todo?— Stiles no hizo ningún movimiento, sabía que se trataba de Scott, su mejor amigo, el chico que en estos momentos se había tomado el tiempo de venir a sentarse con él.

—¿De verdad quieres que conteste a eso?—preguntó sarcásticamente el chico mientras Scott asentía suavemente con la cabeza— Bien, tu idea fue estúpida, te lo dije, las cartas son la tontería más grande inventada, no sé porque pensé que funcionarían con ella, me refiero, estamos en pleno siglo veintiuno, esas cosas son obsoletas y todo el mundo le importan un comino lo que estén escritas en ellas.

—Tal vez, solo se está tomando un tiempo para abrirla, vamos hermano, es una fiesta, hay millones de chicas por ahí que quieren a alguien soltero que las acompañe.

—No voy a hacer eso— dijo Stiles frunciendo el ceño— se supone que estoy aquí para recuperar a Malia, no para estar con otra chica.

—Pero, ¿y si Malia no quiere volver a ti? Dime, ¿Qué harás? – Stiles no levantó la vista y Scott no dijo ni una sola palabra más antes de desaparecer

***

Malia y Kira se encontraban en lo que era la pista de baile improvisada, básicamente consistía en moverse de lado en lado por la orilla de la piscina sin que alguien te empujase o tu solo cayeras al agua por tu cuenta, la cual no había demasiado diferencia entre las dos, puesto que los cuerpos se golpeaban mutuamente con cada movimiento.

—¿No crees que has bebido demasiado?— preguntó Kira al ver a Malia bailando con una pequeña lata de cerveza en la mano

—Tranquila, no puedo emborracharme ¿recuerdas?— dijo Malia con una gran sonrisa, Kira tenía razón divertirse un rato no le vendría nada mal, y a pesar de que el alcohol le estaba surtiendo un poco de efecto y empezaba a marearse, sentía que la adrenalina subía por su cuerpo, hacía tiempo que la joven coyote no se había sentido así, pero después de mucho tiempo, había vuelto a sentir lo que era una verdadera fiesta en la casa de Lydia— Iré por más— anunció la coyote mientras vacilaba para caminar entre el mareo que comenzaba a intensificarse.

***

Malia caminaba torpemente entre la gente, con un pequeño vaso de ponche buscando el lugar donde ella y Kira habían estado hace unos cuantos minutos atrás, pero cada vez era más difícil para la coyote mantenerse de pie; Malia caminaba vacilante, abriéndose paso entre la gente hasta que un cuerpo chocó contra ella, haciendo que perdiera el equilibrio que hace unos minutos acababan de recuperar, derramando el ponche sobre si misma.

—¡Hey!— dijo la coyote ahora malhumorada— Fíjate por donde vas, el ponche no es del todo gratis.

—¿Malia?— una voz pronunció su nombre y la chica volteo con lentitud, aún con el ceño fruncido por tener ponche regado por su pantalón y por estar tirada en pasto, y entonces lo vio, parado ahí extendiendo la mano para ayudarle, estaba ahí Stiles. Malia aceptó la ayuda para levantarse, aún estaba demasiado mareada para levantarse y temía volverse a caer o más bien ser empujada de nuevo— ¿Te has hecho daño?— le preguntó el chico, mientras Malia estaba observando el pequeño hilo de sangre, casi imperceptible, que le bajaba por el brazo producto de un pequeño rasguño que se curaba lentamente.

—Perfectamente, sano rápido— respondió secamente mientras empezaba a odiar la estática que se empezaba a dar en el aire, como cada vez que se encontraban o habían salido juntos, y por un momento, cuando estuvo en su casa, había olvidado y superado su relación y la había dejado como un recuerdo más en su vida, pero ahora, enfrentándose a todo.

— De acuerdo, vamos, te llevare dentro de la casa y buscaremos algo para que sane más rápido— le dijo Stiles nerviosamente, hacia tanto que anhelaba la oportunidad de hablarle y por un momento tenía todo controlado y aún no estaba dispuesto a echarla a perder.

—No gracias, todo está bien— dijo la coyote, notando que aún tomaba y apretaba la mano de Stiles y este lo hacía de vuelta y cayó en la cuenta de que tal vez no debía ser tan fría con él.

—Entonces te llevare a casa— ofreció el chico con una tímida sonrisa.

Fue cuando Malia dudó, dudo de todo lo que había pasado en cuatro semanas y media y fue cuando su lado débil empezaba a mostrarse, quería aceptar la oferta y que Stiles la acompañase a casa y se quedase a dormir, pero ¿volvería a hacerle daño? ¿Cuántas veces más el fingiría todo? —No hace falta, puedo hacerlo por mí misma, por mi cuenta, puedo hacerlo todo sola.

—De acuerdo, sabes que puedes llamarme si es que necesitas algo.

—De acuerdo— contesto Malia, soltando su mano.

Broken Hearts ▸ Stalia ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora