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Hoy, después de mucho tiempo, salí a correr por la mañana como solía hacer apenas llegue a esta casa, el día estaba impresionante mente cálido y se podía olfatear el olor a humedad que vendría mas tarde. La única pena es que la pasaría dentro de la librería...

Si bien me gustaba mucho este trabajo, hoy era un día de esos en los que uno presiente que era mejor quedarse en casa desde el interior del centro comercial se podía escuchar –aun a pesar del ruido y música de fondo del lugar– como afuera se caía el cielo, llovía a cantaros y seguramente las calles se habían vuelto como los canales de Venecia. No dejaba de pensar en mi pobre moto que debía de estar con el agua hasta por la mutad de sus ruedas. Mi jefe estaba más callado de lo normal y no se desidia por ninguna serenata y parecía funfurruñar entre dientes pero cuando alzaba la cabeza y habría un poco la boca como para decir algo correcta y coherente mente este la volvía a cerrarla y regresaba a su posición original. Yo estaba recostada sobre el mostrador esperando que alguien se asomara pero el lugar estaba más desierta que el mismo Sahara, era raro no ver por aquí a Ernesto, a Yolanda, Fabiola, Teodoro, Joselin o Georgina como a tantos otros aficionados a la literatura que suelen frecuentar el lugar este.

Seguramente desapreciaron por las benditas vacaciones de verano. O era lo que yo suponía porque lo normal es ir a veranear en una playa o en otros destinos turísticos.

El sonido de la campanilla en la puerta me saco de mis pensamientos dándome a saber que al fin teníamos un cliente, una chica de shorts deportivos y sudadera gastada con una cara de bulldog rabioso al frente y capucha entro al local y se puso a mirar una serie de libros de mi editorial favorita, era esbelta casi que parecía esquelética con su pelo largo con sus ondas perfectamente desordenadas como si acabara de levantarse teñido en un tricolor que hacía parecer que de sus puntas crecía una llamarada de fuego, por otro lado sus raíces permanecían en su tono original, un negro azabache precioso.

Mi jefe llamo mi atención ara que le atendiera de inmediato, al irme acercando, desde sus espaldas, podía ver con mayor claridad que su sudadera no solo estaba húmeda por la lluvia, la chica estaba literalmente que chorreaba agua por todos lados pero parecía que ella no estaba ni enterada de eso o no le ponía la misma importancia que mi jefe que la miraba como con ganas de echarla a la calle.

      - Buenas tardes –la salude con mi típica sonrisa de vendedora pero ella parecía no oírme por lo que le toque el hombro para que se volteara – ¿buscas algo en partícula...


La chica que estaba frente a mi me miraba con una sonrisa de lado divertida como si nos hubiéramos visto ayer mismo mientras que mi cara estaba completamente petrificada, hasta mis neuronas quedaron en shock cuando la vi. No me era posible creerlo, no tenía sentido para nada. Las pecas en su diminuta nariz seguían moviéndose al son de sus gestos como siempre pero estaba un poco cambiada, ya no tenía su cara particularmente redondita y sonrosada ahora era más angulada como de modelo y sus mejillas carecían de color, sus ojos oscuros pasaron de divertidos a preocupados puesto a que no respondía y comenzó a chasquear sus dedos frente a mi cara para ver si despertaba.

De un momento a otro y sin pensármelo ni un segundo la agrace lo más fuerte que pude sintiendo su carne, su aroma, oyendo como por lo bajo y en un tono ahogado exigía que le devolviera el aire. De solo abrasarla me empape con el agua que escurría su ropa e hice que gotas más densas llegaran al suelo con mayor rapidez, le devolví su espacio personal tras asegurarme que mi mente chequeara que realmente ella estaba aquí en Florida. Nos vimos a los ojos un segundo y volvimos a abrasarnos pero esta vez con más amor como si se tratara de dos hermanas.

Fui a abrir la boca para llenarla de preguntas pero ella se me adelanto sabiendo exactamente lo que le iba a decir, como si no hubiera pasado ni un día desde que nos separamos.

Los años pasados. (REESCRIBIÉNDOSE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora