Negro & Blanco [Death Note (MelloxNear) Yaoi]

II. Mihael: el choco-adicto

Después de aquel día Mello ya no me golpeaba tan a menudo, como una vez cada dos semanas. Había algo raro en él.

Cada vez que alzaba el puño para hacerme daño, se detenía por unos segundos y después me soltaba para después irse, seguido de Matt.

Jet y yo tuvimos la oportunidad de hacernos más amigos gracias a la "rareza" de Mello. Nos dejaba en paz, aunque juraría que Mello a veces nos miraba de forma asesina.

Había pasado dos años, y L ya estaba pensando en quién elegir como sucesor. Sinceramente, a mí no me interesa serlo, y estoy en el primer lugar. Mello me dio una paliza cuando se enteró, típico de él.

Ya estaba más que acostumbrado. Ahora tengo nueve años, ha pasado mucho tiempo. Soy libre de las cadenas que me ataban a el dolor por parte del Willy Wonka rubio.

[...]

Me encontraba en mi cuarto, montando un puzzle por enésima. Jet estaba a mi lado, intentando resolver algunas ecuaciones que tenía de deberes.

Cogí la última pieza, la que completaba el puzzle. La iba a poner en su sitio, pero antes de que pudiera sentí un empuje.

Jet me había tumbado y estaba detrás de mí, conmigo dándole la espalda. ¿Qué le pasa? Él nunca había hecho algo así.

-¡Guau! Jet, ¿qué haces?

-Me ignoras todo el tiempo, te hablo y no me respondes. Sé que te concentras en el puzzle, pero hazme caso. Por favor.

-Jet, no estás atado a mí. Puedes hacer lo que quieras, no tienes que estar siempre conmigo. Si es por mi seguridad, sé defenderme sólo, gracias.

-Sé que Mello ya no te asusta - me dio la vuelta-, pero quiero estar contigo. Eres mi único amigo.

-Pues haz nuevos. Mira, hay una niña que se llama Linda. Os llevaréis bien.

-No me ignores así, Near -me miró con cara de niño pequeño-. Y sé quién es Linda, no soy tonto. Además, no quiero estar con nadie más que con mi mejor amigo.

-Por Dios, ni que fuéramos Mello y Matt, que se pasan el día juntos. Yo al menos no te trato como Willy Wonka trata a su "amigo".

-Lo sé. Me voy, es tarde, pronto será la hora de cenar.

-¿Qué hora es?

-Las siete -dijo mirando su reloj.

-Bueno, te veo en el comedor.

-Hasta luego.

Se fue y cerró la puerta detrás de él. Yo simplemente volví a coger la pieza final de puzzle y la puse en su lugar. Sonreí satisfecho y guardé lo puse debajo de mi cama.

Me levanté y de mi armario saqué unas cajas llenas de dados que tenía, todos de seis caras. Sonreí y, con cuidado, las dejé en el suelo.Abrí una de ellas y empecé a construir una torre con ellos.

Los cogía uno a uno y los iba colocando con cuidado y delicadeza, sin forzar y con el cuidado de no hacer caer ninguno.

Lo pareciera o no, me entretenía. Me ayudaba a pasar el rato y a olvidar todo lo que sucedía en el orfanato.

No me llevó ni media hora dejar vacía una caja. Cerré la que ya no me servía y abrí otra.

[30 minutos después...]

Excelente trabajo. Otra vez lo había conseguido. Esta construcción es definitivamente la mejor que he hecho en mi vida.

Me levanté y decidí ir al comedor. Salí de mi dormitorio y cerré la puerta sin hacer ruido.