56-. Almas gemelas.

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Mi celular sonó a las 5 en punto, era la señal que Zayn me había enviado para que bajara. Él había traído el auto de Liam para evitar que algún vecino fisgón lograda identificar el suyo y le contará a mis padres después.


Zayn me ayudo con mi maleta y con los regalos que había comprado para todos, y después me abrió la puerta para entrar.


-Buenos días –me besó suavemente.


-Buenos días.


-¿Lista para conocer a mi hermanita?


-Uhhh...


-Le agradarás –me aseguró con una sonrisa.

Pero mi inseguridad tenía buenos fundamentos. Los niños y yo no nos llevábamos. Por lo regular no les agradaba y ellos a mi tampoco.


-¿Tú crees?


-A Safaa le gusta verme feliz. Y tú me haces el hombre más feliz de la tierra al estar a mi lado. Así que sí, creo que ella te va a amar.


-Eso espero.

***

El camino fue bastante largo, pero el hecho de que Zayn y yo nos enfrascáramos en el juego de las 20 preguntas –que terminaron siendo 100-, ayudó para hacer el trayecto más llevadero.


-¿Entonces? –Apremió por una respuesta-. ¿Cómo se llamó tu primer novio?


No había cesado con eso después de enterarse de que sólo había tenido dos novios en toda mi vida –el chico de NY y obviamente Harry.


-Clint Crawford


-Su nombre es bobo.


-Era bastante lindo –admití recordándolo.


-¿Por qué terminaron?


-Digamos que no creo en las relaciones a larga distancia.


Zayn se detuvo en la primera gasolinera que encontró en Bradford y yo decidí bajarme del auto para estirarme un poco.


-¿Aún falta mucho?


-Bueno, ya estamos en Bradford solo es cuestión de llegar a la casa de mis padres.


-Entonces ya estamos cerca –celebré anticipadamente.


-Depende de cómo sea tu percepción del tiempo.


-¿Qué quieres decir?


-Nuestra casa está en la zona boscosa, y de aquí a allá se hacen un par de horas más.


Iba a gemir de frustración, pero luego recordé que había sido mía la idea de venir en auto.


-¿Tienes hambre? –preguntó al terminar de llenar el tanque.


-No tanta.


-Bien, ¿quieres que compre algo? –con un movimiento de cabeza señalo a la tienda de conveniencia que había a un lado.


-Agua, muero de sed.


-Vamos entonces –me tomó de la mano y como toda una pareja feliz entramos a aquel lugar.


A pesar de que yo sólo necesitaba agua, Zayn arraso con todo lo que estuvo a su alcance; desde dulces y chocolates hasta un par de sándwiches de pollo. Oh, y lo más importante, una caja de cigarrillos nueva.


Zayn movió el auto hacia el estacionamiento y ahí adentro empezamos a comer.


-¿Segura que no quieres? –me ofreció por quinta vez uno de los sándwich.

The Teacher |Z.M.|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora