3-. La despedida

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El resto del día me la pase encerrada en mi habitación, mirando al techo en busca de alguna explicación de aquella traición, pero no la había, yo no había sido la novia perfecta, pero estaba segura de que no me merecía esto.

Mi celular no había dejado de sonar los últimos 15 minutos, y eso ya me estaba hartando así que conteste esperando que fuera Michel o Connie, al igual que en las otras llamadas. Pero en la pantalla estaba ese nombre.

Sabía que no debía contestarle, pero no pude evitarlo.

-¿Sí? –dije con la mayor frialdad que pude.

Pero del otro lado de la línea solo pude escuchar gemidos y plegarias bastantes obscenas.

-Vamos, Harry, métela más... ¡Aghh! Sí, así.

Colgué entre lágrimas. Estaba furiosa, llena de rabia. No podía creer que me hicieran esto. ¿Qué no era suficiente con haberme engañado durante años?

Fui hasta mi pequeño estudio de arte. Destapé ese gran cuadro que se veía en la esquina, había pasado noches en vela retratando su hermoso rostro. Pero ahora no quería otra cosa más que destruirlo. Tomé un pequeño cutter y comencé a hacerlo trizas.

Se sentía tan bien.

***

A la mañana siguiente, todo el mundo se me quedaba viendo al entrar a la escuela, lo más seguro era que ya se habían enterado del "pequeño" cambio de Harry.

Aunque no me importó lo más mínimo, ahora lo único que tenía en mente era reorganizar mi vida. Desde que me mudé a aquí, me la pasaba con Harry y Laura, nos sentábamos juntos, comíamos juntos, todo lo hacíamos juntos. Claro que tenía otras amigas, pero nunca fui tan allegada. Aunque ahora sería un buen momento para intentarlo.

Tomé un lugar al frente de la clase, el lugar opuesto de donde se sentaban los chicos malos –Laura y Harry-.

-Hola –dijo Michel mientras se sentaba junto a mí.

-Hola –me limité a decir.

-¿No ha llegado el idiota, verdad?

Así le decía ella a Harry, nunca se llevaron bien a pesar de que ella era novia de uno de sus amigos más allegados.

-No lo sé –dije mientras hacia un par de trazos en mi libreta de dibujo.

-Pues más le vale que no se aparezca por aquí. Anoche apenas y pude contenerme para no romperle la cara.

-¿Y ahora por qué?

-¿Se te hace poco que te engañara con esa Pu...?

-Mich, no importa. Yo estoy bien –fingí una de mis mejores sonrisas.

-Pues si yo no le rompo la cara lo harán Louis y Niall, ambos están muy molestos.

-De Niall lo creo, pero ¿Lou? Él seguro sabia el estúpido juego de su mejor amigo.

-No, Violett, él no sabía nada, incluso quiso golpearlo cuando lo vio llegar a mi fiesta con esa. Pero Niall pudo impedirlo para que no hicieran una "escena". Aunque si te soy sincera, la fiesta ya me valía, lo único que quería era que lastimaran a ese idiota.

No dije nada, y aunque me hubiera gustado que lo lastimara, eso de nada hubiera servido. Rompiéndole un brazo no iban a arreglar mi corazón roto ¿o sí? No, claro que no.

El día pasó lento, mucho y más en el almuerzo. La estúpida parejita se había sentado justo en la mesa de enfrente. Lou y Mich estuvieron listos para levantarse e ir a golpearlos, incluso ya se habían puesto de acuerdo, pero sus respectiva parejas lograron sacarlos de la cafetería antes de que hicieran algo tonto.

La última clase había llegado, mi clase favorita debía decir, artes, aunque hoy era un día realmente triste, el maestro Miles se jubilaría.

-Bien chicos, prométanme que se portaran bien con el profesor Malik.

-Sólo si usted nos promete que nunca se olvidara de nosotros –gritó Connie entre todo el barullo.

-¿Connie de verdad crees que me olvidaría de una chica tan inteligente como tú? No chicos, yo nunca me olvidaría de ustedes y los voy a extrañar a todos, Sí, Niall a ti también aunque te la pasabas comiendo en mi clase –varias risas se escucharon-. También lo extrañare a usted señor Tomlinson, a usted y sus ingeniosas bromas –pasó frente a el escritorio donde estaban Harry y Laura-. También a usted señorita Foster, nunca conocí a una chica con un sentido de la moda tan.... Innovador.

Yo hubiera dicho vulgar –pensé.

-¿Y qué decir de mi mejor estudiante? –Sonrió al pasar por mi mesa-. Espero que cuando sus cuadros estén en los mejores museos se acuerde de mi, señorita Johnson –asentí.

El timbre sonó y todos se levantaron a abrazar al profesor, algunos con lágrimas, otros más serenos. Pero si algo teníamos todos muy claro era que nadie podría reemplazarlo nunca y mucho menos ese maestro Malik.

-Violett –me llamó cuando estuvimos solos.

-¿Sí, maestro Miles?

-¿Estás bien?

-No, usted se va –traté de ocultar el verdadero motivo de mi tristeza.

-Violett, soy viejo pero no tonto. Ayer el chico de los ojos verdes te besaba y ahora besa a la que era tu amiga

-Ya sabe como son los adolescente de ahora –traté de bromear.

-Si me permites decírtelo él es un idiota.

-Adiós maestro Miles, lo voy a extrañar –lo abracé.

Cuando estaba a punto de cruzar la puerta, su voz me hizo girar a verlo, otra vez.

-Le he hablado mucho al maestro Malik sobre ti, y él está muy interesado en conocerte –asentí-. Violett, él tendrá varios problemas al llegar aquí y por eso quiero pedirte que lo ayudes en lo que necesite.

-¿Problemas? –fingí no saber nada.

-Buen, intento –sonrió-. Pero ya me enteré del complot que armaron para hacerle la vida imposible a Malik.

-Puede estar tranquilo, yo no participare en esa tontería.

Y no porque no me agrade la idea, sino porque el idiota de Harry la había propuesto.

-Me alegra mucho, aunque eso no será el único inconveniente, su edad...

-¿Qué, es muy viejo? –pregunté con una sonrisa.

-Ya lo verá, mañana –me devolvió el gesto.

The Teacher |Z.M.|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora