Capítulo 3 Miedo miedito

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David tiene 10 pelotas y le regalo 7 a su hermano. ¿Cuántas le quedaron a David?

Operación:

10-7=3

R: 3

—Hola, Chi —saluda mi mami al entrar—. Espero que estés estudiando.

—Sí, mami —Le digo volteándome hacia la puerta donde esta ella.

—Chi, quiero presentarte a tu nuevo profesor —abre la puerta para que pueda verlo.

Es un hombre bien feo, puedo notar como mi cabello se pone verde.

—A-a la-la ni-niña le-le cam-cambio el-el ca-cabello... -espantado dice el profesor—... tie-tiene co-cola de-de mo-mono.

—No se preocupe, es normal en ella —le explica mi madre.

Corrección: casi, todo es normal en mí.

—¿El será mi profesor? —le pregunto con una mueca de desagrado.

—Y de tu hermano también —completa—, últimamente está muy distraído —Ah, así que, es por su culpa—. Está jugando mucho y se atrasa, le he pedido que lo ayude en sus estudios para ponerlo al corriente; y si va a ayudar a tu hermano que te ayude también a ti.

—No lo necesito... —comienzo a decir pero el profesor me interrumpe.

—Todo niño de tu edad necesita ayuda.

—Pero yo soy niña...

—Estaba hablando en general.

—Haz caso a todo lo que te diga el profesor —me pide mi madre—. Ella es diferente a Gohan, le fascina estudiar.

—Mi personaje de la ciencia favorito es Einstein —digo con orgullo.

El no habla solo me mira.

—Niña, si quieres entrar a un buen colegio más vale que hagas todo lo que te diga —me dice con su voz fuerte y grave—. Además te haré un examen minucioso para ver qué nivel tienes.

¿Y este que se cree? Mi mami se va, dejándonos solos a mí y al profesor. ¿Por qué? Deja un examen en la mesa y dice:

—Contéstalo —sale de la habitación.

De seguro fue a enfadar a mi hermano.

Contesto el examen que está súper fácil. En cuanto termino, el profesor llega, se lleva el examen y me deja los ejercicios del día. Parece que tiene problemas con mi hermano.

Unos quejidos. Unos golpes. Unas carcajadas.

—¡Ya fue suficiente largo de aquí! —mi mami.

—¡Haaa! —gritos por parte del maestro.

Puedo ver por la ventana al maestro.

—¡Ya veo! -Grita—. ¡El papa no tiene la culpa! ¿De qué me perdí?—. ¡Usted es la culpable!

—¡Hay como se atreve! —ahora mi mami lo está correteando—. ¡No puede ser!

Qué bonito es ver a la gente mala sufrir.

...

Las carcajadas de mi abuelito suenan desde la cocina, de seguro mi mami ya le contó el incidente con el profe... Ah... esa energía... es un ki maligno...

¡Freezer!

Suelto el lápiz y de inmediato me levanto, salgo por la ventana y veo a mi hermano que se viste muy apurado con una ropa extraña que nunca antes le había visto.

Chi, la saiyajin. Cell y los androidesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora