Prologo

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15 de febrero, París

Diego
Hace un año que la vi en esa fiesta, juro por Dios que la seguía amando, si no fuese así no estaría aquí como idiota, recargado observando nuestro candado, esperándola ilusionado, con esta estupida sonrisa en mi rostro.
Acaso estaré loco? vaya que sí, viajar hasta París por una ingenua ilusión, esta maldita incertidumbre me está matando...... acaso vendrá?
No podía respirar, el cuerpo me temblaba, así es........me estaba dando un ataque de pánico ....¿que tal si no venía?, que tal si nuevamente volvía mi corazón a sufrir por ella....
Logré recargar mi espalda contra el frío barandal, me senté y cubrí mi rostro con mis manos apretándolo de la desesperación..... deseaba tanto verla que hasta mi pecho ardía.....
Respiré profundo y sentí unas manos delicadas sobre las mías, tratando de retirarlas de mi rostro, moví mis manos lentamente encontrándome con esos hermosos ojos marrones, con ese brillo especial y en ese momento mi corazón comenzó a acelerarse sin piedad....

Martina
Como era costumbre el día 15 viajé a París, cerré mis ojos con rabia, recordando la carta que le había escrito, había vuelto a dejarlo solo, aunque moría por despertar a su lado, la cobardía había ganado nuevamente
En la carta había escrito la loca idea de vernos hoy, en el puente junto a nuestro candado, obviamente esperaba no verlo ahí, pero muy dentro de mí había una pequeña ilusión, una extraña sensación
Al llegar a nuestro lugar, mi corazón se detuvo al verlo ahí, sentado cubriendo su rostro con ambas manos, podía incluso sentir sus nervios a kilómetros, lo conocía perfectamente y sabía que estaba frustrado, esbocé una sonrisa, no podía con tanta felicidad, a pesar de todo él me había perdonado, estaba ahí en nuestro lugar esperándome, caminé lentamente hacia él, moría por abrazarlo, probar nuevamente sus dulces labios...
Sujeté sus manos, las cuales estaban frías, me miró con esos ojos esmeralda hipnóticos, quería decirle que lo amaba, agradecerle que estaba ahí pero me quedé sin palabras, únicamente me concentré en su mirada
No hubo palabra alguna, un silencio inundo el lugar, era como si solamente estuviéramos nosotros dos y nadie más, nos mirábamos fijamente, podía ver sus ojos vidriosos , mirándome profundo, su rostro tenso, quería decirle lo mucho que lo había extrañado, pedirle perdón, pero las palabras simplemente no salían
Sentí sus labios chocar desesperadamente con los míos, recorrí su boca, recordando ese dulce sabor, sus manos sujetaban mi cintura fuertemente y las mías se aferraban a su cuello, los dos estábamos desesperados el uno por el otro
Nuestros labios se separaron lentamente, el rostro de Diego estaba algo rojizo, pasó sus manos por su cabello, movió la cabeza de lado a lado y sostuvo mi rostro con ambas manos
—Porque carajo te fuiste otra vez..... maldición Martina me volviste a dejar solo! - exclamó algo alterado
—Simplemente .... no quería lastimarte más..... pero indirectamente me lastimaba yo, y ...
No pude terminar ya que sus labios se apoderaron de los míos, esta vez era un beso más lento y calmado, podía jurar que el tiempo se había detenido
—Me lastimabas a mi Martina — gruñó sobre mis labios y automáticamente bajé mi mirada
Sentí sus dedos levantando mi mentón
—Ya no somos adolescentes, esto tiene que ser verdadero, no más despedidas ni cartas o acaso aún no te has dado cuenta de lo mucho que te sigo amando a pesar del tiempo y la distancia enana- sus palabras hicieron erizar mi piel
—Te amo con locura , ya no hay marcha atrás - acaricié su mejilla y admití mis sentimientos sin remordimientos

(......)

Los dos se dirigieron al departamento, que Diego había rentado, querían ponerse al día.
Diego le contó que su vida de actor había sido un éxito, cumplió uno de sus sueños y logró grabar una película española, así como varias series y decidió darse un tiempo para él.
Martina por el contrario, dedicó su vida al ámbito de la música, era una estrella internacional, había ganado muchos premios, entre ellos un VMA
Se encontraban en el departamento, habían ido al supermercado, pues Diego quería cocinar para su amada.
—No sabía que cocinabas tan bien, huele delicioso - exclamó Martina tratando de probar la comida con su dedo
—Epa, la espera valdrá la pena créeme- rió Diego intentando detener su hazaña —Mira que te perdiste de un gran cocinero todos estos años eh- exclamó entre risas
—Este día será especial, te propongo algo- dijo Martina sonriendo
—Vale - asintió Diego feliz
—Apagaremos nuestros móviles, este día lo dedicaremos únicamente para los dos, sin distracciones - lo abrazó fuertemente
La comida estuvo deliciosa, Diego preparó pasta a los cuatro quesos, carne y hasta postre, después fueron al livingroom a mirar Netflix, acurrucados en el sillón.
Me encanta estar a tu lado - susurró Diego mirándola fijamente y comenzó a besarla
Los besos comenzaron a subir de intensidad, Diego colocó sus manos en la cintura de Martina, levantándola del sillón y pegándola a su cuerpo, ambos se dirigían a la habitación.
Entre caricias y besos ambos suspiraban, Diego colocó a Martina suavemente sobre su cama, invadiéndola de pequeños besos cortos, suspiró sobre su cuello y se detuvo, mirándola fijamente
—No quiero que te vayas, quédate conmigo ..... siempre - dijo sobre sus labios y Martina lo besó apasionadamente
Ambos se encargaron de deshacerse de sus prendas lentamente, Diego no podía dejar de contemplar el rostro de Martina, la había extrañado tanto, él quería que ese momento fuera más especial de lo que fue su primera vez, así que se dedicó a besarla sin prisa
Martina deseaba sentir a Diego así que colocó ambas manos en el cabello de Diego y lo miró fijamente esbozando una sonrisa, Diego asintió, besó sus labios y entró en Martina lentamente, disfrutando del calor que ella repartía sobre su cuerpo
Diego se detuvo para contemplar el rostro de Martina, le encantaba ese brillo en sus ojos, sin embargo Martina soltó un gruñido
—Epa...sigue no te detengas en plena acción ! - gruñó Martina y ambos carcajearon
Las sabanas terminaron enredadas sobre sus pies, Diego no podía dejar de besar su cuello y Martina se encargaba de recorrer con sus labios los pequeños lunares de la espalda de Diego
Los dos terminaron exhaustos pero realmente felices, habían vuelto a hacer el amor tan apasionadamente que ambos no creían cuanto amor pusieron en el acto, pues esta vez la desesperación no había ganado.
Martina colocó su cabeza sobre el pecho de Diego y comenzó a acariciarlo con una sonrisa de felicidad, mientras Diego recorría la espalda de Martina con sus yemas.
—Sabes..... es increíble como siempre volvemos a vernos, a estar juntos - suspiró Diego con ternura
Martina levantó su mirada y sonrío —Sabes que más es increíble? que aún seguimos amándonos con tanta locura, al principio de todo pensé que era algo pasajero, una simple calentura de ambos pero me equivoqué ... esto es para siempre - susurró Martina
Diego besó la frente de Martina —Te amo
—Te amo- respondió Martina
Ambos morían por seguir con su juego de miraditas y mimos pero estaban realmente agotados así que cayeron ante Morfeo rápidamente.
A la mañana siguiente Martina despertó y suspiró, la noche que había pasado con Diego fue mágica, extrañaba sus labios así que lo buscó con su mano pero la cama estaba vacía, se levantó de repente y no había rastro de Diego en la habitación, se colocó una bata y se sentó en la cama
—Sabía que esto era demasiado bueno para terminar bien, seguro quería vengarse de lo que le hice - sollozó y salió de la habitación rápidamente, se detuvo al ver a Diego arrodillado
—Diego que sucede?- cuestionó Martina
—Escucha Stoessel me voy a ir de este lugar contigo y a dónde sea que yo vaya irás conmigo...... ya no te quiero lejos de mi vale- exclamó Diego
—No te entiendo Diego- exclamó Martina
—Estoy dispuesto a dejarlo todo por ti, a compartir mi vida contigo- Diego sacó una pequeña cajita cuadrada roja—Martina Stoessel Muzlera quieres casarte conmigo?- preguntó tembloroso Diego y sacó de la cajita un hermoso anillo con un diamante incrustado
Martina se quedó en shock por un momento, cuando pudo reaccionar comenzó a llorar de felicidad
—Yo..... yo no te merezco - sollozó
Diego se levantó y se detuvo a su lado, tomando su rostro
—Y yo te amo, te amo con locura! Recuérdalo ..... yo te amo - susurró colocándole el anillo
—Si quiero ser tu esposa y acompañarte el resto de mi vida - sollozó Martina y lo besó

Say that you love me, novela Dietini (Completada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora