Philippe miró con incredulidad al trío. Su boca estaba abierta de par en par y sus ojos se movían por los rostros de Chantal, Timothee y Kira intentado digerir la información, pero el problema no eran los últimos dos quienes parecían emocionados ante la selección dada por el poder de las almas.
No era para menos, para cualquier rastreador con mínimos conocimientos sobre la academia era un honor tener de mentor al estudiante del año y, tanto Philippe como los difuntos Vincent y Cloe eran el escuadrón más talentoso. Cada generación de estudiantes están marcados bajo este estándar que no necesariamente obedece a patrones de mejores notas, si no a su capacidad de rastreo, su capacidad de combate y su influencia dentro del mundo de los rastreadores para crear nexos entre pueblos, comunidades y por supuesto, dentro del senado. Los rastreadores de almas de mayor valía pueden optar al cargo de senador a futuro y aunque no todos tienen el mismo interés, por lo general trabajan para el Senado. Sin embargo, no es un secreto dentro de la mancomunidad que el equipo Royama como se le conocía al trío compuesto por Vincent, Cloe y Philippe no trabajaban para el senado, si no para la rastreadora de ocho destellos, Margoth Levallois. Eduard había decidido de forma voluntaria romper con sus compañeros y adherirse de forma poco usual al equipo liderado por Bioky Royama antes del suceso de los cristales.
Tanto Timothee como Kira recordaban a la perfección que Philippe fue el seleccionado del año para abrir las puertas de El Nido, pero Chantal parecía conmocionada y no era por el ritual, que de hecho la había dejado jadeando y un tanto pálida. Sus manos tiritaban sujetas a la mano de Philippe. Era algo más y algo a lo que sus compañeros no estaban al tanto de saber.
El mentor arrancó su mano de las de sus tres aprendices y se giró a mirar a Mathilde.
– Necesito que me expliques esto, Mathilde. Yo no puedo estar con esta mujer. No puedo estar encadenado de por vida a ella.
Philippe apretaba su mandíbula y quitaba unos mechones de cabello que caían por su rostro y le impedían ver con claridad.
Mathilde serena se acercó a su estudiante y lo miró de arriba a abajo.
– Te desconozco, Philippe. Y no esperaba esta reacción de ti.
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Rastreadores de Almas y el Faro de Oriente
FantasíaEn el vibrante continente de Khelia, las almas de sus habitantes están entrelazadas en un intrincado tapiz espiritual. Ahora, en la "Era de la Nueva Garza", la trama del destino se entreteje con fuerzas que desafían la comprensión. Chantal Breton...