Capítulo siete

28 3 10
                                    

La puerta sigue sonando.

Toc toc toc.

-¡Corre! Limpia la sangre del suelo, yo me llevo el cuerpo a otra habitación- le ordeno

-¿Y si entran?

Toc toc toc.

-No pueden entrar sin una orden judicial.

Ella asiente

Toc toc toc.

Rápidamente cojo el cuerpo inerte del suelo y lo arrastro hasta mi habitación.

Caray, esta mujer no se privaba de comer dulces.

Cierro la puerta y voy hacia la entrada, donde Chelsie está hablando con alguien.

-¡Sé lo que habeis hecho! ¡Os he visto!

-¿De qué habla, señora?- interrumpo la conversación.

-¡De Marta! ¡La habeis matado!

-No sé que pelicula ha estado viendo, o que sustancias ha tomado... pero le aseguro que aquí nadie a matado a nadie. Ahora si me disculpa...

Intento cerrar la puerta pero ella pone el pie.

-¿Y qué es eso?- señala mis manos- ¡Es sangre de Marta! ¡La habeís matado!

Miro mis manos manchadas.

Mierda.

-No, no... se esquivoca. Es pintura. Estamos pintando mi habitación ¿No es así Chelsie?

Ella asiente

-¡Os vi por la mirilla! ¡Vi cómo arrastrabais su cuerpo envuelto en una sábana por el pasillo!

-Y si supuestamente iba tapado por una sábaba, ¿cómo sabe que era esa tal Marta?

-¡Sé lo que vi! ¡Voy a contarselo todo a la policía!

-Si nos disculpa, tenemos cosas que hacer...- digo cerrándole la puerta

Ella pone cara de indignación y desprecio, pero finalmente vuelve a su casa.

-¡Nos ha visto! ¡Nos va a denunciar! ¡Va a llamar a la polícia! ¡Iremos a la cárcel!- exclama histérica dando vueltas por toda la habitación

-¡Cálmate! Nos puede escuchar

Ella se sienta frustrada en el sofá.

-¿Qué le diré a mi madre cuando sepa que su hija ha sido arrestada por asesinato?- murmura masajeandose las sienes

-No te dirá nada porque no se enterará. No te van a arrestar. No nos van a pillar.

Ella me mira totalmente seria

-Ya has oído a la vecina. Nos ha visto

-Su testimonio no tiene ningún valor. Si el cuerpo iba envuelto en una sábana, ¿cómo sabe que era Marta?

-No es tonta y los policías tampoco. Deberíamos deshacernos de ella.

-¿Estás loca? Ya habrá llamado a la policía. Si la matamos sospecharán más de nosotros.

Ella refunfuña.

Empieza a divagar y a murmurar cosas.

Teorías absurdas y sin sentido no dejan de salir de sus labios.

-Nos desharemos del cuerpo- sentencio

-¿Cómo?

-Podríamos llevarlo a casa de la vecina. Los policías pensarán que al denunciarnos estaba desviando la atención de ella.

-¿Y cómo entramos?

Miro el reloj colgado de la pared.

-Por la puerta. Prepárate, ella saldrá a trabajar dentro de una hora y media. Entonces entramos.

Ella asiente.

Se remanga la camisa y se dirige hacia el cuerpo, a limpiar el charco de sangre que se ha formado.

Y sin saber por qué, me siento orgulloso de ella.

RosasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora