CAPITULO 40

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RESPUESTAS

Me siento ansioso, Naoli se está quedando con el imbécil de Max ¿A qué se debe esto? Tendrán alguna relación de la cual aún no me he enterado. La sola idea me deprime, y hace que sienta una fuerte opresión en el pecho. Además de los malditos celos que no puedo controlar. Si por mí fuera mataría a ese tipo con mis propias manos, y lo haré si me doy cuenta que la ha tocado.

Parqueo afuera y me dispongo a ingresar, no pasa mucho tiempo cuando me veo tocando la puerta del apartamento. Para mi desgracia él es quién abre.

-Marco. –Pronuncia mi nombre con cierto desprecio.

-Max. –Le contesto de la misma forma. -¿Puedo pasar?

-Aún no me decido si dejarte entrar. - Me responde, manteniendo la puerta entreabierta. Como si pudiera detenerme, pero cuando intento hacerlo una pared invisible me impide ingresar.

-Sorprendido. –Sonríe a sus anchas.

Lo miro extrañado, Naoli aparece en la estancia. Trae el cuello vendado ¿Qué le ha ocurrido?

-Déjalo entrar Max, ya hablamos sobre eso. –Le pide.

-No, lo lamento, lo que tengan que hablar que sea en el marco de la puerta.

-Max no seas tan testarudo. –Le reclama ella molesta.

-Me lo agradecerás después, él no entra, punto. Es mi hogar y me reservo el derecho de admisión.

-Perfecto, si así están las cosas.

Ante la mirada de sorpresa de Max, Naoli cruza la puerta y pronto se encuentra a mi lado.

-Podemos ir a algún sitio privado para hablar. –Me solicita.

Asiento con la cabeza  y vuelvo a ver a Max triunfante.

-¿Estás loca? –Le reprocha él siguiéndonos.

-Detente. –Le insta ella. –Te agradezco tu preocupación pero estaré bien. Nos veremos más tarde.

-Naoli no por favor. –Su semblante es casi de desesperación.

Ella se acerca a él y toma sus manos, siento como la sangre me hierve ante este contacto.

-Estaré bien. –Le repite ella. –Confía en mí.

-En ti confió, en él no.

¿Qué se trae este individuo? Actúa muy extraño y aun no comprendo por qué no pude entrar.

-Naoli. –La llamo y extiendo mi mano, ella se aleja de Max y entrelazamos nuestros dedos, puedo notar una mueca de disgusto de su parte.

Nos alejamos y le consulto dónde quiere que vayamos a conversar, nos sentamos en el lobby del edificio.

-¿Qué te ocurrió? ¿Cómo te hiciste eso? –Señalo el vendaje.

-Es interesante que preguntes ya que fue tu divina esposa la que lo hizo.
–Me responde con frialdad.

-Julia. - Digo sin poder creerlo.

-Sí, una rubia de voluminosos ojos azules y muy mal carácter. –Se cruza de brazos y me mira con acusación.

-No puede ser ella, no tiene sentido. - La defiendo.

-Pues es verdad, y Max es testigo, ella ingresó anoche, quería matarme, me lo hizo saber cuando me tomó del cabello, mordió mi cuello y bebió mi sangre. –Enfatizó.

Me quedé perplejo, Julia y yo tendríamos que hablar largo y tendido, ¿Cómo se atrevió? Y ¿Por qué lo hizo? Por otro lado, entonces Naoli ya sabía qué era ella, que era yo.

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