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Cuando desperté me di cuenta que apenas era de día, solo habían pasado unos minutos desde que amaneció, y los estragos del alcohol se presentaron a saludar con un fuerte dolor de cabeza, había dormido toda la noche sobre las sabanas de la cama y con la ropa puesta, a duras penas me levante tambaleando y cojeando, la cabeza no era lo único que me dolía pero eso era otra historia...

Me vestí lo mejor que pude con lo primero que encontré y baje a la cocina por un analgésico y algo para desayunar. Como siempre en el tema de comida Rebeca llevaba la ventaja, sabía que me gustaban los desayunos abundantes y con muchas frutas, algunos cereales y leche tibia para comenzar el día aunque esta vez no pude ni tocar la comida, ya que apenas verla sentí unas nauseas que venían desde las tripas a mi garganta. Richard -quien estaba como siempre en la cocina leyendo a solas el periódico- me guio con rapidez al baño y sujeto mi cabello mientras expulsaba el liquido que traía dentro mientras yo me desplomaba en el suelo sosteniéndome del retrete ya que la poca fuerza que poseía esa mañana la estaba usando para contraer mis músculos en cada vez que regurgitaba.

Ni él ni yo supimos entender el porqué, como dije antes, el alcohol no solo hizo estragos en mi cabeza. Mirando mis brazos al descubierto y el leve escote en mi espalda encontramos entre el y yo barios moretones sin forma alguna, no sabia explicar la razón de aquello ya que no recordaba mucho de lo que paso esa noche.


Unas cuantas horas después, con un plan alimenticio sugerido (en realidad me la impusieron) por Richard para limpiar mi hígado y habiendo tratado mis heridas salude a mi padre llevándole lo que era mi ex-desayuno, tan rápido como una persona que es hiperactiva me bebí un jugo de manzana que la criada preparo mientras miraba con pena mi taza de leche aun llena, tome tres manzanas mas -verdes- para comer por el camino.

- Bolso... bolso... bolso... -murmure mientras corría por toda la planta buscando el objeto.

Mi madre se encontraba en la cocina mirando su café, hipnotizada, ignorando abiertamente cualquier ruido externo mientras que Richard colocaba sobre la mesada un cesto de mimbre lleno de objetos pequeños como un juego de llaves, un celular, auriculares, documento, billetera y barios paquetes de cereales, semillas y frutos secos listos para llevar.

Cuando regrese con el bolso en la mano arroje todo dentro de este junto con las manzanas agradeciéndole a Richard, tenía que salir corriendo si quería llegar a tiempo al casting. Pero minutos antes de salir aparecio mi medio hermano.

- ¿Qué escándalo es este? -dijo Derek quien entraba a la cocina.

Me despedí de Richard con un beso en la mejilla y salí corriendo a la cochera para sacar mi moto como si el mismo demonio me persiguiera, mi medio hermano no hizo más que soltar un largo suspiro en el que resonaba su enfado y decepción. Estaba vestido con un elegante traje de oficina con una camisa celeste claro y una corbata lisa, en otras palabras; vestía de una forma totalmente monótona, que a su vez quería decir que estaba listo para salir a la empresa de su padre pero tenía escrito en toda la cara que de lo único que realmente tenia ánimos era de dormir por al menos tres horas más, el nunca fue buen madrugador apuesto que aun tiene los horarios cruzados el pobre hombre.

- ¿Qué le pasa a esa loca? Corre como caballo desbocado -logre oír desde la cochera.

- Déjala sola. -dijo repentinamente mi madre lo que me llamo claramente la atención -Ella ha estado ignorando a muchas personas desde hace ya tiempo. -casi podía jurar que me estaba defendiendo.

¿Podrá ser cierto lo que oigo? Agite mi cabeza a los costados como si así pudiera deshacerme de mis pensamientos y encendí el motor para segundos después estar saliendo de la casa. Lo que ella decía era cierto, si bien desde que llegue aquí mi estancia en la casa era indeseada para las muchas criadas que pasaron por aquí y empresarios que frecuentaban el lugar de trabajo de mi padre no me molestaba las murmuraciones que hacían a mis espaldas pero desde que Derek se había ido al extranjero las cosas se pusieron muy feas para mi, muchas personas dejaron de disimular y comenzaron a tratarme como basura mas notablemente. Como él no estaba para callarlos cordialmente, barias ex-mucamas del personal que trabajaron bajo vigilancia de Richard me jugaban una que otra broma pesada para que desistiera de vivir más allí o porque simplemente no podían hacérselo a mi madre.

Los años pasados. (REESCRIBIÉNDOSE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora