La mirada azulada de Mello era vacía, distante, parecía haber sido cegado por la sed de venganza. Seguro que quiere vengarse de lo que cree que hice con Jack el día que se fue, el día que se quedará grabado en mi memoria hasta que me muera, el peor día de mi vida. Y seguramente este será el segundo, el chico al que añoré estaba delante de mí y no era un buen reencuentro, el resultado de esto va a ser una cosa que yo estuve evitando durante mi estancia en Wammy's House: que me violaran. Ha sido inútil, por lo que puedo ver ahora.
Estaba tirado en la cama, Mello estaba frente a mí mirándome distraído. Desconocía su distracción, y no estaba seguro de querer saberla. Deslizó su chaqueta negra hasta dejarla caer al suelo, quedando sólo con un chaleco negro de cuero y una cruz colgando de su cuello. Se acercó a mí hasta que se puso a cuatro patas sobre mi indefenso e inofensivo cuerpo. Sus brazos se apoyaron sobre la cama, atrapándome entre ellos. Mis manos y labios estaban temblando, no podía evitarlo, estaba muerto de miedo. Me atreví a moverme un sólo centímetro, y Mello me besó en la boca de una forma bruta. Intenté alejarle con mis propias manos, pero no encontré la fuerza necesaria para hacerlo. Algo en mí le estaba dejando a Mello seguir con ello, algo dentro de mí quería dejarle entrar. Mi cuerpo respondía a sus caricias sin que mi mente pudiera hacer nada.
Lo que me extrañaba era que, si quería hacer algo, ¿a qué estaba esperando? Me tenía expuesto a él, no podía moverme porque mi cuerpo no responde, puede hacer lo que quiera conmigo. Estuve esperando a que se moviera, pero no lo hizo. Una parte de mí reaccionó y le empujé, pero no conseguí nada. Mello ya debía de tener casi veinte años, era mucho más fuerte que yo tanto en masa corporal como en experiencia de dar puñetazos. No puedo hacer nada, esta vez sí que no tengo más remedio. Volvió a besar mis labios, tuve que corresponder, no tenía opción. Pensará que estoy tramando algo porque me agarró de los hombros y me presionó aún más contra la cama. Me estaba haciendo daño, ¿voy a dejarle continuar? ¿En serio?
Sus uñas se aferraron a mi camiseta blanca, tiró y la hizo trizas. Las dejó caer al suelo y clavó sus manos en mi piel. Gemí de dolor, estaba empezando a hacerme daño, en serio. Me sonrojé, sentí mis mejillas arder, cerré los ojos mientras mi cabeza se dejaba caer sobre la colcha. No podía más, no podía dejar de pensar en qué debería hacer. Quiero decir, tenía a un loco vestido de negro delante, mejor dicho: encima, y le estaba dejando que me tocara de esta forma. Yo no lo veo normal. Sus labios se apartaron de los míos, una parte de mí quería más, otra parte de mí quería detenerle. Mi mente estaba completamente en blanco, no podía pensar, no debía pensarlo por mucho tiempo o no podré moverme por una semana.
Una de sus manos apenas rozó mi pecho y yo ya me encontraba suspirando como reacción. Pude percibir su sonrisa y su mirada pícara en mi cara. Me atreví a entreabrir los ojos, pero no a mirarle a los ojos. Acarició mi mejilla suavemente con su otra mano, yo suspiré de nuevo.
-¿Qué vas a hacer? -preguntó.
-No pienso ver nada, tampoco me pienso mover... -dije-. Haz lo que quieras...
Su mano seguía sobre mi mejilla, la aparté de un manotazo y me atreví a mirarle con la cara más roja que la sangre. Mi voz era débil y temblorosa, me era difícil hacerle frente y decirle que no estaba de acuerdo con lo que quería hacer. Pero cuando por fin le miré, su mirada me hizo olvidarme de lo que quería hacer. Sus ojos azules me atraían y, sin darme cuenta, me dejé caer de nuevo. Oí una pequeña risa por su parte y sus labios empezaron a dejar besos y marcas en mi cuello. Lo mordió con fuerza, como si quisiera sacar algo, mientras yo gemía sin evitarlo. Noté a mi amiguito endurecerse, menos mal que no se ha dejado caer sobre mí, las consecuencias serían más que desastrosas. Siguió lamiendo y dejando chupetones en mi cuello y mi omóplato, mis manos se aferraron a su espalda y agarré fuertemente su camisa a la vez que seguía gimiendo.
-Aaaahh... Mello... -no podía evitarlo, quería dejarle hacerlo.
No había vuelta atrás.
Sus besos bajaron hasta mi pecho, donde se detuvo y mordió y pellizcó mis pezones. Volví a gemir, lo cierto es que estaba disfrutando bastante. No quería que parara, no quería dejar que se detuviera, la parte de mí que quería que siguiera estaba empezando a tomar el control de mi cuerpo. Lo deseaba, lo tenía, lo amaba. No había nada que me impidiera disfrutar del momento. Pues aprovecharé la oportunidad. Si después de esto no vuelvo a verle, no permitiré que me deje con las ganas.
La juguetona lengua de Mello descendió hasta mi abdomen, lo besó mientras se aferraba a mis caderas y tiraba mis pantalones hacia abajo. Volví a gemir mientras empezaba a masturbarme. Su mano la movió de arriba a abajo mientras la otra daba suaves caricias en mi pecho y mi rostro. Siguió besando mi abdomen hasta que me aferré a sus cabellos rubios y jadeaba más excitado todavía.
Le quité el chaleco y tiré de la cruz que colgaba de su cuello, bajó mi ropa interior y la punta de su lengua se pasó por mi miembro. Otro gemido salió de mi boca sin quererlo. Paró un momento para dejar que me relajara un poco y una de mis manos agarraron sus pantalones negros y se los quité en un segundo. Volvió a besar mis labios sin dejar de masajear mi miembro. Ahogué un gemido aún besándonos y empecé a masturbarle yo a él. Se separó de mí y le oí gemir. Sonreí, sonó muy bien. Mi miembro acabó en su boca pocos segundos después y volví a agarrar sus cabellos dorados mientras seguía gimiendo.
-Aaahh... M-Mihael... No te detengas... por favor...
Y eso hizo, siguió chupando mi miembro hasta que noté una sensación estresante, algo que quería salir de mí y no podía detenerla. Otra vez. Una de mis manos se hundió en la cama. Mello dejó mi miembro, pero no paró de excitarme. Metió el primer dedo en mi entrada y grité. Lo estuvo moviendo hasta que me acostumbré, y entonces metió el segundo. Hizo lo mismo que antes y cuando metió el tercero, grité tan fuerte que me olvidé de que Jack, Lester y los demás podían estar escuchando.
Su miembro se colocó en mi entrada y empezó a penetrarme mientras me cubría el pecho con la sábana. No dejé de gemir y suspirar en ningún momento, tenía el corazón en la garganta. Iba a gritar muy fuerte en algún momento, estaba a punto de correrme. Cerré los ojos al sentir mi cara pintándose todavía más de rojo. Las embestidas de Mello empezaron suaves y lentas, pero a medida que yo gemía y gritaba cada diez segundos cada vez más fuerte empezó a ser un poco más brusco.
-Mihael...
-Di mi nombre... Nate...
-¡M-Mihael!
-Eso es...
Me corrí, provocando un desastre en las sábanas. Él, sin embargo, no paró y siguió penetrándome hasta que se corrió dentro de mí pocos minutos después de que volviera a gritar de placer. Se dejó caer a mi lado y me dejó un tierno beso en los labios.
-Te he echado de menos -dije a punto de quedarme dormido.
-Yo también, Nate. Nunca te olvidé.
Cerré mis ojos y dejé que me consumiera el sueño.
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Negro & Blanco [Death Note (MelloxNear) Yaoi]
FanfictionNear, el primer sucesor de L. Albino de siete años. Británico. Su verdadero nombre es Nate River. Mello, el segundo sucesor de L. Rubio de ocho años. Esloveno. Su verdadero nombre es Mihael Keehl. Ambos, siento tan distintos, hay un sentimiento mutu...